Select Page

Lo más importante es la ficción. Una entrevista a Joël Dicker

Lo más importante es la ficción. Una entrevista a Joël Dicker

Joël Dicker es uno de los escritores suizos más relevantes de la actualidad, reconocido por su estilo narrativo envolvente, los giros inesperados en la trama y sus personajes bien desarrollados. Sin duda, tiene un don muy especial: el de saber contar historias. En esta ocasión, Joël nos platicó acerca de su obra más reciente, Un animal salvaje. Esta novela revela los motivos ocultos que hacen tambalear la aparente vida perfecta de Sophie Braun, incluyendo su matrimonio y su integridad, que se ven amenazados después del atraco a una joyería. Descubre qué hay detrás de esta fascinante historia, que nos mantuvo al borde del sillón de principio a fin.

Joël, es un placer verte. Me alegra platicar contigo; eso significa un nuevo libro y otras aventuras, lo cual siempre resulta emocionante. Por cada libro publicado has ganado más y más lectores. Cuéntanos, ¿eso ha cambiado algo de ti o de tu proceso creativo? La última vez nos dijiste que no, que seguías tus propios instintos.

¿Sabes?, me di cuenta de que cada vez tengo más libertad para escribir lo que quiero. Cada libro que sale es diferente y me gusta comprobar que no hay un tipo de libro mejor que otro. Se trata de ser auténtico y seguir contando historias sin preocuparme por lo que la gente quiere o espera. Si eres auténtico, te seguirán y eso es un regalo. Estoy muy conmovido por esto: me da mucha libertad. No importa si es un thriller o una historia de crimen, sino de disfrutar al escribirla. ¿Y qué es disfrutar? Realmente no se puede decir que sólo un sentimiento. Puede depender de que una trama te haga sentir bien, triste o explorar otra emoción. Me gusta porque ofrece una gran variedad de posibilidades.

En esta novela, creo que volvemos un poco al primer Joël que conocimos. Está más cerca de La verdad sobre el caso Harry Quebert, aunque hay elementos diferentes. Nos encanta la parte de las finanzas; está bien encontrar algunas características que ya nos han gustado anteriormente.

¡Sí, sí, sí! Entiendo lo que quieres decir. Resulta curioso porque cuando concluyo las historias, nunca sé si son buenas o no, si a la gente le van a gustar. Cuando terminé Un animal salvaje y se fue a la imprenta, pensé “bueno, creo que es un buen libro, aunque una historia lenta”. Luego los lectores me dijeron “¡Dios mío, leí esta historia en un día! Estaba completamente inmerso”. No hay reglas fijas, ¿sabes? Siempre existen diferencias entre lo que sientes como autor y lo que el público experimenta. Al final no puedes controlar nada. Te queda la sensación de que la historia les pertenece a los lectores, no a ti como autor.

En tus libros, disfruto que podemos confiar en ti: no importa el camino que vayas a tomar, sabemos que vas a llevarnos a alguna parte. Puedes jugar a lo que quieras con nosotros.

Lo que dices significa mucho para mí. La confianza me parece esencial. La gente está muy ocupada y representa un gran honor que se tomen el tiempo de leer mi libro y que lo elijan por encima de otros. Cuando deciden invertir en este libro, están haciendo un compromiso y quiero honrar este compromiso. Esto me motiva para hacer un trabajo aún mejor, esforzarme en cada libro y tratar de superarme. Lo bueno no es suficiente cuando trabajo, tiene que ser más; se los debo a mis lectores.

Eso es increíble y realmente se nota. Eres un buen arquitecto. Mencioné que volvemos a lo clásico porque en esta novela hablas de celos y envidia. Siempre parece que esos motivos crean un monstruo…

Es cierto. Creo que generan monstruos en los personajes, en la historia y también un poco en los lectores y en mí mismo, ya que soy el primer lector de mi obra. Éstos son sentimientos que todos podemos experimentar, nos hacen humanos, aunque a veces nos avergonzamos de ellos. Pero, ¿por qué deberíamos sentirnos avergonzados? Es muy humano tener celos o envidia. Todo se trata de cómo puedo utilizar esa emoción para mejorar como persona, ¿sabes? Cómo puedo hacer que no me consuma, sino que me ayude. Tal vez encuentre la fuerza para ser feliz a partir de las personas de las que estoy celoso. O tal vez estas personas que envidio me aporten la energía para superar algún desafío en mi vida. La pregunta siempre es ¿qué hacemos con estos sentimientos? Deberíamos hacer algo positivo al respecto.

Claro. Siempre leemos tus libros como una advertencia. Como dijiste, todos tenemos esos sentimientos. Podríamos ser nosotros.

También hay que recordar que la historia ocurre en Ginebra y tal vez los lectores nunca hayan estado allí, pero los sentimientos no tienen que ver con esta ciudad: puede pasar en cualquier lugar del mundo. En cualquier país o ciudad, sentiremos lo mismo.

Sí. Siempre nos muestras lo que hay “detrás de cámaras”. Por ejemplo, el matrimonio Braun: parecen la pareja perfecta, pero en realidad siempre se mienten el uno al otro. El matrimonio Liégean también está viviendo al límite. Así que sólo se necesita un quinto personaje para incendiar todo. Finalmente llega ese personaje y los momentos críticos resaltan la delgada línea que separa la vida pública de la privada. Háblanos un poco de eso, por favor.

Es muy cierto lo que dices, sobre todo lo de las apariencias. No sólo consiste en lo que vemos de las personas, sino también en lo que queremos ver. Hay una imagen que buscamos proyectar, mediante la cual tratamos de hacer creer a los demás que somos perfectos y que nos va bien, que somos exitosos… La apariencia que construimos en Instagram, Facebook y las redes sociales para que la gente piense “oh, esta persona debe tener una vida increíble”. Casi nunca verificamos si es verdad. Por ejemplo, al principio del libro, Arpad y Sophie forman una pareja perfecta a los ojos de Karine y Greg. El libro no dice que lo fueran, sino que los otros lo creen así, es lo que desean. Eso dice más sobre Karine y Greg que sobre Arpad y Sophie.

Exacto. Todo depende de los lentes a través de los que están mirando. Desarrollaste Un animal salvaje en Ginebra, en donde vives, ¿podrías contarnos un poco cómo Ginebra aparece en tu libro? 

Me pareció bastante obvio hacer que la historia sucediera en Ginebra. Es la ciudad donde nací, crecí y aún vivo. Siempre quise hablar de ella, aunque me resultó difícil, porque se trata de la ciudad de mi realidad y lo que busco en una novela es escribir ficción. Así que la Ginebra de la historia es la que quiero construir desde cero. La casa que habitan no existe. El barrio donde se encuentra la casa no tiene realmente un bosque. Para mí era muy importante crear algo que no existía, pues se trataba de una clara separación entre la Ginebra de mi vida real y la Ginebra de mi mundo ficticio. No fue fácil, se me hace más sencillo crear Nueva York que mi ciudad natal.

Por eso parece que estás diseccionando la realidad. ¿Puedes contarnos un poco sobre la parte del robo? ¿Te divertiste pensando cómo se puede planear? ¿O cómo investigaste las posibilidades de un robo?

Fue divertido. De hecho, yo sería un pésimo ladrón. De niño, mis amigos a veces tomaban dulces en la tienda para comerlos sin pagar. Nunca pude hacerlo; estaba demasiado asustado de que me cacharan. El robo lo hice para experimentar cómo sería si fuera un ladrón y descubrí que sería malísimo. Prefiero estar seguro en mi escritorio. No profundicé mucho en el tema ni pregunté a la policía cómo siguen una investigación. Si lo consultara con ellos y me dijeran que no es posible por alguna razón, me molestaría. No quiero saber demasiado, eso podría afectar mi creatividad. En mi libro, necesito que los ladrones actúen de cierta manera para que funcione la trama. Para mí, lo más importante es la ficción. 

Entonces tomas un pequeño detalle de la realidad y lo tejes con tu imaginación.

Exacto. La diversión está en crear.

Quisiera preguntarte sobre Romain Gary y Philip Roth ¿siguen siendo tus escritores favoritos? 

Sí, todavía. Probablemente algún día cambie porque evolucionamos, leemos nuevos libros, tenemos diferentes cosas en mente. Hoy en día, siguen siendo autores muy importantes para mí por el impacto que tienen en mi vida. En la forma en que escribo y en lo que estoy haciendo.

¿Eres un lector empedernido, de esos que terminan un libro y empiezan otro, o de los que picotean por aquí y por allá?

Si es el libro de un amigo, lo leeré, por supuesto, hasta el final. Pero si es alguien que no conozco y no me gusta el libro, simplemente lo dejaré. Yo no debería decir eso.

No, pero lo puedes poner en manos de otro lector potencial.

Absolutamente. Se lo daré a alguien que no me caiga bien: “Oye, lee este libro, es excelente. ¡Te la pasarás bien!”.

Gracias, Joël. Ha sido un placer volver a verte. ¿Vendrás a México este año?

¡Muchas gracias! Me alegro de verte también. Aún no lo sé, espero que sí.+