Un vengador ancestral

Un vengador ancestral

9 de diciembre 2022

Por Hilario Peña

El Séfer Ietzirá es un grimorio cabalístico que data de la época medieval y que contiene, entre otras cosas, la receta para hornear un gólem. Se creía que un gólem era un ser fabricado a partir de barro y que al judío que lo creaba lo protegía de las injusticias de las que podía ser víctima. Esta es la anécdota histórica a la que recurre Liliana Blum a la hora de tejer El extraño caso de Lenny Goleman (Planeta Joven, 2022), la novela con la que entra con pie firme a los terrenos de la literatura fantástica y juvenil.

Liliana pertenece a ese selecto grupo de autores que no solo son leídos por sus colegas o por aspirantes a escritores. Tiene todo tipo de lectores fieles que acuden a ella, libro tras libro, porque saben que la duranguense no teme abordar temas perturbadores, escabrosos, fuertes e incómodos. Novelas como Pandora (Tusquets, 2015), El monstruo pentápodo (Tusquets, 2017), Cara de liebre (Seix Barral, 2020), y de libros de cuentos como Todas hemos perdido algo (Tusquets, 2020) y Tristeza de los cítricos (Páginas de Espuma, 2019) son nuevos clásicos de literatura mexicana contemporánea.

El extraño caso de Lenny Goleman arranca con una de las escenas más desgarradoras que se han escrito sobre el tema del bullying. En este prólogo atestiguamos el suicidio de Daniel, un adolescente que no encuentra otra salida para sus problemas. Así de crónico es el tormento que tiene que sufrir día a día en su escuela, de mano de sus compañeros abusivos. Es una escena que produce rabia, impotencia y lágrimas. Una escena que golpea el pecho como un autobús.

La mejor amiga de Daniel, Alina, no la está pasando mucho mejor que él. Hija de padres divorciados que toman turnos para ignorarla, queda devastada luego de enterarse de la muerte de Daniel. Se siente más sola que nunca en una edad que de por sí es difícil. No entiende por qué todo mundo está tan campante mientras otros compañeros suyos, como Pandora, sigue sufriendo burlas e insultos de parte de los mismos bravucones que provocaron la muerte de Daniel.

La novela se transforma en un relato de venganza sobrenatural cuando Bube, la abuelita judía de Alina, le informa que conoce la receta para hornear un golem. Juntas esculpen a Lenny, bautizado así en el honor al tonto bonachón Lenni Small de la novela de John Steinbeck De ratones y hombres.

Un mal día las lágrimas y la sangre de Alina dan vida a Lenny, casi por accidente. El golem poco a poco se transforma en un ser bastante parecido a un humano. Tanto que pasa desapercibido en la calle, cuando acompaña a Alina. La obedece en todo. Su primera misión es meter en cintura a unos niños crueles que martirizan a un pobre perrito en el parque. La adolescente dirigirá a su nuevo amigo para que cobre las cuentas pendientes de aquellos que han lastimado a sus amigos.

Mientras más se humaniza Lenny, el lector más simpatiza con él, lo cual es una prueba del músculo literario de su narradora. Personajes del universo literario de Blum reaparecen en este relato, como Pandora y la maestra Irlanda, pero no solo los personajes regresan, sino también sus temas. A las pocas páginas resulta obvio que la maldad de los adolescentes durante el recreo escolar es la misma que la ejercida por adultos al mando de regímenes totalitarios. Incluso hay anécdotas de la Segunda Guerra Mundial relatadas por Bube a su nieta.

No es necesario leer los otros libros de Liliana para entender éste, sin embargo sus fans agradecerán los huevos de pascua que irán encontrando a lo largo de la novela.

El extraño caso de Lenny Goleman es un libro triste y crudo, pero con esa cualidad que se echa de menos últimamente: tiene algo que decir. Eso sí, los lectores que prefieren historias superficiales y sin emociones harían bien en mantenerse alejados de la literatura de Blum.