Flamboyant, libros para que las infancias tengan un planeta donde vivir

Flamboyant, libros para que las infancias tengan un planeta donde vivir

17 de enero 2023

Por José Luis Trueba Lara/Redacción Lee+

Cuando hablamos de literatura infantil, también tendríamos que pensar en que, en la medida de lo posible, las infancias tengan garantizado un futuro, de lo contrario esta labor no tendría sentido. Éste es uno de los principios que guía a Editorial Flamboyant, que apuesta siempre por la sustentabilidad, tanto de sus libros como de sus lectores.

Fue en 2009, en Barcelona, cuando Eva Jiménez, directora general, y Patricia Martín, directora editorial, comenzaron a trabajar en el proyecto: “Al principio queríamos fundar una librería infantil, pero los números no salían. ‘¿Y por qué en vez de una librería no montamos una editorial?’, y ahí arrancó la locura”, recuerda Eva.

Salieron a la luz con una reedición de libros clásicos infantiles del siglo xix; siguieron los álbumes ilustrados y la compra de derechos de traducción de obras de países como Francia, Suecia, Reino Unido: “Eran libros que todavía no se habían publicado en España y nosotras queríamos que el público hispanohablante los pudiera conocer”. Esa búsqueda las condujo a editoriales españolas y latinoamericanas.

En 2012 editaron su primer ejemplar creado por una escritora e ilustradora que, así como Flamboyant, había nacido en Barcelona: Anna Llenas, autora de El monstruo de colores, libro que desde entonces ha vendido más de cinco millones de ejemplares en todo mundo.

Hacer libros desde el cuidado

Desde el inicio, el equipo de Editorial Flamboyant sabía que querían publicar poco anualmente, pero, eso sí, todo bien escogido, “con un ritmo lento pero seguro ir construyendo un catálogo que sobreviviera a largo plazo en las librerías”. Depender de las novedades no parecía una opción.

“No nos gusta que los libros desaparezcan porque cuesta mucho escribir, ilustrar y editar un libro infantil. Nos da mucha pena que un libro desaparezca en dos o tres meses”. Por eso sólo publican 20 libros al año; si hicieran más, no podrían dedicarles la atención necesaria. Además, este sistema permite que autores y escritores puedan vivir de su trabajo.

Su política del cuidado se extiende hacia el planeta, pues compensan el total de las emisiones de CO2 que emiten: “Compramos créditos de carbono que se traducen en la inversión en proyectos de energía renovable en todo el mundo, y también en la plantación de árboles, muchos de ellos en la Península de Yucatán explica Eva Jiménez.

Para que las infancias continúen leyendo deben contar con un espacio donde hacerlo: “Nosotros pensamos que editar para niños sin tratar de garantizarles un futuro no tiene mucho sentido. Queremos que además de grandes lectores también tengan un planeta en el que vivir más o menos habitable”. +