Fitzgerald y su última novela
Novelista estadounidense que formó parte de la llamada generación perdida -ese grupo de artistas de diversas nacionalidades que durante “la era del Jazz” en los años 20- frecuentaba los cafés y fiestas de París, siempre con su inseparable esposa Zelda, fue un entrañable amigo de Hemingway, controvertido despilfarrador y parrandero, arquetipo del escritor maldito y alcohólico que fue tan popularizado en algún momento de la mitad del siglo XX; F. Scott Fitzgerald alguna vez escribió sobre sí mismo: “Borracho a los veinte, destrozado a los treinta, muerto a los cuarenta.”
Y con esa voz profética jamás abandonó su estilo para escribir sobre las inquietudes de las aspiraciones y decadencia del llamado sueño americano, como sucedería en su obra más reconocida: El Gran Gatsby; dónde su mayor inspiración llegó de las fiestas que frecuentaba con la alcurnia de Long Island, y a pesar de que en su momento no fue tan bien recibida, actualmente es una de las obras literarias fundamentales para entender el periodo de entreguerras en Estados Unidos.
Durante una temporada fue contratado por varios estudios de cine en Hollywood para realizar guiones, siendo este el momento de mayores ganancias en su carrera, aunque la gran mayoría de esos trabajos no se terminarían por realizar o bien no le concedían el crédito correspondiente.
Fitzgerald no pudo completar su novela inspirada por el productor cinematográfico Irving G. Thalberg El último magnate, que al final terminaría publicándose póstumamente en 1941 gracias a las notas que dejó.
Francis Scott Fitzgerald murió el 21 de diciembre de 1940 en Hollywood, California.+