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Libros infantiles, esas pequeñas bombas de tiempo

Libros infantiles, esas pequeñas bombas de tiempo

14 de abril de 2021

 Rodrigo Morlesin

¡Éstos son!
¡Aquí están!
Las semillas del mal,
las bombas de tiempo
que esparcen con sus letras
todo lo perverso.
Léelos todos
antes de que sean prohibidos;
disfruta de sus historias
antes de que den contigo.
Leamos en la oscuridad,
ocultos bajo la manta,
con linterna en mano
y la mente bien amplia.

La lista es larga, larguísima. Alrededor del mundo y a lo largo de la historia, los libros infantiles han sido prohibidos, censurados, quemados en nombre de la moral, la religión o la política. Te impresionará saber que algunos de los libros más emblemáticos en algún momento han sido prohibidos.

El gato encarcelado

El caso más reciente es el de Dr. Seuss, que ha sido censurado por sus propios herederos (Dr. Seuss Enterprises), quienes decidieron no seguir publicando seis títulos, tras la controversia que se desató cuando un grupo de padres de familia acusó a estos libros de fomentar el racismo.

¿Qué pensaría el famoso autor, que ha vendido más de 600 millones de ejemplares de sus libros, si viviera…? Pues yo creo que se reiría, porque para Dr. Seuss esto no sería nuevo: ya en el pasado algunos de sus libros más famosos fueron prohibidos y censurados. Tal es el caso de El gato ensombrerado (Cat in the Hat), que se ha catalogado como racista por tratarse de un gato negro que debe entretener a niños blancos. Sí, como lo lees…

Increíble, ¿no te parece?


Y no es que, en este caso, los adultos estén equivocados. En efecto, algunos de sus libros reflejan una época y una mentalidad diferentes a las que ahora tenemos con respecto al racismo y a
los derechos sociales. Retratan una realidad de la que tenemos mucho que aprender. Lo mismo le ha sucedido al famoso periodista del cómic creado por Hergé: Tintín. Pero, el que esté libre de culpa que arroje el primer libro.

¡Por Dios, déjenme leer!

Muchos libros infantiles han sido prohibidos por diferentes religiones —principalmente la católica y la cristiana—, en su mayoría, acusados de “promover el ocultismo y el satanismo”.

En este aspecto, Harry Potter es el preso más peligroso. Ha logrado que religiones que siempre han estado en desacuerdo, como la protestante, la católica, la ortodoxa y la musulmana, entre otras, coincidan en que la saga del joven mago fomenta el paganismo, la brujería y corrompe las tiernas mentes.

Incluso algunas brujas de Europa se han quejado por el modo en el que J. K. Rowling retrata elementos de la brujería: algunas mujeres que se autodenominaban brujas se quejaron en medios europeos de que las escobas se montan con las ramas hacia adelante, y no como lo describe la autora.

Algunos colegios en Estados Unidos llegaron a solicitar cartas firmadas por los padres para asegurarse de que sus criaturas tienen permitido leer la saga. Así que, en el mundo muggle, Hermione tendría que pedir un permiso especial para sacar de la sección de libros prohibidos de la biblioteca su propia biografía.

Esto es clásico…

Entre los libros clásicos que han sido censurados o prohibidos se encuentra Winnie Pooh, por cometer un doble crimen: primero, el moral, de andar desnudos por el Bosque de los Cien Acres. El segundo crimen es religioso, ya que en el catolicismo se considera un insulto a Dios que los animales hablen: esa virtud fue dada por el Creador sólo a los hombres y mujeres. ¡Pero si en la Biblia hay animales bastante platicadores!

Lo mismo sucede con Pinocho, pues, al tratarse de un objeto de madera, se considera blasfemo que cobre vida; además de que su temperamento rebelde y malagradecido fomenta la ingratitud y la vagancia.

Hansel y Grettel tampoco se ha salvado de la censura, con el argumento de que esta historia promueve el canibalismo. Por otra parte, en California, Estados Unidos, en 1992, una mujer llamada Karlyn Straganana levantó una queja pidiendo que se dejara de leer ese libro en los colegios, ya que les daba mala reputación a las brujas como ella: “Nosotras no comemos niños, por muy irritantes que sean. A lo mucho, los convertiría en sapos”, dijo bromeando, según la agencia de noticias AP.

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De rebeldes, exhibicionistas y otras locuras

Las aventuras del Capitán Calzoncillos, esta serie de historias creada por Dav Pilkey, ha sido prohibida varias veces, justamente porque su protagonista sale en calzones, además de fomentar la rebeldía entre niñas y niños.

Lo mismo sucede con dos grandes clásicos de Maurice Sendak, que son los favoritos de niñas y niños. Por una parte, en La cocina de noche, se muestra a Miguel, un pequeño niño que en sueños aterriza en un tazón lleno de masa para pastel. ¿Su crimen? ¡Que está desnudo! Donde viven los monstruos, considerado el máximo exponente de la literatura infantil norteamericana, tampoco se ha salvado de la crítica moral, al ser descrito como “psicológicamente dañino y traumatizante para los niños pequeños, debido a la incapacidad de Max para controlar sus emociones y su castigo por ser enviado a la cama sin cenar”.

Las aventuras de Huckleberry Finn y también Las aventuras de Tom Sawyer, ambos de Mark Twain, han sido catalogados como mal ejemplo debido a sus protagonistas: rebeldes sin límite ni educación, y por utilizar lenguaje grosero y racista. ¡Vaya fichitas!

Roald Dahl, uno de los autores más, más, más, más consentidos de niñas y niños devoralibros, tiene una larga lista de cargos en la censura, por libros como Charlie y la fábrica de chocolate, James y el melocotón gigante, Matilda, entre otros, principalmente por retratar a los adultos como seres horrendos, abusivos, brutos y ladrones.

Cárcel de mujeres

Las chicas tampoco se salvan de la censura. Alicia en el País de las Maravillas (Lewis Carroll), Ana la de Tejas Verdes (Lucy Maud Montgomery) y Pippi Calzaslargas (Astrid Lindgren) tienen mucho en común, y han sido censurados por fomentar la individualidad, lo que en realidad significa que son mujeres libres e independientes, que nos emocionan con su fuerza y espíritu.

Pero, por si fuera poco, Alicia en el País de las Maravillas ha sido censurado por fomentar el uso lúdico de drogas, hacer que los animales hablen y llevar a la locura a sus lectores con tanta incongruencia.

¡Pero qué madres… y padres!

 En México, el caso más famoso fue en 2001, contra Aura, novela de Carlos Fuentes, que fue fuertemente criticada por grupos conservadores del gobierno, al reclamar que la historia era inapropiada para las jóvenes mentes.

Pero no es el único caso. Las redes sociales escolares ardieron en ira cuando algunas madres del grupo de Facebook Wikimujeres leyeron sólo una parte del libro Gravity Falls Diario 3, y aseguraron que hacía apología al suicidio. Y es que, en el libro, basado en la serie de televisión, Dipper, el protagonista, escribe en su diario:

Poseer a las personas es lo más divertido. Existen miles de sensaciones que me he perdido durante todo este tiempo: quemarme, apuñalarme y ahogarme. Es como una barra libre de diversión. Una vez que destruya este diario, disfrutaré mucho dándole un gran final a este cuerpo: lo voy a aventar desde la torre del agua.

Pero aclaremos: esta frase la escribe Dipper al estar poseído por un ser maligno. Las niñas y niños lectores comprenden perfectamente que se trata de algo malo. Lo que sucede es que los padres a veces no se dan cuenta que sus hijas e hijos son muy listos y saben diferenciar entre el bien y el mal.

Del Asteroide B612 a la cárcel

 A tan sólo un par de años de su publicación, El Principito fue prohibido en Francia, en 1945, porque el autor, Antoine de Saint-Exupéry, fue exiliado por el gobierno francés. Seguramente le dijeron: “Te me vas con todo y tu caja, tus libros y tu sombrero raro”. A lo que Saint-Exupéry debió responder, muy indignado: “No es una caja, es un cordero, y no es un sombrero, sino una boa devorando un elefante”.

Y la lista es larga… Ante todo esto, pienso en lo poderosa que es la literatura, capaz de transformar a niñas y niños dulces y tiernos en verdaderos monstruos que hasta el demonio temería.

Sería fabuloso que un día censuraran mis libros, pues se ha visto que prohibir los libros fomenta el interés de los lectores. Psst… pssst… censores… ¿ya notaron que en mi novela Elvis nunca se equivoca el perro habla? Eso debe ser algo tan malo que debería censurarse, ¿no creen?

Pero, sobre todo, pienso en esos padres y madres, organizaciones religiosas y gobiernos que censuran libros incómodos. ¿Se habrán dado cuenta de que la educación se recibe de los padres y no de los personajes de los libros? +

Rodrigo Morlesin es escritor, traductor y diseñador de libros para niños. Se ha dedicado por más de 20 años a los temas de cultura e infancia. www.morlesin.com