Entre brujas
29 de octubre de 2021
Todos hemos escuchado de la llorona, esa mujer que va por los ríos buscando a sus hijos, o al menos así me la contaron. Tenía ocho años y mi papá nos llevaba a la biblioteca del Foro Cultural en la Magdalena Contreras, curiosamente el río pasa por ahí, hace años que no la visitó, pero era de mis lugares favoritos cuando niña. Jamás la escuche gritar: “Ay, mis hijos”. Nunca vi un mujer con vestido blanco, rasgado y flotando, jamás. Pero es una leyenda muy conocida y con distintas versiones como suele ocurrir con las historias que se cuentan de generación en generación y eso también es parte de la tradición.
Aquí va una versión que alguna vez me contaron mis tíos:
Hace muchos años había una mujer que vivía enamorada de su esposo, tenían dos hijos pequeños. Un día el hombre se fue, dejando sola y con el corazón roto a la mujer. Ella, en un momento de desesperación, tristeza, cegada por el odio, llevó a sus hijos al río y los ahogo, dejando que la corriente se llevara sus cuerpos…
Al darse cuenta de lo que había pasado, la culpa la consumió por dentro y se quitó la vida. Ahora es un alma en pena, que deambula por los ríos buscando a sus hijos: “Ay, mis hijos…”.
Es por eso que las madres cuidan a sus hijos pequeños, porque puede llegar la llorona y llevárselos, pesando que encontró a sus amados hijos.
Se dice que si la escuchas muy cerca, no tienes que preocuparte porque está lejos, pero ten cuidado si la escuchas lejos porque puede estar detrás de ti.
Mi papá, me platicó de la historia de una bruja, les cuento lo que recuerdo:
Hace unos años, vivía una mujer con su marido. Se dice que era bruja porque le gustaba sembrar alimentos, plantas y tenía muchos animales, su casa estaba cerca del río y había muchos sapos, grandes y con verrugas, los árboles con largas ramas llenas de hojas que colgaban casi tocando el agua, un aspecto pantanoso.
El señor todas las tardes al llegar del trabajo, fumaba un poco, encendía la lumbre y se disponía a cenar con su mujer, quien muy atenta le ofrecía té caliente y una deliciosa cena. Al finalizar, él caía rendido. Solo podía dormir y al despertar a la mañana siguiente no recordaba nada. Un viejo amigo le contó los rumores del lugar, se decía que cuando el dormía su mujer salía de casa y tenía rituales de bruja. El hombre negó el rumor y hasta se burló del amigo, pero este insistió y le preguntó sobre su rutina al llegar a casa, después de escuchar con atención, le sugirió no beber ni comer alimentos, que ese día fingiera comer y beber y se fuera a dormir con la serenidad que lo hacía todos los días. Y así fue.
Al llegar a casa, no bebió ni comió, solo tiró la comida y el té al río. Fingió cansancio y se dispuso a fingir dormir, después de unos minutos la mujer entró a la habitación, se quitó la ropa, el cabello, y al quitarse los zapatos el hombre sintió un escalofrío que recorrió su espalda porque también se quitó los pies dejando ver un par de garras negras, la mujer también se quitó los ojos y los guardo en un cofre junto a sus joyas y se dispuso a salir. El hombre aterrorizado por lo que acababa de presenciar, apenas si pudo levantarse de la cama, se acercó al cofre donde la mujer había guardado sus ojos y los vio como si fueran un par de aretes. Se acercó al cabello para cerciorarse que fuera de ella, y por último con mucho terror tomó los pies, puso todo en un costal y lo enterró.
Se dice que la bruja aún vaga por la zona buscando su cabello, sus ojos y pies…
De pequeña me daban escalofríos y muchísimo miedo, ahora no tanto, pero tampoco quisiera encontrarlas en mi camino. Ustedes, ¿qué leyenda conocen? O bien, ¿qué versión? +