
“Pulsares del confinamiento”, un espacio para la poesía en +Cultura

10 de febrero de 2021
Ruth Vargas Leyva
El filósofo Yuval Noah Harari, cita que en el mundo hay acontecimientos que han determinado el curso de la historia de los seres humanos: las guerras, el hambre y las pestes. De estas últimas hay testimonio literario desde el “Poema de Atrahasis”, datado en tiempos del reino de Ammi-Saduqa (1646 a. C. -1626 a. C) en la Tebas de Sófocles, asolada por la pandemia; en la Historia de la Guerra del Peloponeso donde Tucídides narra los estragos de la enfermedad. La pandemia es el castigo a un crimen, una venganza o una maldad de los dioses.
El aislamiento y la auto reclusión nos llevan al laberinto psicológico, a la conciencia de la resistencia y los límites del cuerpo físico. La enfermedad se convierte en la transgresión del espacio corporal. Cada poro de la piel, cada respiración, es una puerta para ser violentada. Por ello recurrimos a la alquimia, a las rutinas cotidianas, a las distancias que parecen salvarnos del padecimiento, pero no de la soledad. En este contexto la poesía es un acto de resiliencia. Una posibilidad de reflexión y de alivio ante el encierro, ante las noticias y el dolor de la muerte. Una catarsis liberadora.
La poesía como reflexión no da respuestas, deja preguntas, nos lleva a regresar al texto y con frecuencia a nuestra conciencia; es el conocimiento del mundo, amplio o limitado, lo que nos permite acercarnos a sus símbolos. El lenguaje poético es siempre alusivo, con frecuencia hermético. Una vez comunicado, lo que importa es lo que reescribimos a partir del poema, el final que imaginamos, la obra abierta que concluimos.
Los temas se centran en el cuerpo, la relación entre el espacio interno y el espacio externo, así como en la pérdida. Poetas notables, con frecuencia con variados reconocimientos y con perfiles diferentes.
Coordinada por la poeta y ensayista Claudia Posadas, la sección “Púlsares del Confinamiento”, incluida en +Cultura, sitio web de la revista impresa de Librerías Gandhi, de México, ha presentado hasta ahora a ocho mujeres poetas de México, Chile, Perú, Uruguay y España, con poemas relacionados a la crisis sanitaria que estamos afrontando.
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(fragmento) “En el Cuenco de las manos”.
De su producción en tiempo de pandemia, Angelina Muñiz-Huberman, MéxicoEspaña, ha dicho que la poesía le da mayor libertad de asociarse con otras cosas, otras palabras, de transgredir. Los poemas que presenta tienen la característica de su atemporalidad, de su vigencia y sus símbolos, de los silencios en el texto:

(fragmento) “Los cuatro jinetes de la corona”.

(Fragmento) “Taquicardia”.

(fragmento) “Guerra”.
Activista social, congresista de su país, la poesía de Rocío Silva-Santiesteban, poeta peruana, está siempre comprometida. Cierta su afirmación de que “todo lo que esté vinculado con la construcción de la identidad del autor, deja huella en el texto”. La fuerza de su poesía queda explicita en los versos del poema escrito a la muerte de su gato:

(fragmento) “La muerte ha tocado la puerta de la casa
(In memoriam, Kero: 2005-2020)”.
La poesía no tiene por qué presentar asociaciones lógicas. No se trata de parecer original, sino de asumir riesgos. El poema de la uruguaya Silvia Goldman que recoge “Pulsares del Confinamiento”, no exige ser descifrado sino ser leído, hasta que las dimensiones del tiempo sean una sola y la tos sea una asociación simbólica:

Finalmente, la convocatoria de la poeta Claudia Posadas incorpora en “Pulsares del Confinamiento” a Goya Gutiérrez Lanero, España. Su poesía es intimista. El poema que presenta, si bien recrea el paisaje que ha florecido con la pandemia, da cuenta de la mirada de la poeta, de la celebración de que la vida está fuera en el aire y en los ánades, dotando de significado la existencia confinada:

(fragmento) “Hay un denso silencio prendido de una brisa suave”.