Quince poetas del mundo náhuatl, de Miguel León-Portilla

Quince poetas del mundo náhuatl, de Miguel León-Portilla

10 de enero de 2022

Áurea Camacho

Ediciones Gandhi nos trae este clásico de Miguel-León Portilla, especialista de la cultura náhuatl. Esta es la edición que complementó la obra Trece poetas del mundo azteca, publicada en 1967.

De no ser por las investigaciones del Dr. León-Portilla poco sabríamos de la poesía náhuatl –conocida como flor y canto–, con frecuencia menospreciada o ignorada.

En este libro se nos presenta una minuciosa descripción de los poetas que han sido reconocidos como los autores de un sinfín de “cantos” o poemas, en nuestra concepción moderna.

En su estudio introductorio, Miguel-León Portilla nos da cátedra sobre la importancia de la oralidad y la escritura para los mexicas.

En las culturas antiguas, la palabra tenía una gran importancia y las civilizaciones mesoamericanas no son la excepción. De hecho, su gobernante principal era llamado Huey Tlatoani que se podría traducir como Gran Orador; es decir, el mayor honor era concedido a quien mejor dominaba la palabra. Es muy probable que la música y lo que ahora conocemos como poesía hayan sido de las primeras expresiones artísticas en todo el mundo.

Se han identificado diversos recursos retóricos utilizados por estos poetas antiguos, lo cual demuestra que había gran complejidad en sus creaciones y que los que se dedicaban a escribir estos cantos tenían un amplio dominio de las palabras, así como profundas reflexiones que querían transmitir en sus obras. Este tipo de composiciones se englobaban en lo que conocía como palabra florida, término que denota su sentido artístico, a diferencia del uso pragmático y “común” del lenguaje.

Como era de esperarse, estas creaciones eran pensadas para ser recitadas –cantadas– de forma oral, incluso se acompañaban del golpeteo de un tambor, que ayudaba a crear el ritmo y facilitaba que los oyentes se aprendieran los cantos.

En los calmecac –escuelas de la nobleza– se estudiaban y reproducían todas estas obras, por lo que había una tradición que se mantenía viva a través de sus hablantes. Se ha llegado a la conclusión de que, aunque sí se recopilaban de manera escrita algunas obras, sólo servían como recurso mnemotécnico para que el que recitaba recordara las palabras clave del poema, pero la riqueza yacía en la entonación y el ritmo, elementos imposibles de transcribir en papel.

Además, es admirable pensar que los mexicas tenían ya una idea cercana a lo que hoy conocemos como libro. Ellos llamaban amoxtli a este objeto, cuyo significado podría traducirse como “hojas de papel pegadas”.

Tanto la temática como los recursos usados para reforzar o recalcar ciertos significados hablan de una práctica que se fue depurando a lo largo de varias generaciones. Es importante destacar que la mayoría de los poetas que “firmaron” sus trabajos y eran reconocidos como creadores de cantos pertenecían a la clase noble. Aunque es cierto que de también existen muchos poemas que pertenecen a una tradición colectiva y anónima que se transmitía solamente de forma oral.

Este libro de León-Portilla reúne la obra de los grandes poetas como Nezahualcóyotl, su hijo Nezahualpilli o Axayácatl, quien describe con mucho dolor las penas de la guerra y la muerte. Pero además ahonda en otros nombres no tan conocidos, pero cuya obra es igualmente valiosa.

Es común ver en estos poetas cierta obsesión con temáticas recurrentes, por ejemplo, lo efímero de la vida, la dualidad en todo (vida-muerte, hombre-mujer, día-noche), la constante reflexión sobre la propia existencia y la alusión a los dioses, sobre todo al Dador de Vida. Asimismo, destaca Aquiauhtzin de Ayapanco, quien destaca por el erotismo de su obra.

León-Portilla señala que era muy extendido el uso de metáforas y paralelismos para reforzar lo que querían decir, con lo cual queda en evidencia la intención de elaborar imágenes que no podían interpretarse de manera literal. El náhuatl en sí es una lengua que utiliza de manera cotidiana muchas expresiones que consideraríamos poéticas, pero esto se lleva a su culmen en la obra de los poetas.

Además del estudio introductorio, este libro ofrece una amplia explicación de cada uno de los autores que recopila y nos da información de su contexto social e histórico, para comprender y apreciar de mejor manera su obra.

Como ya mencionamos, es recurrente que estos poetas hablen de lo efímero de la vida humana en la Tierra, en comparación con el resto de la creación. Pero, como expresa Nezahualcóyotl, también veían en la poesía una manera de seguir vivos, de dejar una huella que pudiera ser apreciada por generaciones, aún después de que ellos ya no siguieran en este mundo. La poesía como redentora y dadora de vida eterna:

No acabarán mis flores,
no cesarán mis cantos.
Yo cantor los elevo,
se reparten, se esparcen.
Aun cuando las flores
se marchitan y amarillecen,
serán llevadas allá,
al interior de la casa
del ave de plumas de oro.

Nezahualcóyotl