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Novedades 2 de abril de 2025

Novedades 2 de abril de 2025

La música se resiste a morir: Frank Zappa, de Manuel de la Fuente Soler. En Alianza

Un recorrido completo por la trayectoria vital, artística y política de Frank Zappa, uno de los más reconocidos músicos del siglo XX. Compositor, cantante, cineasta, productor, escritor y empresario, su carrera constituye una apasionante aventura cultural. Desde sus orígenes en los años sesenta en la escena freak californiana hasta su fallecimiento prematuro en 1993, a los 52 años de edad, publicó decenas de discos, ofreció más de un millar de conciertos y se erigió como el icono del artista indomable que demolió todas las convenciones y resistió los ataques de la industria discográfica y del poder político. A partir de entrevistas a sus colaboradores y la consulta de miles de documentos en fondos estadounidenses, esta biografía no autorizada (la primera sobre Frank Zappa en español) ofrece un retrato sin prejuicios del músico iconoclasta y su época. En sus páginas asistimos a los ecos de las vanguardias artísticas, la influencia de Zappa en la contracultura activista, la gestación y desarrollo de su abundante obra, así como sus enfrentamientos con las discográficas y las organizaciones puritanas. Un paisaje donde conviven los Beatles, Bob Dylan y Jimi Hendrix junto a Edgard Varse y Pierre Boulez, observado con el incomparable sarcasmo de un artista único, cuyo legado nos ofrece infinidad de claves para entender nuestro presente.

Encuentros creativos, de Mary Ann Caws. En Cátedra

El arte es considerado habitualmente como una actividad solitaria. Pero los artistas visuales, escritores y músicos a menudo encuentran su energía a través de un entorno colectivo. Compartir ideas alrededor de una mesa siempre ha dado lugar a intercambios fructíferos entre artistas de todo tipo. En este libro, Mary Ann Caws explora una rica variedad de lugares de reunión, pasados y presentes, que han sido propicios para la liberación y el sustento necesario de las energías creativas. Encuentros creativos habla de estos lugares en Europa y Estados Unidos, desde paisajes urbanos hasta refugios en islas, desde casas privadas hasta cafés públicos y colonias de artistas. Los ejemplos incluyen la casa de Florence Griswold en Old Lyme, Connecticut, lugar de reunión de la antigua colonia de arte de Lyme; el Café Louvre de Praga, lugar de reunión de Kafka y Einstein; el café modernista de Picasso en Barcelona, Els Quatre Gats; Charleston Farmehouse, lugar de reunión de Virginia Woolf y Vanessa y Duncan Bell, y los cafés de Saint Germain-des-Prés y Montparnasse: los lugares de reunión de Apollinaire, Sartre y Patti Smith.

El taller de Artemisia, de Sandra Ferrer. En Principal de los Libros

Para ver hay que mirar. Hasta ahora, en la historia de la pintura que nos han contado, las mujeres desempeñaban un papel menor: son solo musas, meros objetos a los que plasmar en el lienzo. Así, las grandes mujeres que ejercieron como artistas por derecho propio apenas se mencionan en una nota al pie, y sus figuras quedaron arrinconadas por las de sus colegas varones. Hemos oído hablar de Caravaggio y Monet, pero, aún hoy, nombres como Berthe Morisot o Remedios Varo no son conocidos por el gran público.

En El taller de Artemisia, Sandra Ferrer, autora especializada en la historia de las mujeres, nos invita a descubrir la vida y obra de algunas de las mejores pintoras de los últimos cinco siglos. Viajaremos con Sofonisba Anguissola, dama de la reina Isabel de Valois y autora del retrato más famoso del Rey Prudente. Conoceremos la traumática experiencia de Artemisia Gentileschi, quien, violada y humillada por una sociedad que no creyó su testimonio, pintó audaces cuadros barrocos desde una óptica casi feminista. Recorreremos los grandes estilos del siglo XIX francés de la mano de Élisabeth Vigée-Lebrun, Rosa Bonheur y Berthe Morisot, y nos sumergiremos en el torbellino de las vanguardias y la modernidad junto a Paula Modersohn-Becker, Maruja Mallo, Tamara Lempicka, Remedios Varo y Frida Kahlo, entre otras grandes artistas.

Mi hermano James Joyce, de Stanislaus Joyce. En Adriana Hidalgo Editora

Stanislaus Joyce, tres años menor que James, fue un reconocido académico que por años mantuvo las finanzas de su hermano y le dio ánimos frente los rechazos de los editores. Su minucioso diario le sirvió de base para la redacción de estas memorias. Ejerció la docencia en la Universidad de Trieste, ciudad en la que murió en 1955. Ser hermano de un autor famoso confiere grandes obligaciones y muy pequeñas distinciones. El profesor Stanislaus Joyce sobrellevó su carga con nobleza y disconformidad. A pesar de sus reservas, vivió una vida en gran parte moldeada por su hermano, combatió el derecho de los demás a criticar a James y, en el momento de su muerte, llevaba escrita una parte sustancial de las memorias de su vida en común, donde presenta un cuadro de la carrera de James Joyce y de la vida familiar hasta sus veintidós años, con adelantos de lo que vendría después.

Estamos a salvo, de Camila Fabbri. En Almadía

Los personajes que pueblan estos cuentos viven esperando algo fatal que a veces nunca llega y otras lo hace sin estruendos, como si lo que hubiera que temer aguardara también al interior del cuerpo: lloran por pares de zapatos; encierran cocodrilos en jaulas; no saben bien qué hacer con sus deseos; cuidan de sus hijos como frágiles criaturas que pueden desaparecer por el calor de un día a otro; admiran el crecimiento silencioso de las plantas y hablan constantemente con imágenes. Camila Fabbri traza con palabras la vulnerabilidad y la inconstancia que a veces rigen nuestras vidas, y desde la primera página Estamos a salvo se convierte en un recordatorio de un privilegio elemental y doloroso: el de existir en la carencia.

El gran danés, de Corina Bistritsky. En Almadía

A primera vista, este libro es la encantadora y a la vez triste historia de una chica y su perro. Pero por debajo de esa capa de vida cotidiana, la narración teje sutilmente (y poco a poco) un dolor fantasma; ese que cargamos silenciosamente desde nuestras raíces y que a veces nos aturde y nos desgarra porque empieza a gritar. Ante el descubrimiento de una historia familiar que había permanecido oculta, y mientras atraviesa la herida de una ruptura amorosa, la protagonista se desdobla o, más bien, construye dentro de sí una suerte de nido para refugiarse hasta que pare la tormenta. Esta novela tiene la virtud de ser breve y exacta, tanto en su forma de narrar los secretos que esconde, como en el ritmo con el que atraviesa sus distintos humores. El gran danés nos regala la conmovedora certeza de que también nos habitan los seres que nos salvan. Verónica Gerber Bicecci.

Yo soy el otoño, de Jorge Alberto Gudiño. En Alfaguara

En un momento dado, esa tarde, cuando me madreé a Chris, tú decidiste que yo no valía la pena y me entregaste a Tito. Me salvaste de un cabrón y me dejaste con otro. Cuando llega el momento de enfrentar el destino, la vida puede definirse con una sola palabra. Juriel y Santos la comparten: venganza. Tras un cruento ataque de la banda enemiga, el pasado compartido se bifurca: Juriel buscará refundar su identidad y Santos intentará extender la suya. Un tercer personaje terminará por definir el futuro: Maca, una mujer capaz de cuestionar los mandatos invisibles que atan a los personajes. En Yo soy el otoño, Jorge Alberto Gudiño afila con manos de artesano los verbos y los adjetivos necesarios para narrar un western urbano. El territorio de la barranca podría pertenecer a la Ciudad de México o a cualquier otra urbe suficientemente grande para tener periferias anónimas. Un escenario del drama en donde vidas fugaces, como las de Tito, Eusebio, Racemo o el Huicho, alimentan a la gran hidra del crimen y la miseria. Con el ritmo de un paso redoblado in crescendo, esta novela se sumerge en las notas más oscuras de la lealtad y la ambición para obligar al lector a cuestionar sus propias nociones de bien y mal, abriendo un camino con una sola dirección.