Lola Horner: las mujeres y las hadas

Lola Horner: las mujeres y las hadas

1. De una forma u otra, los cuentos de hadas han configurado nuestro ser. En cierta medida, somos lo que somos gracias a ellos. Creo que resulta muy difícil encontrar a un niño que no haya escuchado, leído o visto uno de estos relatos. Si ésas fueron las primeras historias que escuchamos, es obvio que se vuelven parte de nosotros. Por eso me parece muy difícil olvidarlos. Podemos intentarlo, pero ellos existen, están ahí, los traemos adentro. Aunque aparentemente se componen a partir de estructuras simples y planas, estos relatos han sido purificados a través de los siglos. Por esta razón los cuentos de hadas abren la puerta todo tipo de preocupaciones y ansiedades. A cosas que van desde el despertar sexual hasta la violencia contra las mujeres. Cuando pienso en un género literario que ha sido sistemáticamente descalificado y relegado, del cual se ha dicho que no es importante o que resulta cursi, descubro que, en realidad, se trata de algo que nos corre por las venas. Así que no sólo los leo, sino que también escribo sobre ellos: Otro bosque. Mujeres y cuentos de hadas en Latinoamérica (UANL, 2023) es un ejemplo de esto.

2. A lo largo de la historia, los cuentos de hadas han vivido procesos de reescritura y reapropiación incesantes, y lo mismo puede decirse de las maneras en que los hemos leído. Yo creo que lo más bello de reescribirlos y repensarlos estriba precisamente en que estas acciones nos permiten sumergirnos en las distintas capas del mundo, algo parecido a lo que vemos en los estratos de la Tierra. Por esta causa, la Caperuza es tan grande que todo cabe en ella. Además, la reescritura nos permite amplificar la procedencia y la relevancia de estas historias y no tener que inventar el hilo negro. En este caso, estamos ante un retorno y no frente a una repetición. El retorno implica una perspectiva y un cuestionamiento.

3. La tradición crítica nos dice que la primera reescritura contemporánea de los cuentos de hadas ―es decir, con preocupaciones sobre lo que es una mujer y qué papel desempeña— es La cámara sangrienta, de Angela Carter. Sin embargo, tendríamos que pensar que esto no representa necesariamente una verdad absoluta: Rosario Ferré ya había publicado Papeles de Pandora en Joaquín Mortiz y, por lo tanto, Carter no era la primera. A pesar de esto, como Carter pertenecía a una tradición literaria específica, se transformó en un punto de quiebre.

A partir de mi descubrimiento de Rosario Ferré, se me reveló un manantial de reescrituras y reapropiaciones de los cuentos de hadas; Silvina Ocampo reescribió la historia de Barba Azul y Clarice Lispector hizo lo mismo con la Bella y la Bestia. Éste es, por decirlo de una manera simple, el manantial que me permitió escribir Otro bosque. Mujeres y cuentos de hadas en Latinoamérica.

En América Latina estamos redescubriendo y rescatando la literatura femenina que fue relegada y olvidada. Nuestra la labor consiste en una suerte de arqueología de las palabras perdidas.

Sabemos que el boom latinoamericano tuvo un peso definitivo y que en buena parte corrió por cuenta de una serie de escritores que coincidían en cierta manera de entender la literatura; a ello se sumó una operación de mercado muy audaz y efectiva. Fue como una gran ola. Pero esa ola también borró muchas cosas. El boom fue una bomba que estalló y después de la bomba siempre hay secuelas.

Por esta razón estamos obligados a buscar y a encontrar los libros que se perdieron y se olvidaron, a hacer un arduo trabajo hemerográfico para hallar las palabras escondidas en las revistas y los diarios. Esto nos permitirá encontrar la literatura perdida y, gracias a esto, estaremos en condiciones de estudiarla y publicarla para que la gente pueda leerla

¿Por qué? Porque sabemos que la lógica del mercado consiste en imprimir lo que se lee, pero también podemos asumir que puede funcionar al revés. Creo que empezamos a crear una especie de ventana que nos permite asomarnos al ecosistema de la literatura femenina, pero también estoy convencida de que vamos a tener que pelear mucho para que no se cierre. Yo apuesto por la capacidad de los cuentos de hadas para seducir a los lectores. +

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