TIRESIAS, PROFETA CIEGO Y ANDRÓGINO

TIRESIAS, PROFETA CIEGO Y ANDRÓGINO

15 de septiembre 2021

Julio Trujillo

Zeus y Hera están discutiendo (y se entiende, llevan millones de años casados): suelen hacerlo después de coger como dioses. El motivo de la disputa es fascinante: ¿quién siente más placer: las mujeres o los hombres? Como son orgullosísimos, abogan por el otro: Zeus dice que las mujeres sienten más placer y Hera dice que los hombres. Se trata, pues, de presumir quién de ellos da más placer. Para dirimir una cuestión que entre ellos dos no iban a resolver jamás, llaman a Tiresias, que nació hombre, se transformó en mujer y volvió a ser hombre: el juez andrógino ideal para zanjar tan divina y endemoniada cuestión. Le explican sus argumentos y esperan su respuesta, y esto es lo que responde Tiresias:


Si las partes del placer se contaran en diez,

una iría para el hombre y nueve para la mujer.

Zeus sonríe, y Hera, que no posee una alta tolerancia a la frustración, deja ciego a Tiresias en ese momento. Zeus no puede deshacer lo que otro dios ha hecho, pero, conmovido con Tiresias, para contrarrestar la ceguera, le otorga el don de la visión interior y una vida tan larga como siete generaciones. Es así como el viejo profeta ciego va a aparecer en todas las mitografías y tragedias: en Sófocles, en Eurípides, en Ovidio, en Apolodoro, en Hesíodo y, por supuesto, en Homero.

Pero, ¿cómo había comenzado todo? Unos cuentan que, una vez, en el monte Cilene, en la península del Peloponeso, el joven Tiresias había visto a dos serpientes copulando. Cuando lo atacaron, golpeó a una de ellas con su bastón, matando a la hembra. Inmediatamente, Tiresias fue convertido en mujer y así permaneció durante siete años (y llegó a ser una famosa prostituta, cuenta Robert Graves), al cabo de los cuales volvió a ver la misma escena de dos serpientes copulando. Esta vez mató al macho y se transformó de inmediato en un hombre de nuevo.

Pero, ¿cómo había comenzado todo? Otros cuentan que, en una ocasión, la diosa de la belleza y del amor, Afrodita, competía con las tres gracias: Calé, Eufrosine y Pasítea. Discutían sobre quién era la más bella de todas. Y, claro, hicieron llamar a Tiresias, quien osó juzgar que Calé era la más bella. ¡La rabia de Afrodita aún se recuerda! ¡Cómo convirtió a Tiresias en una anciana! Calé, conmovida, se llevó a la viejita a Creta, donde cuidó de ella.

Pero, ¿cómo había comenzado todo? Se cuenta que, en una ocasión en que Tiresias vio a Atenea desnuda mientras se bañaba, ésta lo cegó, pero se apiadó de él y le ordenó a la serpiente Erictonius que limpiara los oídos de Tiresias con su lengua, para que así pudiera entender el lenguaje de los pájaros. Y así, escuchando a las aves, Tiresias elaboraba sus profecías.

Así había comenzado todo. “Las figuras del mito viven muchas vidas y muchas muertes, a diferencia de los personajes de la novela, vincula- dos en cada ocasión a un único gesto”, dice Roberto Calasso. Tiresias se hizo célebre a través de las ciudades de Beocia por sus respuestas infalibles. Eurípides, en Las fenicias, le hace decir al visionario: “Ustedes quieren saber todo. Pronto querrán ignorar todo”. Y sí, a veces es mejor ignorar el destino propio… Pero, a nuestros ojos, no es la visión interior de Tiresias, ni su poder profético, ni su comprensión del lenguaje de las aves, ni su experiencia de siete generaciones lo que lo hace único (siempre ha habido adivinos, profetas, sibilas, pitonisas…), sino el hecho de que haya sido hombre, mujer y hombre. Algunas crónicas lo hacen cambiar de sexo constantemente, volviéndolo el andrógino perfecto. Su leyenda llega hasta nuestros días de varias formas, una de ellas, a manera de superstición: en la India se dice que, si ves dos serpientes, de inmediato te conviertes en homosexual.

Nosotros también podemos sacar conclusiones sin ayuda de los eruditos mitógrafos: pues, ¿no es verosímil que alguien que ha sido hombre, mujer y hombre sea más sabio que el que no? ¿No es verosímil que quien ha conocido y vivido la vida como hombre y como mujer tenga una visión profunda y afilada, casi diríamos una visión interior? El andrógino pierde los ojos, es decir, deja de necesitarlos, porque aprende a ver, ya sin dicotomías, sin conflictos, sin separación.

¿De qué otra forma llega Tiresias hasta nuestros días? En 2014, la cantante de rap inglesa Kate Tempest publicó un fascinante libro de poesía: la historia de Tiresias. Lectora compulsiva de los mitos y brillante intérprete de su tensión en nosotros, Tempest adapta la vida de Tiresias a un barrio londinense, donde vive una pubertad y una adolescencia tormentosas: es buleado, es tímido, su cuerpo cambia… Todo ello en versos rimados que, sí, se deben leer a ritmo hip-hopero. Una chulada. Pero Hold your own (así se titula el libro) no es una mera relectura, esto lo sabe bien Tempest, sino la pulsión del mito en la sangre del presente. Años después, en un comunicado, Kate Tempest le anunciaba al mundo que su nuevo nombre era Kae, no Kate, y se definía como no-binaria. They-them: así pide Tempest ser considerada. Sin lugar a dudas, Tiresias querría ser interpelado como they-them.

¿Cómo comenzó todo? Con un hombre joven que al interrumpir la cópula de dos serpientes y matar a la hembra se convierte en mujer, y tiene, durante siete años, vida de mujer, hasta que vuelve a ver la misma escena y, esta vez, mata a la serpiente macho, convirtiéndose de vuelta en hombre. Esto vuelve a Tiresias un juez sinigual para apreciar las diferencias entre ambos sexos. Su juicio acarrea una furia tal que termina cegado, pero con visión de profeta y una larguísima vida. La vida del hombre que fue mujer y puede adivinar el futuro. Pocos superpoderes se le comparan.

¿Y cómo termina todo? Tiresias, el profeta, quien predijo los destinos de Narciso y de Edipo, vio también su propio destino, y lo aceptó con la calma de los sabios y tal vez con el hartazgo de la longevidad. En un amanecer, huyendo de la ciudad de Tebas con toda su gente, Tiresias se separó del grupo para beber agua del río Tilphussa, y tranquilamente murió. +

EL PROFETA TIRESIAS
KATE TEMPEST


Así que después de todo,

con tres vidas detrás de ti

y justo cuando encontraste algo de paz,

te arrastran ante los dioses

sin mencionar las vidas que has vivido,

las cosas que has aprendido a cultivar, como

vivir en el momento.

Estarías enojado de no estar resignado

a no dejar que nada te tome por sorpresa nunca más.

Ese primer, oscuro viaje,

rogándole a tus pies que te llevaran a un lugar conocido,

todo el mundo girando contigo.

La oscuridad. La falta de aliento.

Los aullidos de Hera aún resuenan en tus oídos,

la sensación de unas manos de dios sobre tu frente,

la náusea súbita que te asaltó.

Se nublaron tus ojos, al principio sólo eran puntos negros

expandiéndose,

hasta la nada. Te esforzabas por ver alrededor de la mancha,

a través de algo, empujando,

y nada.

Pero adentro otra visión, otro sentido están creciendo,

alguna liviandad en algún lado,

la sensación de una certeza,

la cosquilla de un propósito, el miedo, la duda.

Aquí vienen.

Versión de Julio Trujillo

Tomado del libro Hold your own, Picador, 2014