Los códigos del fuego: nuevo libro de Mario Bojórquez

Los códigos del fuego: nuevo libro de Mario Bojórquez

Por Jorge Fernández Granados

Desde sus primeros libros, Mario Bojórquez (Los Mochis, Sinaloa, 1968) demostró una conciencia y una preocupación poco usual entre los poetas contemporáneos por la forma. Me refiero no sólo a los modelos preestablecidos en la tradición (como el soneto, la octava, la décima, la silva, etcétera), sino a la estructura sonora en sí misma que sostiene en todo momento la escritura poética. Ya desde libros como Contradanza de pie y de barro (1996) y sobre todo en El deseo postergado (2007) era claro tanto su dominio de la métrica castellana como su avezado oído, el cual consigue recoger y moldear casi instintivamente las cadencias auditivas del idioma.

Esta destreza prosódica fue evolucionando sin duda y a su registro original se han ido sumando, como sutiles sedimentos sonoros, acentos y giros que provienen —me atrevería a sugerir—, entre otras fuentes, de sus notables traducciones del portugués, como puede constatarse en la reciente antología de la obra de Fernando Pessoa, El hombre multitudinario (UNAM, 2025), traducida y prologada por él.

       Si en la sonoridad atestiguamos un primer elemento destacable, en la pasión amorosa y la persistencia del pasado tenemos los siguientes. Creo que la pasión es el signo y el sino, acaso el más íntimo motor del ánima de Bojórquez. No sólo por sus temas revisitados (el amor, el honor y la memoria, el testimonio de la destrucción y el paso del tiempo, el significado inagotable de lo ancestral), sino también por su madurada y progresiva versión de estos temas una y otra vez recobrados por la pasión convertida en escritura: la pasión de quien los nombra para vivir.

       Arqueología del fuego nuevo (Visor, Madrid, 2025), su título más reciente, ganador del XLVIII Premio de Poesía Ciudad de Burgos Antonio L. Bouza en España, es un trayecto y un muestrario de los ejes mencionados que gravitan a través de su obra. A manera de tributos y testimonios de la memoria, de viajes y lugares ancestrales visitados, las siete secciones en que se divide este libro se presentan como series poéticas escritas en una variedad de formas que van del soneto al poema visual. 

    Si en general a través de cada una de las secciones que conforman este libro están presentes nuevamente los mencionados ejes discursivos, es decir: la forma como un reto permanentemente desafiante (Sonetos para Helena), la sonoridad como hilo de Ariadna en el laberinto del lenguaje (Prosas de mi transiberiano), el homenaje a las estaciones de la pasión amorosa (Prosas de la miel amarga), el testimonio del paso invencible del tiempo (Idilios, Prosas del fin del mundo), la persistencia del pasado como un fuego que se enciende al evocarlo (Leprosario); si bien, como digo, estos hilos discursivos reaparecen y se entrelazan, es probablemente en la última sección, la que se titula precisamente Arqueología del fuego nuevo, donde el autor expone y extrema lo que formalmente en esta obra, desde cierta perspectiva, podría considerarse un estadio de renovación. 

       En efecto, esta última parte propone dos ejes de atención: el primero es la temática tomada del imaginario simbólico de las culturas prehispánicas; y el segundo, cierto juego sintáctico a través de la presentación gráfica de los poemas. Me parece que esto último es significativo, puesto que la forma en sí, la materialidad (sonora, gráfica) de la escritura poética no son anecdóticas en un autor con la experiencia de Bojórquez. Para él, el sentido del arte está todo el tiempo en los sentidos y no podría concebirse un arte meramente conceptual. Es más: el arte es un modo de conocer y reconocer al mundo. Acerca de ello, en un pasaje de este libro, afirma: “Hay quien dice que el artista encuentra su placer al pensar su creación; nada más falso. El único placer del artista, el verdadero gozo, es tocar, escuchar, ver su obra, detenerse en la textura, el color, el golpe metálico, el instrumento pulsado; y qué es esto sino sentido, el artista obtiene su placer cuando siente lo que hace, nunca cuando lo piensa”.

       Así, como se dijo, la pasión bajo el rigor de la forma o la forma extremada por la pasión ha sido para Mario Bojórquez su signo y su sino. Se encuentra y se enfrenta a la materia de las palabras con la severidad de quien pelea por su vida. Con la palabra se presenta, con la palabra se confronta, con ella se pregunta y se responde, y, en los más altos vuelos o en las duras caídas, con la palabra se define. Por tanto, la pasión por la vida y la escritura poética son aquí una misma materia fundida y templada en el crisol de la experiencia, de quien, como él, conoce bien el sol cenital pero también sabe recorrer la geografía del abismo.

Jorge Fernández Granados, poeta y ensayista mexicano. Con Lo innumerable obtuvo el Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares, Poesía, 2020.