Las “Humanas jaurías” de Adrián Curiel

Las “Humanas jaurías” de Adrián Curiel

Elik G. Troconis

Desde Blanco Trópico, Adrián Curiel Rivera nos deleita con un nuevo libro de cuentos. Humanas jaurías, recién publicado por Lectorum, presenta cinco textos conectados por la presencia de distintos canes. Pero no se trata de un libro ni solo para amantes de los perros ni particularmente sobre perros. Por el contrario, muestra humanos de todos los tipos, desde los más bondosos y los más ingenuos hasta los más crueles.

En el primero de los cuentos, “Día franco”, conocemos a Horacio, su pareja Lauro y su perro Rogelio. La historia comienza como una mañana de cualquiera de nosotros, pero el paso de las horas la convierte en la expresión de las palabras “Siempre puede pasar algo peor”. 

El segundo de ellos probablemente sea el de mayor intriga. “Salida número catorce” describe nítidamente una especie de apocalipsis zombi, pero no de humanos zombis, sino de perros que toman las calles. La desgracia de muchos es, sin embargo, la oportunidad perfecta para que Damián deje a su familia y se entregue a los brazos de otra mujer.

El tercer cuento, “Influyente”, fue el que más me hizo reír, pues, como muchos otros de sus libros, en Humanas jaurías, Curiel se sirve del humor para mostrar la crudelísima realidad. Este texto, protagonizado por un aspirante a cuentista totalmente frustrado, es donde leemos líneas como las siguientes: “en algunos países en vías de desarrollo como México florecían tantos cuentistas que superaban a los lectores. Y como se odiaban entre sí, cada uno pasaba el día entero leyendo exclusivamente lo que él mismo había escrito, rodeándose en sus zurullos, diría Bukowski”. También es ahí donde aparece un tal Enrique Álvarez Cornucopia, quien “controlaba el sistema estatal de becas […], manipulaba a su antojo el repartimiento de los galardones literarios; defenestraba a críticos no alineados de suplementos y revistas. Dictaba la pena de muerte al excluir a Chuchito o menganito de las antologías”.

Más tarde, en “Te extraño, bestia”, nos encontramos con una mujer que enfrenta momentos críticos, rodeada por un ambiente de nulo apoyo familiar, un trabajo donde es denigrada físicamente y una relación afectiva que le deja mucho que desear. El libro termina con “Un anciano en la azotea”, que, entre otras cosas, presenta divertidas conversaciones policiacas en clave y desvela muchas corruptelas de la clase política.

En una entrevista con Librotea, Adrián Curiel comentó que la familia es uno de los temas centrales de este libro: “La familia entendida en su ambivalencia, como un universo de solidaridad, de protección, pero también de rencores, de frustración, de castigo”. Esto se ve con mucha claridad en cada uno de los cinco cuentos y nos recuerda tanto las mejores como las peores experiencias familiares que cualquiera de nosotros ha vivido.

Por otro lado, leer cualquier libro de Curiel es un paseo por la lengua que se disfruta mucho. Así, en Humanas jaurías encontramos metáforas como “ahogarse en litros y litros de frustración” y oraciones con tanta fuerza como la siguiente: “Abrazada a Enrique con todas mis fuerzas, desnudos bajo una ajada colcha comunitaria, me resigné a la miserable soledad que esculpe nuestras metamorfosis más profundas”. Asimismo, en las páginas del libro hay términos mexicanísimos como el “Ushca” que sirve para ahuyentar a los perros, lo mismo que expresiones propias del español de España que no tienen un equivalente exacto en el de México, como “la mar de…”.

Para amantes de las jaurías y sobre todo amantes de lo humano y del humor, el libro de Adrián Curiel Rivera ya está en Librerías Gandhi. Consíguelo aquí: https://www.gandhi.com.mx/humanas-jaurias-9786074578966/p