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Entrevista a Rébecca Dautremer: Una infancia dibujada

Entrevista a Rébecca Dautremer: Una infancia dibujada

01 de abril de 2022

Rodrigo Morlesin

Rébecca Dautremer es, sin duda, una de las ilustradoras más reconocidas del mundo. Cuenta con más de 30 libros, muchos de ellos publicados en español por Edelvives, y con un estilo propio, detallado, y a la vez libre, variado y expresivo.

Las niñas y niños aman sus libros Princesas olvidadas o desconocidas, Las ricas horas de Jacominus Gainsborough o Nat y el secreto de Eleonora (que también es una película animada). Por otra parte, sus fanáticos adultos atesoran obras como Seda (la versión ilustrada de la novela de Alessandro Baricco), La cita o su más reciente libro publicado en México, De ratones y hombres.

En esta entrevista, nos habla de una infancia entre dibujos, libros y ¡ovejas!

Lee+: Hola, Rébecca. ¿Cómo estás? Estamos aquí para platicar contigo sobre la infancia. Esta entrevista va a ser parte del especial del Día del Niño y de la Niña aquí en México. Entonces, las preguntas tienen que ver con los recuerdos. La primera es si tienes un recuerdo (alguna travesura o historia) que quisieras compartir de cuando eras niña.

Rébecca: Creo que mis buenos recuerdos de la infancia son de cuando tenía cuatro años. Mis padres, mis hermanos y yo vivíamos en la campiña. Mis padres eran muy jóvenes; mi padre debió tener 24 o 25 años cuando yo tenía cinco. Así que nací cuando él tenía 20. En ese entonces vivíamos en el campo, mi padre lo había decidido… Tú sabes, eran los setenta, los años hippies, entonces teníamos cabras y ovejas, y hacíamos queso, queso francés en las montañas. Vivimos así dos o tres años, criando ovejas en la montaña. Y ese fue el mejor momento de mi niñez.

Foto: Rébecca Dautremer (niña)

Lee+: ¡Guau! Y en ese tiempo, ¿te gustaba dibujar?

Rébecca: Creo que comencé a dibujar cuando tenía cuatro o cinco años. Porque entré muy tarde a la escuela y tengo recuerdos muy precisos de momentos dibujando cuando tenía cuatro o cinco años. No me gustaba la escuela, pero pasaba muy buenos momentos cuando estaba dibujando.

Lee+: ¿Y qué te gustaba dibujar?

Rébecca: Creo que solía copiar, ya sabes: copiaba los dibujos que había en mis libros infantiles, por ejemplo, los de las películas animadas de Disney. Recuerdo copiar a Los Aristogatos

Lee+: Además de en tus libros, imagino que había muchos animales a tu alrededor. ¿Cuál era tu animal favorito para dibujar?

Rébecca: Recuerdo que tenía un conejito, pero mis padres me lo cocinaron. ¡Me comí a mi conejito! Eran los años setenta, ya sabes.

Lee+: ¿Y qué pensaste de eso cuando te diste cuenta?

Rébecca: Creo que estaba bastante bueno…

Lee+: Eso me recuerda a Jacominus, el conejo de tu libro.

Rébecca: ¡Si!, creo que ése es el recuerdo que tengo de mi conejito en el plato. Pero Jacominus tiene más que ver con Beatrix Potter y sus libros de Peter Rabbit. Ésa fue mi referencia para Jacominus.

 

Lee+: ¿Y cuál era tu libro favorito cuando eras niña?

Rébecca: No lo sé, porque es demasiado francés; pero teníamos unos libros infantiles de un autor francés llamado Marcel Aymé (de los años treinta, cuarenta), y trataban de dos pequeñas niñas que vivían en una granja en Francia con muchos animales… Recuerdo que me encantaban esos libros.

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Lee+: Y cuando eras niña y hacías tus propios dibujos, ¿qué te gustaba dibujar?

Rébecca: Recuerdo que me gustaba hacer cómics. Comenzaba entusiasmada con la primera página, pero no era buena terminándolos. Siempre me quedaba en las primeras páginas. Eran de temas históricos, porque tenía muchos ejemplos. Mi madre era bibliotecaria, así que en casa teníamos varios libros de cómics de la biblioteca y me encantaban los relatos sobre la historia francesa… Así que trataba de hacer mis propios cómics históricos. No sabía nada de historia, pero imaginaba todo: los vestuarios y todas esas cosas.

Lee+: ¡Guau! Y ése fue el inicio de lo que haces ahora. 

Rébecca: Probablemente… Oh, sí… tienes razón. No lo había pensado, pero tienes razón, porque me gusta dibujar vestuarios, antiguos vestuarios… Sí, eso es cierto.

Lee+: ¿Y recuerdas el momento en el que decidiste ser ilustradora?

Rébecca: No creo que yo lo haya decidido. Creo que mis papás sabían lo mucho que me gustaba dibujar, y me aconsejaron y alentaron para hacer cursos de dibujo, pintura, arte. Me pagaron una escuela en París para estudiar arte. Y entonces, paso a paso, conocí a algunas personas que me presentaron en una editorial y comencé a hacer mis primeros libros… hasta entonces me di cuenta de que era una ilustradora. Pero los jóvenes en los ochenta y noventa no teníamos internet y no sabíamos demasiado del mundo de la ilustración. Teníamos que imaginarnos de lo que podría tratarse ser ilustrador, o cualquier otra cosa. Yo no planeé nada. Estudié artes, cómo dibujar, cómo pintar y fui conociendo gente buena que me ayudó a convertirme en ilustradora. 

Lee+: En aquellos años en los que eras una joven ilustradora, una joven estudiante, ¿tenías alguna ilustradora o ilustrador favorito?

Rébecca: No sé si la conozcas, su nombre es Lisbeth Zwerger, es una europea de Austria. Entre otros más famosos: Quentin Blake, por supuesto, de Inglaterra; realmente me encanta y muchos otros ilustradores franceses.

Lee+: Quisiera que nos platicaras de tu más reciente libro en México, De ratones y hombres. ¿Por qué decidiste hacer esta historia? ¿Cómo es que recreaste el clásico de John Steinbeck?

Rébecca: No recuerdo todo, pero tuve una primera experiencia con mi editor francés, quien publicó De ratones y hombres; lo ilustré primero con esa editorial, Tishina. El que tienes es en español, por Edelvives. Habíamos decidido hacer otro libro juntos. Estábamos buscando una novela clásica, más o menos famosa. Resulta un poco difícil vender un libro ilustrado para adultos, así que es mejor comenzar con una historia famosa. Así que buscamos ese tipo de historias, pero que no sean demasiado largas, pues tendría que hacer muchas ilustraciones. Por tanto, tenía algunos criterios a seguir antes de elegir la obra. Y entonces tuvimos la idea de ilustrar este libro, que conocía desde hace mucho tiempo. Lo leí como veinte veces cuando era joven. La historia me parece muy potente; tiene los paisajes de Estados Unidos de los años treinta, con los autos, la vestimenta y estos personajes fuertes para el sufrimiento… Es muy dura, pero también muy fuerte y muy interesante para ilustrar. Así que en cuanto dimos con este título dijimos: “Ok, éste es el bueno, tenemos que hacerlo”.

Lee+: Es increíble. Déjame decirte que es uno de mis favoritos instantáneos de los que has publicado. 

Rébecca: ¡Gracias!

Lee+: Por los diferentes estilos mezclados y toda esta manera en que representas la historia visualmente y al mismo tiempo tan generosa y cálida con los personajes. Eres muy generosa con ellos, los muestras llenos de corazón.

Rébecca: Oh, eso espero. Steinbeck hizo lo mismo en el texto: jamás juzga a sus personajes, tan sólo describe los actos, esto y aquello, pero nunca los juzga. Muestra el modo en que sobreviven en estos momentos tan difíciles en Estados Unidos, y yo traté de hacer lo mismo. No me gusta odiar a mis personajes, es muy difícil dibujar un personaje que no te gusta. Tal vez se necesita compasión para tus personajes.

Lee+: Déjame decirte que es imposible odiar a tus personajes. Tengo algunos de tus libros, bastantes de ellos…  

Rébecca: Ya veo, ¡me conoces bien!

Lee+: Y no puedo encontrar cómo odiarlos. Te sigo desde Una historia de Serafín Cordero, Los Cochinos.

Rébecca: Oh, ¿de verdad?, es bastante viejo.

Lee+: Y, desde entonces, encontré mucha expresividad en cada página, tienes mucha fuerza en tus imágenes; pero también, de principio a fin, hay algo diferente en cada uno. Tu estilo no es idéntico en cada uno. Haces un movimiento glorioso entre tu estilo para mostrar diferentes elementos en cada libro. ¿Es fácil para ti lograrlo? Porque si yo intentara hacer una de tus páginas, me llevaría cien años.

Rébecca: Bueno, practico mucho y trato de mejorar mi técnica. Me gusta retarme y cambiar mi estilo y ofrecerles a los lectores algo nuevo cada vez. Así que son dos problemas diferentes: seguir adelante y mejorar un estilo, y al mismo tiempo tratar de cambiar y sorprender a los lectores. No puedo hacer el mismo estilo todo el tiempo, el mismo tipo de libros, el mismo tipo de historias. Es como hacer el libro del pequeño conejo (Las ricas horas de Jacominus Gainsborough) y un año después De ratones y hombres, por ejemplo. Me gusta cambiar.

Lee+: Y es asombroso, sin duda. Porque siempre eres tú. Cuando veo todos tus libros, siempre está Rébecca: todos los detalles, todos los momentos, hay una especie de niebla en todo tu trabajo y se ve increíble que lo logres de una manera diferente cada vez. ¿Cuál te parece el libro más difícil de hacer? Ése que dices: “No puedo con esto, es muy difícil de dibujar”.

Rébecca: De ratones y hombres fue bastante difícil, porque tenía más de 400 páginas ilustradas, entonces fue un trabajo muy pesado, muy grande, pero cada libro tiene sus propias dificultades. En cada libro trato de dar lo mejor de mí. Comienzo cada uno de mis libros diciendo: “¡Haré lo mejor que pueda!, ¡será maravilloso!, ¡será una obra maestra, por supuesto!”. Y cuando lo termino me digo: “Ok, no lo lograste, lo lograrás la próxima vez”. Y cada vez lo intento de nuevo, una y otra vez. Claro: cuando es un libro largo es cansado y difícil. Pero está bien, porque me gusta mi trabajo, no importa si invierto mucho tiempo. ¿Sabes?, para De ratones y hombres, por ejemplo, teníamos la cuarentena por covid-19, y eso me dio más tiempo para ilustrar, más de lo usual. Al final del día, hice mejor el trabajo durante la cuarentena que en algún otro momento.

Lee+: ¿Tienes alguna ilustración preferida cuando trabajas?

Rébecca: Sí, por supuesto, creo que algunas ilustraciones son mejores que otras. pero muy raramente me siento satisfecha con mi trabajo. Normalmente digo: “Debí de hacerlo mejor”, es muy raro que piense que realmente lo logré. Pero claro que algunas ilustraciones son mejores que otras. En De ratones y hombres creo que mejoré un poco la manera en la que dibujo, porque dibujé muchos personajes como en los cómics; en diferentes posiciones y actitudes, y me liberé un poco. Eso es algo muy nuevo para mí, liberarme en la manera de dibujar. Sí, creo que este libro… no está tan mal.

Lee+: No está tan mal… ¡Está maravilloso!

Rébecca: Es un modo francés de decir algo bueno…

Lee+: Lo sé. Eso que te sucede a ti, también me pasa a mí. Cuando escribo una historia, digo: “No es suficiente”. Cuando diseño algo, digo: “No es suficiente”. Quiero preguntarte algo. ¿Qué les dirías a las niñas? Especialmente a las niñas que quieren ser ilustradoras como tú y exitosas como tú, que quieren hacer algo diferente.

Rébecca: De hecho, les diría exactamente lo mismo que les diría a los chicos. Sólo tienes que trabajar, trabajar y trabajar, una y otra vez. Que crean en sí mismos, por supuesto. Y que, cuando su trabajo sea juzgado, no escuchen demasiado a los otros; especialmente cuando dicen cosas buenas, probablemente es mejor pensar que no eres tan bueno y que tienes que trabajar mucho para serlo. Y trabajar, trabajar, trabajar… sin importar si eres un chico o una chica, no creo que implique una diferencia, claro. En mi vida nunca he sufrido una diferencia por ser una chica. Nunca he pensado que deba haber alguna diferencia. Así que, chicas, tienen que trabajar como los chicos y, chicos, tienen que trabajar como las chicas. Es lo mismo.

Rébecca Dautremer
Fotografía: Camille Vaugon

Lee+: Rébecca, muchas gracias por platicarnos sobre tu infancia, la manera en la que vivías y cómo te convertiste en esta gran artista y gracias por compartir tu tiempo con nosotros.

Rébecca: Es un gusto para mí, muchas gracias. Espero visitar nuevamente México.+

A continuación les dejamos la charla para que la disfruten tanto como nosotros.

Agradecemos el apoyo a Edelvides España y México para la realización de esta entrevista, y por supuesto a Rébecca.