Select Page

Anne Rice y nuestra obsesión con los vampiros

Anne Rice y nuestra obsesión con los vampiros

20 de diciembre de 2021

Áurea Camacho

Hace pocos días falleció la escritora Anne Rice, conocida principalmente por sus Crónicas vampíricas.

Para los que sean demasiado jóvenes, tal vez no estén familiarizados con su obra, pero sepan que antes de Crepúsculo ya había una exitosa saga enfocada en los vampiros. Pareciera que, aunque de manera intermitente, siempre regresamos a esta obsesión por este tipo de personajes: obscuros, underground, parias y, por supuesto, inmortales.

Desde el vampiro más famoso, Drácula, creado por Bram Stoker en 1897, hasta los vampiros ultrasensibles y frágiles de Only lovers left alive (2013), esta idea del vampiro nos fascina. En su novela, Stoker nos muestra al Conde Drácula como un monstruo, un ser abominable, diabólico, antinatura. Y cómo no, si se alimenta de sangre humana y tiene una vida eterna sin obtenerla a través de la gracia de Dios. Estos primeros vampiros tienen su origen en mitos europeos antiguos y cuyas primeras menciones datan del siglo XI, donde encarnaban al mal, las más bajas pasiones y el total desprecio a los preceptos religiosos, morales y sociales.

Por su parte, Anne Rice, en Entrevista con el vampiro (escrita en 1973 y publicada hasta 1976), nos muestra unos vampiros distintos, cosmopolitas, que se “adaptan al espíritu de los nuevos tiempos” y nos muestran de manera más clara su perspectiva, desde dentro, no desde una tercera persona que nos señala su monstruosidad. Un par de décadas después, en 1994, su obra tendría un gran boom al ser llevada al cine, con las actuaciones de Tom Cruise, Brad Pitt, Christian Slater, Antonio Banderas y Kirsten Dust. Aunque los fans de Rice aluden a la inexactitud de la película, lo cierto es que muchos conocimos sus historias por dicho film.

Anne Rice comentó en algún momento que Entrevista con el vampiro fue escrita como una forma de lidiar con la muerte de su hija Michele, quien falleció de leucemia a los cinco años de edad.

Lestat es un vampiro en un cuerpo joven y guapo, quien ve a los humanos como seres insignificantes, excepto por un algunos a quienes les concede el don de la inmortalidad. Entre ellos, se encuentran Louise -un joven dueño de plantaciones al sur de Luisiana-, y Claudia -una huérfana que queda a expensas del inescrupuloso Lestat. Louise acepta ser convertido en vampiro pero, a diferencia de Lestat, mantiene ciertos códigos éticos y morales, pues se niega a matar y alimentarse de sangre humana. De ahí su shock al saber que Lestat convierte en vampiro a la pequeña Claudia, una niña de apenas cinco años, con lo que vemos la clara relación entre el personaje y su propia hija Michele.

En esta historia, la imagen de los vampiros deja atrás este dejo diabólico que tenía Drácula y los mitos europeos que le dieron origen, para convertirlos en estos seres con sus propios problemas, sus tribulaciones, sus confrontaciones y nos plantean incluso si la inmortalidad es tan deseable como podría pensarse en un principio, quizás una idea que se usa Rice para explicarse o aceptar la muerte de su hija.

Después de Entrevista con el vampiro, Rice escribió Lestat el vampiro y La reina de los condenados -de la cual también se realizó una película en 2002-; estas tres obras se consideran la trilogía más relevante de la autora. También escribió diez títulos más que se engloban en lo que se conoce como Crónicas vampíricas, sin embargo, hay quienes afirman que ya no tienen la misma calidad y coherencia que los primeros tres.

Además, publicó otros libros con temáticas fuera del mundo vampírico; de hecho, fue una escritora bastante prolífica pues escribió más de treinta títulos, abarcando tópicos como las brujas, los ángeles y los hombres lobo, entre otros. Es importante mencionar que tuvo ciertas desavenencias con sus lectores, incluso fue famosa una carta en la que, en voz de Lestat, se dedicaba a regañar y reclamarle a sus lectores por no haber dado a su obra anterior el recibimiento que ella esperaba. También pasó por una etapa cristiana y en 2005 anunció que escribiría solo sobre temas religiosos y de la vida de Jesús, lo que causó un gran revuelo entre sus seguidores, algunos de los cuales cortaron por completo con ella. Posteriormente, en 2008, publicó su autobiografía, titulada La llamada de la Oscuridad: una Confesión Espiritual, donde habla de su educación católica y su regreso a lo que consideraba el buen camino. Sin embargo, esta búsqueda espiritual terminó alejándola más tarde de las doctrinas más extremas de la religión, pues públicamente se manifestaba a favor del aborto.

A pesar de todas estas controversias, sus obras vendieron cerca de cien millones de ejemplares, por lo que es innegable que formó un gran grupo de fans y de detractores, como era de esperarse.

Lo que es cierto es que nos mostró una nueva visión del vampiro y nos dejó ver que el concepto se ha ido adaptando al contexto en que se desarrolla. Así, en 2008 tenemos a los vampiros adolescentes de Crepúsculo, donde sus problemas románticos parecen ser los más relevantes. O los sensibles Eve y Adam de Only lovers left alive, en 2013, inmersos en el ocio, el arte y la música, en búsqueda de alimentos puros en un mundo contaminado.

En fin, a pesar de las polémicas, estoy segura de que mi generación le agradece a Anne Rice haber crecido con la imagen de Tom Cruise y Brad Pitt como los vampiros más seductores del mundo. +