Selena Gomez estrena documental sobre sus problemas de salud mental
8 de noviembre 2022
Por Irma Gallo
Ya en 2019 habíamos visto su talento como productora en Living Undocumented o Indocumentados (en español), el documental de Netflix en el que narra los pormenores de la existencia de ocho familias provenientes de ocho distintos países que viven en Estados Unidos sin papeles de residencia ni de trabajo, y por lo que se cierne sobre ellas la sombra de la deportación.
De ascendencia mexicana, la tía de Selena Gomez cruzó la frontera escondida en la parte trasera de un camión. Y aunque su padre, Ricardo Joel Gomez, nació en Texas, y su madre, la actriz Mandy Teefey, es “completamente estadounidense” —si es que eso es posible en un país multicultural y pluriétnico desde los cimientos como lo es Estados Unidos— , Selena Gomez nunca ha renegado de sus raíces y en Indocumentados lo deja perfectamente claro.
Ahora la cantante, actriz, diseñadora, empresaria y filántropa presenta un trabajo mucho más personal, Selena Gomez: My Mind and Me (Apple TV+), en el que el director Alex Keshishian —que ya había dirigido el de otra super estrella en 1991, Madonna: Truth or Dare— logra retratarla en sus momentos más vulnerables de los últimos seis años: cuando tuvo un brote psicótico que la obligó a cancelar el tour Revival, en 2016; la distancia y el anhelo de la presencia su padre, que se divorció de su madre cuando ella todavía era muy pequeña; el cansancio que le produce hacer la promoción de sus giras y discos, y hasta sus problemas de salud: un lupus que provocó que en 2017 tuviera que recibir una donación de riñón para salvarle la vida.
My Mind and Me tardó seis años en producirse. La propia Selena Gomez contribuyó con entradas de su diario en las que se puede ver el estado de vulnerabilidad en el que se ha encontrado en distintas etapas de los últimos seis años. No es de extrañar, si la actriz y cantante comenzó a trabajar desde los siete años de edad en el show infantil Barney.
Pero el documental también deja ver momentos luminosos de Selena, por ejemplo, cuando visita a su prima, vecinos y amigos en Texas, después de la estancia en el hospital psiquiátrico, o cuando realiza trabajo de voluntariado en Kenia con la organización no gubernamental WE Day.
Más allá del producto cultural, que tiene varios aciertos: la fotografía, el guion, la música —no podía ser de otro modo, tratándose de una cantante—, My Mind and Me pone el acento en la importante crisis de salud mental que viven los adultos jóvenes en Estados Unidos y en el mundo.
La exigencia de “ser exitosos” en un entorno cada vez más competititivo, así como la paradójica soledad que se vive en medio de un mundo hiperconectado, han traído como consecuencia un aumento preocupante en los casos de depresión y ansiedad, que se disparó durante el encierro por la pandemia de COVID-19. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que durante el primer año de la pandemia, la prevalencia mundial de estos trastornos aumentó un 25%.
Aunque por momentos Selena Gomez: My Mind and Me llega a resultar tedioso y repetitivo, sin duda vale la pena verlo. Es un testimonio que nos recuerda que todas y todos somos susceptibles de sufrir un padecimiento mental y no hay porque avergonzarnos ni mucho menos escondernos.
En 2020, Selena Gomez creó el Rare Impact Fund, con el fin de recaudar 100 millones de dólares para ofrecer recursos gratuitos de salud mental a los jóvenes. Y en mayo de 2022 se reunió con el presidente Joe Biden para discutir la creación de un plan de estudios de salud mental en el sistema educativo de Estados Unidos, después de haber organizado el primer Foro de Acción Juvenil sobre Salud Mental con apoyo de la Casa Blanca.