Adiós al Vampiro
05 de noviembre de 2020
Hay libros que sobreviven a sus propios autores. Tal es el caso de El vampiro de la colonia Roma, de Luis Zapata. El éxito temprano de la novela –fue el segundo libro publicado por Zapata- de alguna manera comprometió su obra posterior. Una evidente injusticia, pues su calidad nunca fue en demérito de la novela que lo lanzó a la fama.
La fascinación que provocó –y aún provoca el Vampiro– está absolutamente justificada. No sólo por su calidad, sino por el contexto que acompañó a su publicación. El movimiento de liberación gay se encontraba en ebullición en México y el mundo hacia 1979, cuando se celebró la publicación. Organizaciones como el Frente de Liberación Homosexual de México o el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, llevaban un largo recorrido hecho en materia de activismo.
En materia literaria, la crónica de José Joaquín Blanco, “Ojos que da pánico soñar”, publicada en el suplemento cultural Sábado, puso sobre la mesa la cuestión gay sin eufemismos o condenas, como se había hecho hasta entonces. En efecto, desde el siglo XIX, la homosexualidad había sido retratada en diversas crónicas o novelas con un dejo de santurronería que, cuando no la condenaba abiertamente, hacía mofa de ella.
El Vampiro de la colonia Roma cambió eso por completo. Adonis García, el protagonista, hizo del cachondeo y el relajo toda una nueva identidad. Así, Zapata alejó el pesado velo de la culpa y la persecución, por uno más ligero y dado a las chanzas.
El éxito de El Vampiro fue instantáneo. Al primer mes de su publicación vendió cerca de 25 mil ejemplares; aunque no estuvo exento de polémica, naturalmente. Algunas tiendas departamentales se negaron a vender la novela, mientras que otros sugirieron exhibir el libro con una bolsa negra encima. La escritura misma de Zapata causó revuelo; su editor, al leerla, le sugirió cambiarla –El Vampiro está escrita como si fuera una larga transcripción de una entrevista grabada-, pero el autor no cedió.
La figura de Zapata
Luis Zapata fue un escritor constante, con proyecto. Sus obras quedan aquí como testimonio de su valía e importancia. Más allá de El Vampiro hay una rica secuencia de grandes obras: De pétalos perennes, En jirones o La hermana secreta de Angélica María. De Zapata podría decirse que era tan bueno, que aún ahora tiene mucho por ofrecer. Casi como una buena promesa. +