Ser capaz de mirar hacia afuera: lecturas para sensibilizarnos ante el otro

Ser capaz de mirar hacia afuera: lecturas para sensibilizarnos ante el otro
Habitamos un momento histórico en el que para todas las capas generacionales se vuelve indispensable contrarrestar la aceleración que inunda muchas zonas de nuestras vidas. Entre la vertiginosa inmediatez de las redes sociales, el ahogo en las voces que tienen la necesidad de opinar todo el tiempo sobre cada cosa y la publicidad que exacerba la exigencia de tener la mirada puesta constantemente en uno mismo, estar abiertos a otras experiencias de vida se convierte en algo fundamental.

Si para forjar un pensamiento crítico en las infancias y adolescencias hay que fomentar la curiosidad y cuestionar lo establecido, escuchar receptiva y pacientemente otras formas de ser y de pensar debería ser un ejercicio cotidiano. No sólo para que los más jóvenes formen su propio criterio, sino también para nosotros mismos. 

Ser críticos no es ser capaces de juzgar inquisitivamente aquello que difiere de nuestro pensamiento; tiene que ver con la capacidad de mirarnos en el otro y abrirnos al diálogo, incluso para reafirmarnos a nosotros mismos en la diferencia, pero desde la apertura. Por eso, las recomendaciones que se encuentran a continuación buscan ser una invitación a leer para olvidarnos de nosotros mismos y cohabitar con aquellos que van configurando su visión del mundo; buscan también otras escuchas en medio de esta confusión que a veces es el mundo.

Huérfanos | Texto de Andrés Acosta, con ilustraciones de Mariana Villanueva Segovia | Akal

Once historias en las que el lector se ve inmerso en la forma en la que cada personaje fusiona sus creencias, su forma de habitar y entender el mundo desde su particular contexto social. El autor nos hace mirar a personas adultas con las que alguna vez nos hemos topado sin prestarles atención. Invisibles para la sociedad, desde su paternidad o maternidad, lo son todo para los niños de estos relatos. Se es huérfano no únicamente por la pérdida de un ser querido, sino también por la falta de un propósito o sentido, pero desde la valentía y la resiliencia es posible sostener las luchas y anhelos. La ilustración, un extraordinario trabajo de Mariana Villanueva, logra llevarnos a la temperatura de los paisajes, al calor entre el tumulto de autos, a la evocación de la acidez de un dulce en la boca, al oleaje frente a la orilla del mar.

Lágrimas de bosque | Nathalie Bernard | Fondo de Cultura Económica

Nada mejor que sumergirnos en las páginas de toda una cosmovisión del mundo para que una experiencia con la naturaleza, un sol abrasador o el paso del viento entre las ramas, se vuelva algo táctil, sonoro y adquiera un profundo significado. Nada más doloroso que ver cómo en la narración al igual que en la historia de la humanidad ese mundo es invadido violentamente por quienes, desde el poder, creen portar la verdad y la razón absolutas.

A sus 16 años, Jonás es repudiado por sus compañeros por parecer indolente ante un mundo abominable. En realidad, él sólo acepta sin más ser un número obediente y disciplinado, con un único objetivo: llegar al fin del cautiverio, y poder vivir de nuevo en conexión con la tierra y sus creencias.  En su entorno, su actitud parece decir que matar toda su identidad y humanidad dentro de él se hubiera logrado. Esta simulación da un giro inesperado cuando junto a Gabriel, su rebelde antítesis, termina por desafiar ese mundo diseñado para despojarlos de su humanidad.

Los migrantes | Texto de Marcelo Simonetti, con ilustraciones de María Girón | Kalandraka

Muchas veces asociamos la lectura de un libro ilustrado con una experiencia de lectura restringida a las infancias, pero creo fervientemente que abrirnos a la posibilidad de la experiencia estética de su lectura siempre enriquecerá nuestra mirada y nos conectará con un mundo completo. Este libro es un ejemplo de ello. Un complejo tema de actualidad social abordado con simpleza, inteligencia y humor, enmarcado con una ilustración de nivel exquisito.

Hacia el final de la jornada escolar, dos hermanos reciben la noticia de que un par de migrantes llegarán al siguiente día al colegio. Es la primera vez que escuchan esa palabra: migrante. Desde la incertidumbre total, conjeturan un montón de temores ante algo que desconocen: ¿y si resulta que son espíritus malignos? Al volver a la escuela al día siguiente, los migrantes ni siquiera aparecen, pero la emoción desbordada por los nuevos compañeros que vienen de lejos hará que tampoco les importe.