¿Por qué Deadpool habla tanto con el público?

¿Por qué Deadpool habla tanto con el público?

Deadpool es un personaje de cómic creado por Rob Liefeld y Fabian Nicieza, que debutó en 1991. Conocido por su humor irreverente y por hablar directamente con los lectores, Deadpool es un mercenario con habilidades regenerativas, lo que lo hace casi inmortal. Su nombre real es Wade Wilson, y su personalidad consiste en una mezcla de sarcasmo, locura y valentía.

Los cómics de Deadpool suelen incluir acción, comedia y caos. A menudo, se burla de los clichés del género y se involucra en situaciones absurdas, lo que lo diferencia de otros superhéroes. Su estilo único y su capacidad para romper la cuarta pared hacen que cada historia se convierta en una experiencia divertida y diferente. ¡Es como si el personaje supiera que está en un cómic y lo usara a su favor!

Aunque ya era conocido y apreciado en el universo de los cómics, Deadpool saltó a la fama con sus películas de 2016, 2018 y, ahora, 2024, con Deadpool y Wolverine. En las pelis y en los cómics observamos el mismo fenómeno: el superhéroe se dirige directamente a nosotros, consciente de que forma parte de una ficción. Cuando Deadpool nos habla, hace posible una sensación de cercanía, complicidad y entrada del público a la ficción. Pero ¿sabías que esta técnica narrativa existe desde los inicios del arte y la literatura? Así es: se trata de la famosísima autorreferencialidad.

¿Qué es la autorreferencialidad y qué hace en el arte?

La autorreferencialidad en el arte se refiere a la práctica de un artista que hace referencia a su propia obra, proceso creativo o a sí mismo dentro de su trabajo. En otras palabras, es cuando una obra de arte se comenta o se analiza a sí misma. Podemos ver esta autorreferencialidad en pinturas como Las meninas, donde Diego Velázquez se “pinta pintando”. 

En literatura, la autorreferencialidad se manifiesta de varias formas. Desde que en la segunda parte del Quijote Sancho le muestra a don Quijote que existe un libro sobre sus aventuras y que un tal Avellaneda escribió una versión falsa. En la novela Niebla, de Miguel de Unamuno, aparece el autor para decirle a uno de sus personajes que no puede modificar su destino porque él ya escribió cómo va a morir. Y hay un montón de ejemplos contemporáneos en los que la propia obra literaria es consciente de que es una ficción. Como Deadpool.

Esta técnica narrativa, bien empleada, nos sorprende como lectores y como espectadores. Aquí te dejamos una lista de varias formas de autorreferencialidad para que, de ahora en adelante, cuando veas una película o leas una novela que utilice la autorreferencialidad, sepas identificarla.

Metaficción: la obra de ficción es consciente de sí misma como una obra de ficción. Los textos metaficcionales pueden comentar sobre el proceso de escritura, las convenciones del género o el acto de narrar. Ejemplos incluyen Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez y El nombre de la rosa, de Umberto Eco.

Narrador intrusivo: un narrador que interrumpe la narrativa para dirigirse directamente al lector, comentar sobre la trama o su propio papel en la historia. Un buen ejemplo es el Quijote, de Miguel de Cervantes: “Desocupado lector…”.

Personajes autoconscientes: los personajes son conscientes de que están en una obra de ficción y comentan sobre el proceso narrativo. Por ejemplo, en La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne, Phileas Fogg y sus compañeros tienen momentos de reflexión sobre su aventura que rozan la autorreferencialidad.

Referencias a otras obras: la obra hace referencias a otras obras del mismo autor o de otros autores, creando un diálogo entre textos. Un ejemplo es Ulysses, de James Joyce, que hace numerosas referencias a la literatura clásica y a otros textos literarios.

Parodia y autoparodia: la obra se burla de sí misma o del género al que pertenece. La serie de libros de Discworld, de Terry Pratchett, es un ejemplo, ya que juega con los clichés de la fantasía mientras se reconoce como parte del género.

Metacomentario: el texto comenta explícitamente sobre su propio proceso de creación o sobre los temas que trata. En La princesa Primavera, de Jane Austen, los personajes discuten sobre la naturaleza de las novelas y los arquetipos románticos.

 

Así que ya sabes: Deadpool resulta divertido e innovador, entre otras cosas, por su técnica autorreferencial, una herramienta que ha existido desde hace siglos en la literatura. ¿Qué otras obras autorreferenciales recuerdas?+