El duelo en una familia norteamericana
18 de abril de 2022
La tercera novela del escritor norteamericano Nickolas Bluter es Algo en que creer (Libros del Asteroide, 2019). El libro cuenta la trayectoria de Lyle, el protagonista de la trama, un hombre jubilado de una tienda de electrodomésticos en una comunidad norteamericana, donde la convivencia social se entabla a partir de los ritos religiosos, de la devoción por Dios y de la relación entre padres e hijos. Hay un ambiente de cooperación y de amabilidad recíprocas, valores importantes y fundacionales en aquel país. La trama habla con ahínco de las pérdidas humanas, de las profundas convicciones religiosas, de los cambios ideológicos a lo largo del tiempo y de un sentido de pertenencia a la sociedad estadounidense para darle significado a la existencia y a la interacción social.
Inscrita en la tradición literaria del siglo xx norteamericano por sus formalidades —lenguaje, época, motivaciones de los personajes— esta publicación pone al descubierto las relaciones familiares, llenas de empatía entre padres e hijos, en un poblado agrícola, dedicado a la producción de manzanas en Wisconsin, en el medio Oeste de Estados Unidos, para entregarle al lector un fino retrato de los objetivos comunitarios y de la dinámica productiva local a principios del siglo en esa región anglosajona.
Además de hacer énfasis en ese tipo de vínculos familiares, el tema central de la publicación remarca el alejamiento de Lyle de la religión y de su barrio por la repentina muerte de su hijo Peter a temprana edad. El alejamiento llega a tal grado de caer en el ateísmo para dar paso a una de las transformaciones radicales en él, como resultado de su enfrentamiento a la desolación con todo y sus implicaciones sicológicas y sociológicas. El conflicto retrata, desde la interioridad del personaje, uno de los procesos más dolorosos para el ser humano: la pérdida de un hijo, la sensación de vacío y de profundo sufrimiento en sus años de retiro laboral en el campo, donde cualquier situación por resolver le trae a la mente los recuerdos de Peter, una de las grandes tragedias para él con la cual enfrenta con valentía el día a día.
La trágica muerte de Peter, un adulto con quien Lyle tiene un vínculo emocional evidente, no sólo deja una huella y un sensible impacto, esperado en cualquier duelo. La experiencia mortuoria es tan fuerte que Lyle cambia por completo su ritmo, su percepción, sus convicciones, a pesar de que defiende, al calor de su naturaleza humana, sus valores morales, arraigados con mucha fortaleza en su manera de entender, de concebir y de actuar en el mundo con firme seguridad. Pero en ese momento particular, por la pérdida de Peter, ya no le satisfacen ni mucho menos piensa en profesarlos ni en defenderlos con la entereza de tiempo atrás. Incluso, en medio de su naturaleza sicológica y de su integridad, duda, criticándolos: dejaron de llenarle y de formar parte de su vida, a diferencia de los años anteriores a la muerte de Peter, antes de que todo en sus días se transformara.
Tras la trágica muerte de Peter, los intereses diarios de Lyle se vacían de un día a otro por representar uno de los golpes trascendentales de un hombre y por enfrentar las dificultades de recuperarse emocionalmente. A Lyle le provocan amargura, tristeza y una terrible sacudida en el ejercicio de su paternidad. Tal vez haya que subrayar que la pérdida de un padre casi siempre es un proceso natural. Pero la de un hijo nunca será un proceso natural y, en el caso de la novela de Bluter, se convierte en el corazón de los objetivos en el desarrollo de Lyle, en el caos, la desolación, el desconsuelo, el amor paterno por Peter y su súbita muerte.
Muy afectado por aquella triste muerte con secuelas en su desarrollo sicológico, de repente el personaje sufre una decepción espiritual profunda hasta desembocar en un punto cardinal en la evolución del libro: el sorpresivo ateísmo con el cual abandona una parte fundamental para la comisión de sus propósitos. Ese ateísmo es crucial, tomando en cuenta el contexto, plasmado con mucha destreza creativa.
De manera significativa, llama la atención la profundidad emocional con la que Bluter nos adentra, a través de claras escenas e imágenes narrativas concretas, en el conflicto para describir de cuerpo y de alma entera a Lyle, uno de los grandes personajes de la trama. Partiendo de su añoranza en medio del duelo mortuorio y de sus consecuencias sociales —distanciamiento, falta de interés en las actividades, coraje, soledad, sufrimiento— se navega con gran holgura en los pensamientos, en los sentimientos y en las acciones del personaje para ofrecerle al lector una prosa con la suficiente solidez para fijar a los personajes en su mente y volverlos inolvidables.
En suma, Algo en lo que creer de Nickolas Bluter pone sobre la mesa una de las relaciones más significativas en cualquier sociedad: la existente de padres e hijos, y de abuelos y nietos desde una tradición literaria tan sólida como la norteamericana del siglo xx. Centrando el análisis en esa tradición literaria, Bluter nos ofrece una novela entrañable por la contundencia en la construcción de personajes, por la recreación de la época y por los lazos fraternales, indisolubles en el núcleo familiar de Estados Unidos, tal y como se aprecia a lo largo del desarrollo de la trama.+