La poesía también es punk
Patti Smith ha sido siempre una poeta con alma de músico. Desde joven, la música y la poesía fueron dos lenguajes con los que se comunicaba, dos formas de expresión que no solo coexistían en su vida, sino que se alimentaban mutuamente. Para ella, la poesía no era solo una cuestión de palabras en el papel, ni la música algo que solo se escuchaba. En su mundo, ambas formas de arte se cruzaban, se entrelazaban y se transformaban en una experiencia única, cruda y vibrante.
En Just Kids, Patti nos lleva a los días de su juventud en Nueva York, cuando esa relación entre poesía y música estaba tomando forma, pero aún no estaba completamente definida. El libro no solo es una memoria de sus primeros años como artista, sino un testimonio de cómo la ciudad, la amistad con Robert Mapplethorpe y el ambiente creativo de la época fueron los ingredientes perfectos para que su voz se moldeara. En esas noches de conversaciones interminables, lecturas y exploración artística, Patti empezó a darse cuenta de algo fundamental: la poesía podía ser música, y la música podía ser poesía.
Cuando Patti Smith llegó a Nueva York, la ciudad era un hervidero de ideas, movimientos sociales y culturales, y sobre todo, un lugar donde las fronteras entre las disciplinas artísticas se desdibujaban. Su vida se dividía entre escribir poemas, asistir a recitales de poesía y escuchar música que la inspiraba. En su relato, nos describe cómo se acercó al rock, no como algo ajeno, sino como una extensión de su poesía. La primera vez que se subió a un escenario, recitando sus versos acompañada de guitarra, no solo estaba comenzando su carrera musical, sino también fusionando dos mundos que hasta entonces parecían separados.
Este despertar artístico se traduce directamente en su música. En Horses, su álbum debut, la poesía que había cultivado en su juventud se desbordó con fuerza y actitud punk. Cada canción es un poema con ritmo, con una carga emocional que se siente tanto en las palabras como en las guitarras eléctricas. Gloria, Land, Birdland, son ejemplos de cómo Patti tomó su pasión por las letras y las transformó en algo completamente nuevo, donde la poesía se convertía en un grito rebelde, lleno de vida, dolor y belleza.
Just Kids no solo revela su historia personal, sino que nos muestra el proceso interno de cómo Patti Smith fue capaz de unir poesía y música de una manera tan única. A través de sus recuerdos, entendemos cómo esa conexión entre las dos artes la definió como una artista, una mujer cuya voz no solo hablaba, sino que cantaba, gritaba y susurraba con la misma intensidad. La música y la poesía no eran mundos separados para Patti; eran dos caras de la misma moneda, dos formas de expresar su visión del mundo y de sí misma. En Just Kids, ella nos cuenta cómo, poco a poco, esas formas de expresión se fundieron para crear la voz más auténtica y revolucionaria del punk.