Oaxaqueños en el espacio: BEF y el capitalismo voraz expandido por toda la galaxia

Oaxaqueños en el espacio: BEF y el capitalismo voraz expandido por toda la galaxia

Por Lluvia Soto

Bernardo Fernández, Bef, autor mexicano nacido en los años 70 en la Ciudad de México, se ha consolidado como una figura imprescindible en la escena literaria. Con más de tres décadas de trayectoria creativa, su nombre resuena como el de todo un rockstar en los géneros de la novela gráfica, la policiaca y la ciencia ficción. Con una bondad infinita nos comparte sobre su más reciente proyecto: El llanto del aire, publicado por Editorial Océano, en la que imagina la expansión de la humanidad hacia el vasto universo.

“Es una novela, la primera parte de una trilogía de ciencia ficción en el espacio profundo. La versión corta sería: Oaxaqueños en el espacio; la larga, que cuando el futuro distante expande a la humanidad por la galaxia, los planetas más habitables serán para los países ricos. La historia explora cómo las desigualdades económicas y geopolíticas se proyectan hacia la expansión espacial”, explica.

Durante la lectura, la construcción del elemento tiempo llama poderosamente la atención, parece un elemento elástico que se comprime y se expande, que juega diferentes dimensiones. El tiempo de la novela es todo el de la historia de la humanidad, en las primeras páginas con una cadencia casi poética, para luego habitar un agitado tiempo futuro y llegar a un presente, en otro tiempo, en el que cada segundo se encuentra en clave de agitada lucha de supervivencia.

“La historia está efectivamente contada en dos tiempos. El primero es cuando una expedición inicial abandona el planeta Cuicatlán, aterrada por razones envueltas en el misterio. El segundo ocurre 90 años después, cuando únicamente hay una estación militar siguiendo con el lentísimo proceso de terraformación que abandonaron los primeros colonos. También un momento, tiempo atrás, donde vemos cómo se desarrolla la tecnología con la cual van a comenzar esta exploración espacial”.

Empresarios, ambientes corporativos, el anhelo de poseer el universo, la novela aborda ese doble filo del anhelo del avance tecnológico y nos sitúa en un escenario posible en que la expansión de la especie humana por la galaxia se podría lograr a expensas del más grande exterminio de la historia…

Es una proyección de empresarios que ponen a toda su corporación a desarrollar el mecanismo para apropiarse de todos los planetas posibles. En una de sus oficinas se desarrolla esta tecnología monstruosa que arrasa (ya la irán descubriendo. Es un poco la sorpresa de la novela).

Desde la ciencia ficción siempre habrá una posibilidad de explorar los cuestionamientos humanos, profundos, un espejeo de lo posible entre pasado y futuro.

“Yo pienso en los géneros especulativos, en general, lo que mi amigo Alberto Chimal llama la literatura de la imaginación, como el espejo de la feria en donde nos vemos distorsionados, monstruosos, pero seguimos siendo nosotros. La ciencia ficción no es algo que habla del futuro, siempre habla del presente. Yo vengo de una generación de escritores de ciencia ficción en México donde había casi una consigna de contar futuros inmediatos y desde nuestra realidad. Aunque regresé al género después de un romance con la novela policiaca, quería mantener la voz mexicana, particularmente desde Oaxaca, y proyectarla hacia lo universal. Por eso el planeta donde ocurre gran parte de la historia se llama Cuicatlán, en honor al pueblo de mi abuelo, en Oaxaca. Es la “tierra del canto” en náhuatl, un guiño cultural que dialoga con la expansión espacial”.

Si bien es gozoso leer ciencia ficción que sale de una pluma mexicana, y que logra desbancar lo hegemónico y lo anglosajón, Bef logra delinear en cada uno de los personajes un bagaje que refleja toda una danza intercultural.

“Esta interacción de identidades refleja la humanidad que se expande por la galaxia: los personajes traen consigo sus raíces, tradiciones y formas de entender el mundo, aunque convivan en escenarios distantes y futuristas. Me interesaba mostrar que, a pesar de que avancemos tecnológicamente, seguimos siendo humanos con todas nuestras complejidades, tradiciones y conflictos”, agrega.

Bef nos comparte que el título de El llanto en el aire fue un regalo de Alberto Chimal, y añade que esta novela marca su regreso a su primer amor literario: la ciencia ficción. También nos adelanta que ya trabaja en la segunda entrega y que tiene planes de publicar el próximo verano. Espera que la trilogía complete su ciclo hacia el invierno siguiente.+

Lluvia Soto. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas. Ha dedicado más de una década a la gestión de experiencias culturales y de reflexión en torno a la literatura y el cine, así como a la formación de públicos infantiles y juveniles en estas disciplinas.