Fernanda Canales: pensar y hacer arquitectura en género propio

Fernanda Canales: pensar y hacer arquitectura en género propio

Aura R. Cruz Aburto y Rodrigo Velasco

Destacada egresada de la Universidad Iberoamericana, maestra en teoría y crítica por la Universidad Politécnica de Cataluña y doctora en arquitectura por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Fernanda ha sido docente en diversas instituciones de renombre a nivel nacional e internacional; además de que ha recibido numerosas e importantes distinciones.

Sin embargo, más allá de su fama, lo que nos ha atraído de entrevistar a Fernanda Canales es la comunión que existe entre su práctica proyectual y su trabajo de investigación teórico-crítica: ámbitos que se retroalimentan y generan un campo común de acción y reflexión. Los productos de esta actividad dialéctica se reflejan tanto en sus múltiples publicaciones ―en las cuales, por cierto, cobran cada vez más voz las historias de las mujeres en la arquitectura mexicana― como en su trabajo proyectual, que reta la concepción típica del cliente como destinatario único y final del proyecto, y amplía el espectro de consideración al entorno y a la diversidad de habitantes que establecen una relación con el medio construido.

Como notaremos en las respuestas de Canales, su manera de pensar, hacer y ser una activista del espacio es producto de una búsqueda desde el propio género: “Debemos dejar de hacer la arquitectura que nos enseñaron a hacer hombres como si fuéramos hombres, e inventar la arquitectura que necesitamos”.

Fernanda, ¿cómo entiendes la relación entre tu trabajo proyectual y tu trabajo de investigación teórico-crítico?

Mi trabajo en proyectos de arquitectura y en investigación son una misma cosa. No me imagino hacer propuestas arquitectónicas sin reflexión, sin estudiar precedentes y analizar ideas. Tampoco me imagino escribir sobre edificios y dar clases a futuros arquitectos sin estar diariamente en contacto con los retos de la construcción. No encuentro una distinción entre teoría y práctica. No se puede hacer sin pensar, ni pensar sin hacer. Hay demasiadas cosas valiosas en la historia como para dejarlas en el olvido. Mi trabajo intenta integrar lo que alguien más ya realizó y lo que falta por crear. Busca ser un diálogo para poner a prueba las ideas. 

Fernanda, junto con Alejandro Hernández y Jose Castillo iniciaste hace años un trabajo de investigación acerca de la arquitectura en México en el siglo xx. De esto derivó una publicación titulada 100×100 (Arquine, 2011), que hiciste en coautoría con Alejandro Hernández. En ese horizonte histórico, ¿cuál lees que fue el papel de las mujeres en la arquitectura en México? 

El papel de las mujeres en la arquitectura en México se puede contar a partir de las diferencias que existen entre las publicaciones en las cuales me he involucrado. Por ejemplo, en el primer ejercicio que mencionas, dirigido por Jose Castillo y Alejandro Hernández en 2010, no apareció el nombre de ninguna mujer ni en la exhibición ni en el catálogo Mexican Modernisms, dedicado a la arquitectura moderna de México. Un año después, en el libro de 100×100. Arquitectos del Siglo xx en México, que realicé con Alejandro, incluimos a un puñado de arquitectas: tan sólo unas cinco mujeres. En cambio, en mi libro Arquitectura en México 1900-2010 (Arquine, 2013) aparecen ya más de diez mujeres como figuras clave en el siglo xx y más de veinte incluyendo la primera década del xxi

Por otro lado, a partir de dicha publicación, ¿qué deudas históricas encuentras? 

Respondo con otro ejemplo: en el libro Vivienda colectiva en México (Editorial GG, 2017), publiqué el trabajo de veinte mujeres, y en la segunda edición, que acaba de publicarse, son ya más de 35. No sólo cada año hay más arquitectas en roles activos y liderando proyectos, sino que cada año somos más capaces de reconocer y encontrar referencias de mujeres que nos precedieron. Estas mujeres que he podido sumar a la lista cambian no sólo nuestra historia, sino el futuro de nuestra profesión. Han pasado ya quince años desde que realicé los primeros intentos por mapear el trabajo de mujeres en la arquitectura de México y, aunque 35 nombres parezcan poco, antes no existían ni los registros básicos para incluir a cinco; así que la tarea ha sido descomunal, aunque todavía no logramos dar voz a todas las que lo merecen. 

Siguiendo la pregunta anterior y en relación con tu propio trabajo, ¿cuál crees que es el papel que las mujeres debemos emprender ahora?

Debemos dejar de hacer la arquitectura que nos enseñaron a hacer hombres como si fuéramos hombres, e inventar la arquitectura que necesitamos.

Hablando de tu trabajo personal, ¿de qué manera lo atraviesa la cuestión del género?

Mi trabajo personal refleja mis prioridades como mujer, que son muy distintas no sólo por una cuestión de género, sino de educación, de cultura… Me refiero a prioridades que dan otro sentido a cómo proyectamos y construimos. Los efectos de las construcciones en el territorio y en la vida de las personas representan un punto determinante, que no puede desvincularse de las ideas iniciales de cualquier proyecto.

Es decir, la arquitectura no sólo debe responder al cliente, que fue lo que a mi me enseñaron siempre, sino también a quienes habitarán esos espacios, a quienes estarán a cargo de construirlos y de limpiarlos, y a quienes quedan fuera, del otro lado de los muros. Hasta ahora, la arquitectura ha sido sinónimo de exclusión y destrucción; para cambiar esto, debemos modificar las bases del aprendizaje que tuvimos, que incluía ideas parciales, proyectos pensados hacia adentro, intervenciones que sólo consideraban lo que pasaba en una determinada época y no en las consecuencias que ahora sabemos que nuestras acciones tienen en el planeta y en la construcción de la sociedad.

Finalmente, ¿qué libros acerca de arquitectas y diseñadoras consideras que son básicos para revalorar su papel, un must?

Por suerte, hay cada vez más y son más accesibles. Por ejemplo, la traducción del libro de Dolores Hayden, La gran revolución doméstica (Puente Editores, 2023) cuenta el trabajo de las primeras mujeres que se involucraron activamente en la arquitectura doméstica a finales del siglo xix y principios del xx. Este libro es una joya, así como las publicaciones de Zaida Muxí y Carmen Espegel, y los libros Ciudad feminista (Ediciones Godot, 2022), de Leslie Kern, y La ciudad de los cuidados (Catarata, 2021), de Izaskun Chinchilla. En cinco libros de estas autoras están las claves de lo que tiene que cambiar para hacer posible un mejor futuro. +

Créditos de las imágenes:

Retratos: Ana Hop

Imágenes obras: Rafael Gamo