Un elogio a la cocina mexicana
14 de noviembre 2022
Por José Sánchez Somoano
A finales del siglo XIX, don José Sánchez Somoano publicó un pequeñísimo libro para dar cuenta de las peculiaridades del habla de los mexicanos. En los Modismos, locuciones y términos mexicanos (Madrid, Manuel Minuesa, 1892), don José nos regaló unas cuantas rimas sobre la comida de nuestro país; sus versos son simples, absolutamente ingenuos y a ratos no muy atinados. Estas rimas —que no le tienen miedo a lo naïf— bien pueden convertirse en la botana de este número dedicado a la gastronomía.
De ser sobrio, el español
ha tenido siempre fama;
pero el indio mexicano
le da en esto tres y raya.
No vive para comer
como sucede a otras razas;
él come para vivir,
y con muy poco le basta.
Toma una blanda tortilla
de maíz, muy bien tostada,
y para formar un plato
a la siniestra la adapta.
Echa en ella los frijoles,
el chile y menestras varias,
y de cuchara le sirve
otra tortilla doblada.
Con sendos tragos de pulque
su comida va rociada,
porque el ardoroso chile
así lo exige y demanda.
Y al final de su banquete,
para que no quede nada,
siempre acaba por comerse
el plato con tó y cuchara.
Los doctores mexicanos
dicen que el pulque es tan bueno
que para curarse deben
tomarlo hasta los enfermos.
Y los pelados hallaron
tan acertado el consejo
que se beben cada día
cerca de medio pellejo.
Se les sube a la cabeza,
ruedan después por el suelo,
y el gendarme los reprende
por aquel vicio tan feo.
—No me riña, compadrito
—le replican—, que si bebo
lo hago sólo por curarme
de una afección que padezco.+