Texto es el ser con quien vivo
24 de noviembre de 2021
Desde hace años me pregunto: ¿por qué escribo como escribo lo que escribo? O lo que es lo mismo: ¿por qué pienso como pienso lo que pienso?, todo el tiempo. Y busco claves para comprender, analizar y cuestionar la visión del mundo que expreso al escribir. La poesía tiene que ver más con procesos de pensamiento que con literatura, por eso —pienso que pienso— es el pulso del acontecer contemporáneo, ¿pero cuál? A mí, el presente me duda de manera insistente, la urgencia me pregunta sobre el cambio que nos late en ese futuro —como le solíamos llamar— que, por fin, no existe ya. Cancelada la idea del tiempo lineal, el “progreso” —ese exitoso concepto de negocio planetario— ha desaparecido, y con él se ha derrumbado el tiempo, que sólo existía, secuestrado, para proyectar en nuestro muro de realidad una mirada única y homogénea sobre las cosas. Trastocada la idea base del existir en esta la historia de los últimos siglos como un movimiento hacia sólo un lugar y no otro, la poesía podría convertirse —¿ya es?— en la nave que transporta nuestra imaginación a un universo distinto al precepto, a lo ya determinado, a lo uniforme, que, general e ineludiblemente, es nuestra manera de discurrir sobre las cosas y por ende, de escribir poemas.
Preguntarme sobre la escritura como instrumento de reproducción de una forma de pensar es indagar en mi marco de referencia con el mundo: ¿por qué formulo de esa manera un poema sobre una silla, sobre el amor o un fantasma?, ¿por qué se me ocurre tal o cual cosa cuando escribo sobre una flor, un hombre o un cuchillo? Porque así estoy hecha, de esa serie de significados, definiciones y acepciones de diccionario que devienen instrucciones y directrices para funcionar en el mundo en el que crecí. Pero el mundo no sólo ha ido cambiando a lo largo de los siglos, el mundo, ahora, es radicalmente otro. Desde ayer. Y yo sigo siendo la misma.
Voltear a ver lo que sucede y percibir el cambio no me es un asunto fácil; no es sólo cuestión de girar la cabeza, el entendimiento y la atención; es también deshacerme, reconfigurarme, aprender, abrazar lo que ocurre, que es esa corriente de emociones, hechos y reflexiones que arman el inconsciente colectivo, esculpen los imaginarios comunes y actúan sobre el alma y la inteligencia individual. Así, la posibilidad de cambio deja de ser un discurso vacío, un tic de mainstream disfrazado de conciencia para convertirse en gesto sociopolítico y cultural, en acción que pretende alterar también, por supuesto, el universo simbólico, nuestra imaginería sobre lo económico y lo político. Y la escritura, como hecho privado y público, taller del habla y de la lengua —pienso que pienso— registra. Porque no estamos hechos de lenguaje informativo, el de los medios masivos que nos sofocan, y tampoco del lenguaje del poder, el de la clase política, creo yo, somos lenguaje poético. Y el lenguaje como herramienta debe ser no sólo revisado constantemente, sino rehecho, recreado. Nuestra historia es un largo proceso de reparación, sustitución e invención de las herramientas, ¿de qué están hechos los instrumentos?
Yo soy también parte del instrumento: la necesidad de inteligibilidad, de comunicar, ese deseo de que el mensaje sea recibido nos obliga al uso de las convenciones y reglas de la lengua, al uso del código. Yo sé que pienso desde mi situación de ser tornillo, cinta y aceite, parte del engranaje que busco desmontar. ¿Podré zafarme un día?
Desde hace años me pregunto: ¿por qué escribo como escribo lo que escribo? O lo que es lo mismo: ¿por qué pienso como pienso lo que pienso?, todo el tiempo. Y platico, me peleo con Texto*. Texto es el ser con quien vivo.
llevo años con Texto. es la relación más larga que he tenido. hemos vivido hasta lo indecible. y nunca nos hemos separado. una vez, con tristeza, me escribió: si esto se acaba, desaparecemos los dos
me gusta pensar en Texto como vehículo de lo invisible. la escritura es una invención que nos permite visualizar todo eso que intuimos y que sólo a través de ella se materializará
hoy Texto me dijo: nunca me justifiques
estoy corrigiendo y Texto todo el tiempo me interrumpe con asuntos sociopolíticos, éticos y culturales. le pido que se concentre en la sintaxis, en la estructura. ¿qué no son parte de lo mismo?, me responde
de repente volteo a ver el reloj y ya son las 13:55. regreso la mirada y vuelvo sobre el párrafo que he estado escribiendo toda la mañana. sigo borrando, sustituyendo palabras, borrando mientras las horas siguen pasando. Texto susurra: lo que alguien leerá en segundos es tu cuerpo atravesado por el tiempo
me gusta pensar en Texto como vehículo de lo invisible. la escritura es una invención que nos permite visualizar todo eso que intuimos y que sólo a través de ella se materializará
escribir para ti una naturaleza muerta, necrocapitalismo
estaba tratando de hacer una escultura con pensamientos, le digo a Texto. ¿y la base?, me pregunta. no hay base, le respondo, su forma estará en suspenso
hoy texto me dijo: nunca me salves
Texto prefiere su interlineado a un espacio. le sugiero que sea doble para facilitar la lectura. acepto, murmura, sólo si enrarecemos la sintaxis
no te distraigas, me dice Texto, concéntrate, eres un montón de piedras sueltas. y quiero aventarlas, le respondo. sí, pero aquí adentro, me contesta
desenrollar las escaleras, poner las ventanas, desdoblar el escritorio, planchar la computadora. todo lo que hay que hacer antes de ponerse a escribir
hay que entregar ya, le recuerdo a Texto, agobiada porque puro aplazar y distraer ese documento. no te preocupes, me dice, tienes oficio y habilidad. aplica tu estrategia de siempre, el típico truco que repites todo el tiempo, está fácil. maldito, le digo y lo cierro violentamente
hoy Texto me increpó: estoy harto de que estés borrando y sustituyendo, borrando y corrigiendo todo el tiempo, mejor piensa bien antes de escribir, por favor. ok, le contesté, pero entonces, ¿qué es escribir, según tú?
hoy es un buen día para terminar el documento, me sugiere Texto. ¿qué es día?, le pregunto. es una de las formas que la luz ha escogido para perder el tiempo, me responde
Texto me dice: relee lo que estás escribiendo, fíjate bien. ok, me voy a concentrar, le contesto, pero fijarme no puedo, ¿cómo quieres que escriba si no me muevo constantemente?
estoy corrigiendo y Texto todo el tiempo me interrumpe con asuntos sociopolíticos, éticos y culturales. le pido que se concentre en la sintaxis, en la estructura. ¿qué no son parte de lo mismo?, me responde
Texto me informa: ya acabé las montañas, el río, el acantilado y la playa. ahora necesito que me digas dónde está el punto de vista
mientras sigo con mi poema sobre el amor, Texto me interrumpe: ojo, ese verso está mal escrito, me advierte. así está bien, le respondo, estamos escribiendo sobre el amor
Texto me dice: ya tienes el boceto del poema en la cabeza. sólo falta que, mientras lo escribes, tus manos lo hagan pedazos
si ya aprendiste cómo se supone que hay que escribir, no escribas así ahora, balbucea Texto
hoy Texto me comentó: tu mano izquierda está deprimida, haz algo. ¿qué puedo hacer? le pregunté. fíjate qué lado del teclado le toca, me dijo: r, s, f, c, v, x… date cuenta de qué palabras está escribiendo y le afectan. sigo pensando
hoy Texto me dijo: esta oración está a punto de terminarse. por fin. pero la que viene será la misma, será la misma
hoy Texto estuvo escarbando en los basureros de mi casa. me dijo que, por el momento, es el único tema que le interesa la mente es nuestro misterio, escribo. la escritura es su código de acceso, complementa Texto
estaba haciendo una escultura de palabras incomprensibles, muy conceptual, pero me falló el equilibrio de las ideas de tendencia y se cayó toda
lo interesante no lo es esencialmente, me dice Texto. es tu punto de vista, tu construcción, es tu imaginación sobre la cosa
escribir es ir construyendo el mundo que nos merecemos como humanos
*Texto será publicado en la colección de poesía La lengua que habito, editado desde la Sección de Producción Editorial de la Coordinación de Extensión Universitaria de la UAM Xochimilco