EL UNIVERSO DE UN DISEÑADOR. ALEXANDER GIRARD
28 de abril de 2021
Los inicios
Alexander Girard (24 de mayo de 1907, Nueva York, Nueva York, Estados Unidos31 de diciembre de 1993, Santa Fe, Nuevo México, Estados Unidos) fue uno de los más importantes diseñadores estadounidenses del siglo XX. Poseedor de una inquieta mente creativa, Girard destacó por sus diseños textiles, industriales, de interiores y corporativos, también por su sobresaliente actividad como coleccionista y curador de arte popular, su incursión en el diseño museográfico y sus aportaciones para las artes gráficas.
Girard nació en la ciudad de Nueva York, en el seno de una familia integrada por una madre estadounidense y un padre de ascendencia italo francesa. Cuando él tenía dos años de edad, con su familia se mudó a Italia, donde se establecieron en Florencia; ahí pudo apreciar obras maestras del Renacimiento, las cuales quedaron como una referencia esencial en su memoria. Sin embargo, ocho años más tarde ingresó al internado Bedford Modern School, en Londres, para cursar sus estudios.
Durante estos tempranos años, inspirado por el libro Little Men de Louisa May Alcott (publicado en 1871), Girard creó un país imaginario llamado Republic of the Fife, del que formaban parte, a la distancia, su hermana Lezlie, su hermano Giancarlo, su amigo Jonh Fantoni y una antigua vecina italiana. Para esta sociedad secreta Girard desarrolló todo un universo, el cual es valorada como la más temprana propuesta integral que Girard diseñó en su vida, aunque haya sido de forma inexperta y lúdica, y es considerada el antecedente de su futura y exitosa carrera.
Creador cosmopolita, entre 1924 y 1929 estudió arquitectura en la Architectural Association de Londres, Reino Unido; más tarde trabajó en Estocolmo, Suecia, donde inició su acercamiento más humano y subjetivo al diseño moderno. Tras una segunda estancia en Florencia, durante la que continuó sus estudios, volvió a su natal Nueva York en 1932 y desarrolló sus primeros proyectos integrales de arquitectura interior. Fue en ese tiempo cuando conoció a su futura esposa Susan Needham. Durante los siguientes años, entre 1937 y 1953, su trayectoria cercana ya al diseño industrial continuó en Michigan, en ciudades como Grosse Pointe y especialmente Detroit. Gracias a su gusto por crear, exhibir y vender objetos de gran calidad para la vida diaria, la célebre empresa de diseño industrial Herman Miller Company se hizo un importante cliente suyo. Este contacto marcaría el inicio de una importante etapa creativa de su vida.
Los años de éxito
En 1952 Girard fue nombrado director del recién fundado departamento textil en Herman Miller Company. Para ese momento, tenía cerca de dos décadas trabajando en la creación de telas y patrones, numerosos arquitectos de interiores ya usaban sus propuestas de tapicería para muebles y cortinas. Girard dio tanta importancia a los textiles como si se trataran de materiales constructivos. Esta pasión lo llevó a crear más de 300 textiles para Herman Miller que fueron un rotundo éxito por sus patrones originales y su arriesgado uso del color.
Una de las principales influencias constantes en la mente y en el corazón de Alexander Girard fue el arte popular de todo el mundo. A los 16 años recibió como regalo de su abuelo un conjunto escultórico de la Natividad, realizado en el siglo XVII. Dicho obsequio marcó el inicio de una colección de piezas artísticas producidas provenientes de más de 100 países, como México, India, Egipto, Estados Unidos, Perú, Polonia, Italia, Alemania, Portugal, Haití, Suecia y Panamá, por los que viajó a lo largo de su vida. De este modo, reunió una sorprendente colección conformada por más de 100,000 obras. Su sensibilidad como diseñador y artista le permitieron valorar las cualidades estéticas de cada pieza de tradición popular. En muchos de sus proyectos de diseño de interiores, reinterpretó formas que admiraba de dichas obras; en otros, incorporó y coordinó objetos de distintas épocas y latitudes que, por sus características formales, armonizaban entre sí. Para Girard, el arte popular era “alimento para el espíritu creativo del presente.”
Desde 1953, Girard se mudó a Santa Fe, capital de Nuevo México, donde contribuyó al nacimiento de un nuevo centro de diseño estadounidense que rivalizaba con las consagradas ciudades de Nueva York y Los Ángeles. Desde ahí, continuó con su pasión por llenar de energía, color, riqueza y alegría a los objetos útiles para la vida diaria; su visión estética de la vida que le permitió enriquecer el día a día y hacer más atractivo cada objeto destinado a los usos cotidianos, por minúsculo que este pareciera.
En la cima de su carrera, Girard fue cercano a otros diseñadores y artistas de su época como Charles Eames and Ray Eames, Eero Saarinen, George Nelson, Saul Steinberg, Georgia O’Keefe, I M Pei, Minoru Yamasaki, Dan Kiley, Richard Kelly, Emilio Pucci y Rudi Gernreich. Alentados por el auge económico tras la Segunda Guerra Mundial, y durante los años de la Guerra Fría, Girard y este destacado grupo de creativos compartieron un sentimiento de responsabilidad por reinventar integralmente los espacios y los objetos para la cotidianidad, por minúsculos que estos parecieran. Girard se dio a la tarea de imprimirles energía, color, riqueza y alegría gracias a su visión estética de la vida y a su compromiso con el bienestar de los usuarios.
Arquitectura y diseño interiores
Para Alexander Girard las actividades diarias que parecieran comunes, tales como levantarse por la mañana, comer junto con la familia y desempeñar un trabajo, eran rituales que ameritaban escenarios acogedores y vibrantes. Se opuso así a la visión simplista de la vida interesada sólo en la productividad humana y en el utilitarismo. Creó de esta manera el concepto de “funcionalismo estético”, según el cual era tan importante para la arquitectura interior y el diseño la practicidad de los ambientes y los objetos, como los aspectos íntimos y sensibles de los usuarios, tales como los intereses y gustos personales, despertar en ellos la imaginación, así como brindarles satisfacción y tranquilidad. Girard buscaba que a través del diseño se valorara y dignificara la dimensión humana de quienes habitan las casas, las oficinas, los restaurantes y las ciudades.
Entre sus más sobresalientes diseños interiores se encuentran la residencia de Irwin y Xenia Miller, en Columbus, Indiana. El arquitecto de esta magna obra fue Eero Saarien, con quien Girard colaboró en otros proyectos. Los motivos que propuso para ornamentar las alfombras y la tapicería tomaron inspiración en la historia de los Miller, y son testimonio de la importancia que Girard dio a la dimensión humana, emotiva y espiritual de los espacios que diseñaba. Hasta el presente, dicha casa es considerada una obra maestra del modernismo de la posguerra.
Bien podría decirse que uno de los principales proyectos que reúne sus grandes dotes como arquitecto de interiores, su pasión como coleccionista y sus habilidades como curador y museógrafo fue la residencia que renovó en Santa Fe, Nuevo México, en 1953, donde viviría con su esposa el resto de sus vidas. Girard reunió la tradición de una antigua casa de adobe con su visionaria creatividad moderna. Además, inspirado por la arquitectura religiosa mexicana, dispuso en las estancias nichos donde exhibía obras de su vasta colección de arte popular.
También diseñó restaurantes: La Fonda del Sol (1960), un restaurante temático sobre Latinoamérica en la torre de Time & Life en Nueva York y el restaurante L’Etoile (1966) en la misma ciudad. Su labor como diseñador abarca desde finales de la década de 1920 hasta los últimos años de la década de 1970.
Girard viajó por todo el mundo a lo largo de su vida, siendo Latinoamérica y en especial, México sus destinos más frecuentes. De todos aquellos viajes fue recolectando objetos que funcionaron como referencias visuales y materiales que nutrieron sus creaciones, incorporándolas al diseño moderno. Los textiles que diseñó para Herman Miller, hasta la fecha son utilizados para algunos de sus muebles. Definió su visión como un: “funcionalismo estético”, al creer que los objetos no sólo deben ser útiles, sino que deben despertar nuestra imaginación y apelar a nuestros sentidos. Su enfoque frente al diseño consistió en crear experiencias estéticas en los espacios cotidianos de la vida moderna: la casa, la oficina, el restaurante, el Museo.
El amor por los textiles
Los textiles fueron para Girard uno de los campos del diseño donde más exploró su creatividad. Para él, la potencia de los textiles radicaba en su uso universal: desde cargar a un infante hasta presidir una ceremonia religiosa. Podemos rastrear esta fascinación desde su familia, pues, sabemos que su abuelo materno, Marshal Cutter, quien era anticuario, le regaló una serie de dechados del S. XVIII y que le mostraron a Girard la tradición de diseño textil que le precedía.
Cuando Charles y Ray Eames así como George Nelson no encontraron textiles que adecuados para sus diseños de muebles en la marca Herman Miller, invitaron a Girard a diseñar para esta compañía. Así comenzó a colaborar con ellos en 1951. Con los años, se convirtió en el jefe del área de textiles donde produjo más de 3000 diseños, buscando la calidez y el jugueteo al utilizar colores brillantes.
Su trabajo con Herman Miller contribuyó a su pasión por viajar y conocer las diversas formas y objetos en el mundo. Realizó diseños de casullas, (ropa litúrgica que utiliza el sacerdote) para la capilla MIT en Cambridge, Massachusetts, mostrando que, Girard entendía los textiles en su multiplicidad de usos y sentidos. Esta pasión lo llevó a incursionar también en la curaduría de exposiciones de textiles. La más destacada de ellas fue Textiles and Ornamental Arts of India que se inauguró en 1955 en el Museo of Modern Art en Nueva York.
Traducir el Arte Popular al diseño moderno
Apasionado por el arte popular, Girard emprendió viajes por todo el mundo, principalmente por el continente americano, durante los cuales adquirió obras alusivas a fiestas regionales, cerámica, textiles (especialmente bordados), juguetes y mobiliario, entre otras ramas artesanales. Así, conformó una colección integrada por más de 100,000 piezas, que se convirtieron en inspiración y referencias para diseñar objetos útiles para la vida moderna. Creó desde patrones textiles, sellos postales, fuentes tipográficas y muebles, inspirados en las piezas de su colección, hasta proyectos integrales de diseño para casas, restaurantes, corporativos, museos y escenografía cinematográfica, transformando el sobrio y atemporal diseño de su tiempo.
Girard aprendió de su colección sobre materiales y técnicas, así como la relación que éstas poseían con los recursos disponibles en el entorno natural. Sobre los motivos decorativos descubrió que eran resueltos de acuerdo con propósitos sociales, ya fueran sagrados, rituales o de uso cotidiano.
Integró en múltiples proyectos obras de arte popular de distintas culturas, contextos históricos y latitudes, relacionándolos entre sí por sus valores plásticos y estéticos, tales como el color, la forma o la iconografía. Muchas ocasiones alojaba estas piezas en nichos que construía especialmente para este propósito y que posiblemente creó inspirado por la arquitectura religiosa mexicana.
Dentro de su colección pueden encontrarse temas de su predilección, como la Navidad. Coleccionó cientos de escenas alusivas a esta temática, realizadas en diversos materiales, como papel picado, cerámica y madera, entre otros. Dicho tema le era muy íntimo, porque de niño, cuando vivió en Italia, acompañado de su abuelo Marshal Cutter, admiró pinturas murales y de caballete que plasmaban este pasaje. Una de las primeras exhibiciones de su colección fue dedicada a la Navidad y se realizó en la Nelson Gallery de Kansas City, en 1962. En esa ocasión mostró 170 escenas provenientes de 20 países diferentes.
Otra temática destacada en su colección fueron los juguetes, como quedó plasmado en el cortometraje realizado por sus amigos Charles y Ray Eames: Parade, or Here They Come Down Our Street (1952). En esta filmación alrededor de 11,000 juguetes de la colección de Girard, parecen tener vida propia, al aparecer desfilando como autómatas, acompañados de un fondo musical.
El gusto por coleccionar de Girard estaba estrechamente ligado a su interés por el diseño museográfico y la curaduría. Para él, decidir la posición y los modos de exhibir sus piezas le permitía crear universos autónomos, a modo de “escenas teatrales”, para el disfrute de los sentidos. Una de sus experiencias más importantes en este rubro fue en 1968. En el marco de la Exposición Internacional HemisFair´68l, en San Antonio, Texas. Girard presentó la exposición The Magic of a People (El encanto del pueblo), donde exhibió más de 10,000 piezas de su colección. Además, gracias a su vasto conocimiento sobre textiles tradicionales dirigió exposiciones como Textiles and Ornamental Arts of India, que se inauguró en 1955, en el Museum of Modern Art de Nueva York.
Girard curó la exposición Multiple Visions: A Common Bond como parte de la donación de su colección de arte popular al Museum of International Folk Art de Santa Fe, en 1985. Este hecho fue el primer paso para consolidar su legado, ya que años más tarde, en 1996, donó su archivo al Vitra Design Museum, en Alemania.
Reconocimiento al legado de Alexander Girard
En 1996, el Vitra Design Museum recibió el archivo personal de Girard. Los fondos abarcan 5,000 dibujos y 7,000 fotografías, muchos de los cuales nunca habían sido mostrados, e incluyen bocetos, diseños de patrones para textiles, accesorios, muebles y objetos de arte popular. Este archivo conforma la exposición El universo de un diseñador. Alexander Girard.
El Museum of International Folk Art, así como la familia de Alexander Girard, también han prestado otros objetos a la exposición. El diseño de la exposición fue realizado por el estudio Raw Edges, con sede en Londres y dirigido por Shay Alkalay y Yael Mer. Al igual que Girard, el trabajo del dúo se caracteriza por su interés hacia los colores y los patrones.
El Museo Franz Mayer, es la sede que acoge la extraordinaria muestra El universo de un diseñador. Alexander Girard.