#JuevesDeListas Los cinco mejores finales de la literatura
8 de diciembre 2022
Ya llegó otra vez el jueves, nuestro día favorito de la semana para hacerte recomendaciones literarias que agrupamos en listas para satisfacer todo tipo de gustos e intereses y también, ¿por qué no? divertirnos un poco. Recuerda que, como siempre advertimos: no son todos los que están ni están todos los que son, pero en este #JuevesDeListas te traemos Los cinco mejores finales de la literatura… Y, ¡aguas con los spoilers! Discúlpanos, a veces son inevitables.
El infinito en un junco, de Irene Vallejo. En DeBolsillo
“Los libros nos han legado algunas ocurrencias de nuestros antepasados que no han envejecido del todo mal: la igualdad de los seres humanos, la posibilidad de elegir a nuestros dirigentes, la intuición de que tal vez los niños estén mejor en la escuela que trabajando, la voluntad de usar —y mermar— el erario público para cuidar a los enfermos, los ancianos y los débiles. Todos estos inventos fueron hallazgos de los antiguos, esos que llamamos clásicos, y llegaron hasta nosotros por un camino incierto. Sin los libros, las mejores cosas de nuestro mundo se habrían esfumado en el olvido”.
Pedro Páramo, de Juan Rulfo. En Editorial RM
“Se apoyó en los brazos de Damiana Cisneros e hizo intento de caminar. Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras”.
La campana de cristal, de Sylvia Plath. En Debolsillo
“Los ojos y las caras se volvieron hacia mí y, guiándome por ellos como siguiendo un hilo mágico, entré en la habitación”.
Balún Canán, de Rosario Castellanos. En Fondo de Cultura Económica
“Cuando llegué a la casa busqué un lápiz. Y con mi letra inhábil, torpe, fui escribiendo el nombre de Mario. Mario, en los ladrillos del jardín. Mario en las paredes del corredor, Mario en las páginas de mis cuadernos.
Porque Mario está lejos. Y yo quisiera pedirle perdón”.
La carretera, de Cormac McCarthy. En Literatura Random House
“Una vez hubo truchas en los arroyos de la montaña. Podías verlas en la corriente ambarina ahí donde los bordes blancos de sus aletas se agitaban suavemente en el agua. Olían a musgo en las manos. Se retorcían, bruñidas y musculosas. En sus lomos había dibujos vermiformes que eran mapas del mundo en su devenir. Mapas y laberintos. De una cosa que no tenía vuelta atrás. Ni posibilidad de arreglo. En las profundas cañadas donde vivían todo era más viejo que el hombre y murmuraba misterio”.