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Fallece Mario Vargas Llosa, ícono de la literatura universal

Fallece Mario Vargas Llosa, ícono de la literatura universal

El mundo de las letras está de luto. Mario Vargas Llosa, el célebre escritor peruano y Premio Nobel de Literatura 2010, falleció hoy a los 89 años. 

Este 13 de abril, a los 89 años, Mario Vargas Llosa falleció en Lima, Perú 

“Con profundo dolor hacemos público que nuestro padre Mario Vargas Llosa, falleció hoy en Lima, rodeado de su familia y en paz. Su partida entristece a sus parientes, amigos y a los lectores alrededor del mundo, pero espero que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera”, informó la familia del escritor.

Su partida deja un vacío inmenso, pero su legado literario, vasto y luminoso, seguirá iluminando el camino de lectores, escritores y pensadores en todo el mundo. Desde Más Cultura, rendimos homenaje a una de las figuras más influyentes de la literatura en lengua española, cuya obra transformó la narrativa contemporánea y dio voz a las complejidades de la condición humana.

Nacido en Arequipa en 1936, Vargas Llosa irrumpió en el panorama literario en 1963 con La ciudad y los perros, una novela que no solo lo catapultó a la fama, sino que también marcó un hito en el boom latinoamericano, movimiento que revolucionó la literatura del siglo XX junto a autores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes. Esta obra, inspirada en su experiencia en el Colegio Militar Leoncio Prado, retrató con crudeza las jerarquías sociales y el machismo en un microcosmos adolescente, mostrando desde entonces su habilidad para diseccionar las estructuras de poder.

La producción literaria de Vargas Llosa es un mosaico de estilos, temas y ambiciones. En La casa verde (1966), tejió una narrativa polifónica que fusiona historias de la selva y la ciudad, explorando los contrastes culturales de Perú con una prosa envolvente. Conversación en La Catedral (1969), considerada por muchos su obra maestra, es un retrato devastador de la corrupción y la decadencia en el Perú de la dictadura de Odría, con una estructura que desafía al lector a reconstruir el puzzle de una sociedad fracturada. La pregunta inicial del protagonista, “¿En qué momento se había jodido el Perú?”, resuena como un lamento universal.

Su versatilidad se refleja en La guerra del fin del mundo (1981), una épica histórica basada en la rebelión de Canudos en Brasil, donde explora el fanatismo y el choque entre modernidad y tradición. En La fiesta del Chivo (2000), Vargas Llosa abordó la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana, combinando rigor histórico con un análisis psicológico de la tiranía y sus víctimas. Esta novela, junto a El sueño del celta (2010), sobre la vida de Roger Casement, demuestra su capacidad para convertir hechos históricos en ficciones vibrantes que interpelan al presente.

No menos importantes son sus incursiones en géneros diversos. En Pantaleón y las visitadoras (1973), usó el humor para satirizar el absurdo burocrático, mientras que en La tía Julia y el escribidor (1977) mezcló autobiografía y ficción para narrar su romance juvenil y reflexionar sobre la creación literaria. Sus ensayos, como los reunidos en La verdad de las mentiras (1990), revelan su pensamiento sobre el poder transformador de la ficción, mientras que obras teatrales como La señorita de Tacna (1981) muestran su talento para el drama.

Vargas Llosa también destacó como periodista y crítico cultural. Sus columnas y artículos, publicados en diarios como El País, abordaron desde la política hasta la literatura, siempre con una postura comprometida. Aunque su evolución ideológica, del socialismo al liberalismo, generó controversias, nunca dejó de defender la libertad individual y la democracia, temas recurrentes en su obra. Su candidatura presidencial en Perú en 1990, aunque fallida, reflejó su deseo de incidir en la realidad, un eco de su creencia en la literatura como acto de resistencia.

Con más de 30 novelas, ensayos, obras de teatro y memorias, Vargas Llosa recibió innumerables reconocimientos: el Premio Cervantes (1994), el Príncipe de Asturias de las Letras (1986), el Rómulo Gallegos (1967) y, por supuesto, el Nobel, que celebró su “cartografía de las estructuras del poder” y su “trenchante imagen de la resistencia, la revuelta y la derrota del individuo”. Su obra, traducida a decenas de idiomas, no solo dio visibilidad a América Latina, sino que universalizó sus historias, conectando lo local con lo global.

En Más Cultura, recordamos a Vargas Llosa como un narrador incansable, un arquitecto de mundos que desafió convenciones y exploró las contradicciones humanas con valentía. Su literatura es un testimonio de la lucha por la verdad y la belleza, un recordatorio de que, como él escribió, “la literatura es una manera de protestar, de decir no”. Aunque su voz se apague, sus palabras seguirán resonando en los corazones de quienes encuentran en sus páginas un refugio y un desafío. Descanse en paz, Mario Vargas Llosa, caballero errante de la imaginación.