
Isabel Allende regresa con Emilia del Valle, una heroína que busca su destino entre el amor y la guerra

Hay novelas que parecen escritas no con tinta, sino con fuego y Mi nombre es Emilia del Valle, la nueva obra de Isabel Allende, es una de ellas. La autora chilena, una de las voces más leídas, traducidas y reconocidas de la literatura contemporánea, vuelve al universo que la hizo inolvidable para millones de lectores en todo el mundo: la saga Del Valle.
En esta historia épica, seguimos los pasos de Emilia, una joven nacida del escándalo y la rebeldía en el San Francisco de 1866. Hija de una monja irlandesa y un aristócrata chileno ausente, Emilia crece entre libros, carencias y afectos inesperados. Su educación sentimental ocurre en una escuela modesta dirigida por su padrastro, Francisco Claro, un hombre mestizo que le enseña que la dignidad también se escribe con mayúscula. Pero Emilia no está hecha para la obediencia ni para los moldes. Es audaz, brillante, y sueña con contar historias. Bajo un seudónimo masculino logra convertirse en columnista del Daily Examiner y, con apenas veintitrés años, parte como corresponsal de guerra a cubrir el conflicto civil que desangra a Chile.
Entre pólvora, heridas abiertas y trincheras, Emilia no solo narra una guerra: la vive. Se enamora, sufre, se transforma. Su voz periodística se vuelve carne en medio del horror, y sus preguntas sobre el país y la familia se mezclan con una búsqueda más íntima: quién es ella realmente, qué desea, dónde está su lugar en el mundo. En ese viaje también se enfrenta a su propio linaje y al padre que nunca la reconoció. Pero no todo es dolor: hay también bosques, volcanes, refugios. Y una promesa de redención.
Allende vuelve a sus mejores armas: la fusión entre la historia y lo íntimo, la mirada compasiva hacia las mujeres valientes y una prosa que sabe conmover sin sentimentalismos. Emilia del Valle se inscribe de lleno en la genealogía de personajes inolvidables como Clara, Eliza o Aurora, pero con una voz propia, decidida, ferozmente contemporánea. Es una protagonista que nace de los márgenes y se abre paso hasta el centro, reclamando su espacio en la historia y en la memoria.
Mi nombre es Emilia del Valle no solo conecta con la tradición literaria que Allende ha ido trazando desde La casa de los espíritus, Hija de la fortuna y Retrato en sepia, sino que también reaviva preguntas urgentes sobre la identidad, el exilio, la herencia y la posibilidad de empezar de nuevo. Es una novela que dialoga con el pasado para entender el presente y encontrar sentido incluso en la pérdida.
Quienes crecimos con sus libros sabemos que no hay mejor compañía que una historia suya. Y esta nueva novela promete quedarse en nosotros mucho después de la última página.

© Lori Barra