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Censurado (Carta editorial Revista Lee+ 143)

Censurado (Carta editorial Revista Lee+ 143)

Los acuerdos absolutos son una rareza que muy pocas veces ocurre. Nuestra actitud ante la literatura infantil y juvenil es una de ellas: en términos generales, se tiene la certeza de que los niños y los jóvenes deberían leer, y de que esta actividad es buena para ellos. Evidentemente, las razones por las cuales se aceptan estas ideas pueden ser distintas y variar de persona a persona: algunos buscan la utilidad de los libros, otros más los miran como los promotores de una serie de valores y actitudes y, por supuesto, tampoco faltan quienes sostienen una idea maravillosa: los libros dan la posibilidad de vivir otras vidas y abren la puerta a las conversaciones.

Cada una de estas razones —por buenas o malas que sean— coloca a la personas ante una serie de dilemas que parecen imposibles de resolver: ¿qué libros son buenos para mis hijos?, ¿cuáles son adecuados para su edad?, ¿aquellos que tengo en mente lo engancharán lo suficiente para transformarlo en un lector consuetudinario? Es decir: la voluntad de promover la lectura entre los niños y los jóvenes existe, pero al momento de elegir un libro empiezan los dilemas.

Afortunadamente, no existe una respuesta única para aquellas preguntas. Todos los seres humanos somos distintos y lo que nos apasiona no es homogéneo. Así pues, en este número de Lee+ nos asomamos a la literatura infantil y juvenil desde distintas perspectivas: las opiniones de sus editores, las discusiones sobre su historia y sus autores te esperan en las siguientes páginas, que son una invitación a que te transformes en el mejor de los promotores de la lectura. 

Los libros se escapan de los estándares y los límites de su época. Y, aunque los censuren, siempre habrá lectores rebeldes que encuentren la forma de leerlos. +

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