Las 21 claves para la reprogramación
Sandrine Muller
VyR Editoras
INTRODUCCIÓN
Cómo una piedra curativa “enviada” por Jesús me mostró mi misión en la vida: experimentar y escribir las claves de la reprogramación.
Me llamo Sandrine Muller, soy chamana y sanadora, conocida en mis libros anteriores como “Sandrine Muller-Bohard”. Soy autora de tres libros y un oráculo. También soy youtuber en el ámbito del bienestar y la espiritualidad con el canal Sandrine Muller, que cuenta con más de 225 mil suscriptores, y el canal La dimensión interior.
Siempre me he comunicado con mis guías y ángeles de la guarda, canalizando los mensajes que necesito transmitir para ayudar a mis semejantes.
Mi empatía exacerbada por los demás, mi trabajo duro y mi hipersensibilidad me llevaron a sufrir dos burn-outs seguidos. Ya no tenía ganas de vivir en un mundo que me parecía demasiado duro, demasiado amenazante, en el que ya no encontraba mi lugar. Fue entonces cuando expresé sinceramente mi deseo de morir. Por aquel entonces, descansaba en mi querida Fréjus cuando recibí una llamada con los resultados de un análisis que me habían hecho. Eran malas noticias: se habían detectado lesiones y células anormales, lo que hacía sospechar de un cáncer, y me aconsejaron que concertara una cita con mi especialista lo antes posible.
Antes de regresar a París, sentí la necesidad de presentarme a solas ante la estatua de Jesús en la Basílica de San Rafael. Tengo que confesar que hace muy poco tiempo que conecté con Jesús. Este vínculo surgió como algo natural cuando tomé conciencia del significado de YO SOY y me quedé asombrada al darme cuenta de que siempre había tenido a Jesús dentro de mí. Una ola de amor incondicional brotó al instante, una conexión inmediata tan poderosa como un tsunami, liberándome de todas las barreras que yo había creado ante Él. Empecé a hablarle constantemente en mi cabeza, como si intentara recuperar todo el tiempo que había perdido.
En este majestuoso edificio, la estatua de Jesús es magnífica: está representado de cuerpo entero, de tamaño real, señalándose el corazón con la mano izquierda y bendiciendo con la derecha. La estatua es del color gris de la piedra, y el único color claramente visible es el rojo de su sagrado corazón, que emana magníficos rayos dorados.
Con mis ojos clavados en los ojos de Jesús, dije: “Sé que todo es justo y que todo está escrito. Creé esta enfermedad porque deseaba tanto morir que se me concedió mi deseo”. En ese momento, me di cuenta de que tenía que elegir entre irme (morir) o quedarme.
Al salir de la basílica, sentí la necesidad de meditar en una playa situada a 100 metros. Todavía estaba abrumada por este encuentro cara a cara con Jesús, y mientras le enviaba un pensamiento de gratitud, le pedí: “¡Por favor, dame un corazón!”. Me senté sobre las rocas para meditar y, delante de mí, entre mis pies, vi un guijarro. No era un guijarro cualquiera: era del color de la piedra gris, con forma de silueta humana. En el lugar del chakra del corazón había una piedra incrustada de color amarillo dorado que, a su vez, contenía una piedra roja. Jesús acababa de darme mi quinta piedra curativa, que era exactamente igual a su estatua ante la que había rezado. Esta piedra me recordó que la energía crística YO SOY está centrada en nuestro chakra del corazón.
De vuelta a París, en el coche de camino al especialista, pensé: “¿Me voy o me quedo?”. Una parte de mí quería morir y la otra se decía que no había recibido esta maravillosa piedra (“madre-observadora” en el lenguaje de los pájaros) por casualidad. Esta piedra era el símbolo de un nuevo nivel superior que me esperaba, con la misión de guiar a los que desearan contactar con la quinta dimensión, bajo la benévola guía de la energía YO SOY y de Jesús. Una vocecita en mi interior me habló: “¿Por qué quieres morir, Sandrine? ¿Es realmente, como afirmas, porque no soportas este mundo que es demasiado duro para ti? ¿O tu motivación es otra? Hazte esta pregunta con sinceridad: ¿tienes miedo de tu propia grandeza? ¿Podría ser tu deseo de morir una forma encubierta de rechazar tu misión en la vida? Ser guía espiritual es una responsabilidad: mucha gente escuchará tus consejos. Tú ya guías a mucha gente, y guiarás aún a más. ¿Es eso lo que temes? ¿O temes que te ataquen? Cuando muestras tu grandeza, te expones a las críticas de los demás, te expones a todo tipo de ataques malintencionados. ¿Tienes miedo de eso? ¿No sabes, gracias a la magia de esta piedra, que yo velaré por ti y te guiaré?”.
La imagen que envió a mi tercer ojo fue la teoría del gato de Schrödinger en física cuántica. En pocas palabras: hay un gato en una caja. ¿Está muerto? ¿Está vivo? En la física cuántica, ambas opciones son posibles, algo así como dos líneas temporales separadas. Solo cuando abres la caja queda una opción. Gracias a este código, comprendí que estaba entre dos líneas de tiempo, un poco como en el cruce de dos caminos donde se visualiza una Y, y que tenía que elegir una de dos direcciones: morir o quedarme. Me di cuenta de que los resultados que el especialista iba a comunicarme en unos minutos coincidirían con mi elección.
Así que decidí quedarme. Transmitir esta enfermedad requiere ser honesto con uno mismo, así que me comprometí a canalizar 21 protocolos de sanación, recogidos en un libro titulado Las 21 claves para la reprogramación, el mismo que tienes en tus manos. Para que la energía de los protocolos fuera perfecta, me comprometí a vivirlos sinceramente desde dentro aplicándomelos a mí misma.
Cumpliendo mis promesas, este libro te llevará paso a paso hacia tu pleno potencial, al tiempo que curará tus heridas con los 21 protocolos, y te guiará hacia tu soberanía, tu grandeza y tu misión del alma.
Lo que me dijo el especialista no me sorprendió: “Tienes células anormales y lesiones. Podría convertirse en cáncer en cualquier momento, pero por ahora tendremos que vigilarte regularmente”. El Universo es tan inteligente. Tengo una espada de Damocles pendiendo sobre mi cabeza: mientras me mantenga en mi misión del alma y trabaje en mí misma conectando con mi cuerpo, estoy a salvo. Si juro marcharme de nuevo, se me concederá mi deseo.
Yo, Sandrine Muller, afirmo aquí y ahora mi grandeza y mi misión en la vida: me comprometo a transmitirles todo lo que sé para que todos podamos cocrear el mundo del mañana: un mundo de amor y apoyo mutuo que heredaremos con orgullo a nuestros hijos.+