¿Maestros?
15 de mayo de 2021
Citlali Figueroa
A lo largo de nuestra vida hemos tenido diferentes maestros y ¿cómo no? Si muchos comenzamos la vida académica desde maternal o kínder o bien, en la guardería a meses de haber nacido, las primeras maestras son una dulzura, generalmente cantan bien, lucen bien y nos enseñan lo más divertido, como pintar, bailar, cantar, brincar, reír, leer, dibujar, contar y hablar, son esas maestras de educación inicial que dedican sus días a hacer felices a los pequeños y a enseñar a través del juego, que nos dan esos principios como la solidaridad, la empatía, la cordialidad.
Una maestra de educación inicial comienza las mañanas con una canción y no se detiene en todo el día, ¿creen que ser maestra de educación inicial es fácil? “¡Claro, solo cantan y bailan!” Cualquiera podría pensar así, pero detrás de esas canciones, de esos bailes, de esos juegos, existe una planeación, una estrategia para enseñar temas complicados a esas mentes frescas y no arruinar la imaginación o la capacidad de asombro y fomentar la creatividad.
Entonces, ¿en qué momento comienzas a odiar la escuela? Bueno, no es una respuesta fácil. Así como existen maestros maravillosos hay otros que, por el contrario, con cantidad de tareas, repeticiones y clases aburridas, llenas de tabús como aquel que dice “las matemáticas son difíciles” y como alumno creces con ese bloqueo, esos maestros que te obligan a leer y así los pequeños, al verse obligados, aborrecen la actividad y de inmediato se programan y cada que alguien menciona la palabra “libro” su mente condicionada piensa: “aburrido”.
Bueno, la sociedad no es la única pesadilla de los maestros, lo es también los consejos técnicos, los directores cuadrados y algunos padres, ¡vaya! Ser maestro no es sencillo, pero cuando tienes un alumno que aprendió, que se inspiró en tu clase, en ese momento ha valido todo el esfuerzo.
La mayoría de los maestros lo son por vocación, ¿quién no jugó de pequeño a la escuelita? La vocación de enseñar muchas veces se encuentra mientras aprendes de grandes maestros, esos que durante la clase se expresan con pasión y te transmiten la emoción, si tienes la oportunidad pregunta a un maestro: “¿quién es el maestro que recuerda?”. No es coincidencia que entre las respuestas encuentres frases como: “se expresaba con pasión”, “su emoción era contagiosa”, “podía escucharlo todo el día”, “él o ella me inspiraron”. Curiosamente, un maestro nunca deja de aprender, porque mientras enseña aprende de sus alumnos, de la experiencia de una clase, de los obstáculos y retos que implican la educación.
La educación básica en México, se conforma por la primaria y la secundaria, un total de nueve años, donde los maestros transmiten conocimientos básicos para desarrollarte en la vida adulta, curiosamente todos recordamos los bailes en los festivales del día de las madres, del 15 de septiembre y de Navidad, por supuesto, las maestras que nos enseñaban las coreografías típicas como el baile de Vaselina, una tabla gimnastica, alguna canción de Cri-Cri, un merengue de los 90, o bien, alguna canción de Timbiriche. Ahora, los pequeños bailan canciones de reguetón o se rebelan contra sus maestros y no bailan.
Para muchos la secundaria fue una etapa de rebeldía y descubrimiento, de formación del carácter, una etapa crucial para definir el adulto del futuro, algunos terminan siendo padres a temprana edad, otros toman caminos fáciles o bien, no tienen opción y hasta ahí llega su formación académica, otros más continúan los estudios.
Llegamos a la educación media superior. Con 15 o 16 años, debes elegir entre las diferentes opciones de escuelas porque ahí comienza el camino de la formación profesional, te enfrentas a un examen con 120 reactivos que, – por una mala costumbre – enfrentas nervioso y con miedo al fracaso, la oferta en las instituciones públicas no cubre la demanda, entonces, muchos jóvenes desilusionados, decepcionados y frustrados, eligen entre tres caminos: una escuela privada, intentar hacer el examen de nuevo, o bien, comenzar la vida laboral. Para estos últimos, no es sencillo porque las opciones son reducidas, mal pagadas y nada fructíferas. Aunque muchas veces hacer el examen de nuevo, permite tener la oportunidad de prepararse, incluso de hacer un ejercicio de introspectiva y tomar una decisión más acertada.
Los maestros de la educación media superior, se encargan de adentrarte en el camino del conocimiento específico, son profesores especializados en su área, a veces, con poca paciencia, pero siempre dispuestos a enseñar. En esta etapa los temas se complican, la historia rebela secretos, la filosofía abre las puertas del pensamiento y provoca que te cuestiones todo, en serio todo. La química te muestra una parte teórica no tan divertida y la práctica se vuelve peligrosa en manos jóvenes, la física llega para dar respuesta a muchos fenómenos, pero provoca n problemas y preguntas. Las matemáticas ya no son solo números y letras, sino una serie de procesos infinitos, con respuestas imaginarias y pasan dos cosas: o te enamoras de ellas y te obsesionas por entender y resolver problemas o bien, das el grito en el cielo y maldices a los matemáticos de la antigua Grecia y a sus compadres que se suman a través de la historia.
Llegar a la educación superior, muchas veces es un lujo que no todos pueden tener. Aquellos afortunados, porque no es fácil escucharlo, pero en este punto la educación se vuelve un privilegio al que no todos tienen acceso.
Los maestros universitarios albergan un mundo de conocimiento en su materia, exprime esas clases y disfrútalas, la universidad es una etapa para desarrollarte y formar tu estilo, para aprender de todo y de todos, te codeas con compañeros que después serán colegas, incluso, amigos de toda la vida. Muchos opinan que la universidad es una etapa muy difícil, lamento decirte que, si eres de ellos, estás en el lugar equivocado.
Los maestros forman parte de nuestras vidas algunas veces, por más de 18 años, también son personas con una vida privada y su trabajo es enseñar, existen muchos maestros que lo hacen por vocación, por amor al arte, si tienes la fortuna de encontrar alguno, goza el camino.+