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Cabuzio

Cabuzio

16 de abril de 2021

Itzel Mar

 

Le seguimos la pista por un sinfín de azoteas secretas, muros invisibles y tejados silenciosos. Lo buscamos bajo las camas, en la madrugada de un inmenso roble y en los rincones que están adentro de un parque. Deletreamos su nombre una y otra vez… y nada. Finalmente, el encuentro se dio sobre el techo del cabús de un tren que iba rumbo a un destino desconocido. Así fue como conseguimos esta entrevista exclusiva con el micifulgóptido y fosforescente Cabuzio, protagonista del libro GarabaGatos.

Lee+: Sabemos que los gatos tienen fama de ser trepinantérrimos y, por lo tanto, pueden ascender por egormes bardarumbres y árboles, incluso imaginarios. ¿Qué te gusta de andar por allí en las alturas?

Cabuzio: Despegarme del piso, brincar, nada más porque sí, me causa contentura y mucha metapelambreforización… Tú, ¿ya lo intentaste? Y, mientras voy escalando, me encanta sentir cómo el mundo cambia de postura y se vuelve cada vez más fosforoso. Arriba, desde la copa de un árbol o sobre una nube todo se ve más pequeño y en calma, y lo que se encontraba cerca se transforma poco a poco en lejano. ¡Me divierto mucho!

 

Lee+: Se te conoce por ser parrangático y vagatuno. De los distintos lugares que has visitado, ¿cuáles son tus favoritos?

Cabuzio: Sí, he viajado a sitios muy interesantes. Me agradan los planetas donde abundan las enredaderas, los pájaros y el jamón. Soy atraído por esas ciudades en las que llueve frecuentemente y es posible beberse la luna en los charcos. Y, por supuesto, me considero un visitante empedernido de las azoteas extranjeras; allí, con frecuencia, se hallan infinitos por conquistar: tendederos con danzantes sábanas blancas, calcetines de colores imposibles, ramarolundras cazaforánticas, temblorosas antenas de televisión, romedores, pinceptitos zumbarrosos, etcétera.

Lee+: Si estás lejos, ¿qué haces para no perderte y cómo encuentras el camino de regreso a casa?

Cabuzio: Lejos es donde no te pertenecen los sonidos ni el paisaje, todo está por ser estrenado y es fugaz; las palabras, allí, son distintas a las que conoces, incluso si se pronuncian de la misma manera.

Me gusta abrir los ojos más de lo que puedo para cazar sorpresas y conservarlas como recuerdos cuando pasindongo lejos. Soy bigotisciente: utilizo como antenas mis bigotes para no perderme de vuelta; así, conforme voy reconociendo espacios, colores y aromas, sé que me estoy acercando a casa.

Lee+: De esas sorpresas que has atesorado durante tus viajes, ¿cuáles son las que consideras más significativas?

Cabuzio: Entre mis favoritas se encuentran una candélula menguante, algunos pelubrados y sapirejos, un guijarro greñudo, un bizcobicho, una luciérnaga chiflada y la muela del juicio de un ciempiés.

Lee+: ¿Es cierto que puedes transformarte en lo que miras? ¿Cómo lo haces?

Cabuzio: Sí, es una de mis habilidades. Cuando algo me churgururea y es regocimoso, me detengo y observo cuidadosamente; entonces, de pronto, ya no hay distancia entre “eso” contemplado y yo. Así me puedo convertir en una jacaranda que gatea, un zapato maullador o una silla ronroneante y bigotona.

Lee+: ¿Por qué el color de tu pelaje es anaranjadoamarillo fulgurante?

Cabuzio: Todos llegamos a parecernos en algún momento a lo que nos inspira y amamos; es decir, si algo te gusta también te hará sentir fulgolírico. Me confieso andichifuzante y vagatuno, pero también me atraen las melogorías de la mañana, y repetidamente me tumbo a los pies del sol hasta que se me impregnan sus colores. Lo mismo me sucede cuando acaricio girasoles.

Lee+: ¿Cómo se vive en el interior de un libro?

Cabuzio: Es divertipático andunear entre páginas que deletrean lugares orondimosos e ilustraciones bulligóticas, donde caben cielos de todos los tamaños y muchas lunas a la vez. Un libro es un espacio incalculable, pues las palabras que encuentras al volver a él siempre dicen algo distinto.

Lee+: Es sabido que los gatos tienen siete vidas. ¿Cuántas te quedan?

Cabuzio: Verás, una vez sobreviví a una caída desde un asteroide interjupiteriniano. También logré despertar después de ser picado por un enjambre de avispas dientonas, durante una pesadilla. Y me recuperé tras una feroz pelea con un espejo callejero. Quizá todavía tengo unas cuatro…

Lee+: ¿Qué son las gatinjáforas?

Cabuzio: Son poemas gatunos, endemoniadamente difíciles de repetir en voz alta. Te reto a que leas un par de ellos, velozmente, sin equivocarte. +