Un caballero en Moscú y la magia de los objetos

Un caballero en Moscú y la magia de los objetos

Carina Vallejo 

Desde su publicación en 2016, Un caballero en Moscú, la aclamada novela del escritor estadounidense Amor Towles, ha encontrado un nuevo hogar en la pantalla, con una adaptación en forma de serie protagonizada por Ewan McGregor. La historia del conde Alexander Ilyich Rostov, un aristócrata ruso condenado a pasar el resto de su vida bajo arresto domiciliario en el lujoso Hotel Metropol, ha cautivado a lectores de todo el mundo y, este año, también ha empezado a atrapar a los espectadores de la serie que hicieron Showtime y Paramount+, la cual enriquece la narrativa a través del poder visual.  

Uno de los varios aspectos que llaman la atención en la novela es la manera en que Towles se vale de los objetos para tejer una historia de adaptación y memoria. Dentro de las paredes del Metropol, Alexander Rostov transforma cada rincón del hotel en su mundo personal, lleno de significado. Cada artefacto, desde una botella de vino hasta una llave o una fotografía, se convierten en testigos de su vida confinada y en símbolos de su resistencia frente al inexorable paso del tiempo y los cambios políticos de la Rusia del siglo xx.

En la serie, dirigida por Sam Miller y Sarah O’Gorman, las cosas se convierten en un recordatorio constante del pasado y un reflejo de la riqueza interior del Rostov. McGregor, en el papel de Rostov, interactúa con estos elementos que lo rodean con una reverencia que captura la esencia del personaje: un hombre que, a pesar de su confinamiento, encuentra libertad en los pequeños rituales y en la conexión emocional con todo lo que lo rodea.

Otro de los personajes fundamentales de Un caballero en Moscú es el Metropol. Más que meros adornos, cada pieza colocada con esmero en sus habitaciones, pasillos y en cada espacio forma parte de un hogar desestructurado que Sasha (el apodo cariñoso que los amigos de Alexander Rostov usan para llamarlo) se encarga de ensamblar día con día, pues en esos objetos ha depositado sus recuerdos y también sus esperanzas. 

La adaptación de Un caballero en Moscú no se trata sólo de una transposición de la trama de la novela a un nuevo formato: explora visual y emocionalmente cómo los objetos pueden definir y sostener una vida, incluso en las circunstancias más adversas. Los detalles minuciosos que Amor Towles incorporó en su novela cobran una nueva luz en la pantalla e invitan al espectador a redescubrir la magia de los pequeños gestos y los tesoros cotidianos que, en las manos de Alexander Ilyich Rostov, se transforman en símbolos de resistencia, identidad y humanidad.+