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El material de las pesadillas

El material de las pesadillas

3 de junio 2022

Ximena Santaolalla ganó el Premio Mauricio Achar 2021 con A veces despierto temblando (Literatura Random House, 2022). El acta del jurado —integrado por Cristina Rivera Garza, Julián Herbert, Andrés Ramírez, Francisco Goñi y Alaíde Ventura— describe con precisión las cualidades de la novela: “Una historia poderosa que se vale de los registros documentales para construir puntos de vista distintos y complejos, evadiendo estereotipos, y ofrece una mirada contemporánea sobre [la] migración y la violencia en Centroamérica”. Conversar con Ximena era urgente: el material de las pesadillas que se revela en sus páginas tenía que ser desentrañado.

Lee+: Te lo confieso sin miramientos: cuando leí tu novela, sólo pude ser presa del horror. No te miento si digo que A veces despierto temblando le hace honor a su título. Nos adentras en el genocidio que perpetró el gobierno guatemalteco y revelas que en el mundo de los kaibiles no hay más remedio que encontrarse con el espanto. ¿Cómo fue que llegaste a este tema?

Ximena: Todo comenzó cuando leí por primera vez la sentencia de genocidio que se decretó en contra del dictador Efraín Ríos Montt, quien gobernó Guatemala de 1982 a 1983. Sus crímenes en contra los ixiles no podían quedar impunes. Esto ocurrió hace unos seis años y cada una de las palabras de aquel documento me obligó a pensar que había que hablar más sobre ese crimen. Tengo la impresión de que este caso no se parece a lo ocurrido con otras dictaduras —como la argentina o la chilena—, en las cuales el conocimiento público es más que notorio. Lo que leí me impactó muchísimo y quise escribir un cuento que poco a poco se fue volviendo tan largo que se transformó en una novela: A veces despierto temblando.

Lee+: ¿Cómo encontraste la documentación sobre el genocidio, el dictador y los kaibiles?, ¿cómo fuiste urdiendo estos materiales en tu novela?

Ximena: Mi novela se nutrió de muchos informes, justo como sucedió con Guatemala nunca más, escrito por la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala; con Guatemala, memoria del silencio, que fue preparado por la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, con el apoyo de la ONU, y, por supuesto, con los documentos judiciales del genocidio, en los que se encuentran los testimonios de testigos, sobrevivientes y personas cuyos familiares fueron asesinados en tiempos de Ríos Montt. Lo mismo ocurrió con algunos libros muy impresionantes, como Masacres de la selva, de Ricardo Falla. Incluso tuve algunas entrevistas con guatemaltecos relacionados con las víctimas o cuyos padres se enfrentaron a la dictadura. Estos trabajos duraron cerca de cinco años. Como soy abogada y también trabajaba en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) como ayudante de investigación, tengo algo de práctica, y te confieso que siempre me ha gustado leer documentos judiciales.

Lee+: ¿Cómo ocurrió el paso a la ficción? ¿Acaso existe la posibilidad de que no hayas dado ese paso en un sentido estricto del término y estemos delante de una novela testimonial?

Ximena: Sí hubo un paso a la ficción. A veces despierto temblando es una novela, aunque está basada en hechos y personajes reales. La historia de mis palabras refleja la historia de sus cambios: primero quise escribir un ensayo o un artículo, pero después pensé que una buena parte de la documentación que había revisado se difundía de manera pública y yo apenas podría aportar unas cuantas novedades. Ante este hecho, nació la idea de escribir un cuento: estaba segura de que muchas más personas leerían un texto literario antes que un artículo o un ensayo publicado en una revista especializada. Así comenzó todo; el cuento comenzó a transformarse en un libro de cuentos, y el libro de cuentos desembocó en una novela.

Lee+: ¿Duele escribir sobre Guatemala?

Ximena: Duele muchísimo. Me sentí muy deprimida a lo largo de los últimos seis años: el enojo, la indignación y la tristeza eran mis compañeros.

Lee+: Ganaste un premio. ¿Esto a qué te compromete?, ¿te cortarás la coleta de abogada para dejarte crecer la de narradora?

Ximena: Cuando inicié este proyecto, no tenía más planes que terminarlo; es más, me ayudó muchísimo que el concurso tuviera una fecha precisa para entregar los manuscritos. Resultó doloroso dejar de trabajar en algo que corregía y corregía. Tenía miedo de sentir que me quedaba sin nada. No es lo mismo escribir contratos que literatura. Pero, ahora que lo gané, tengo una nueva motivación, una nueva pregunta: ¿y si sigo escribiendo? Ahora quiero escribir otra cosa sobre Centroamérica, y ya veremos qué pasa. +