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Los grandes autores escriben para los pequeños

Los grandes autores escriben para los pequeños

15 de abril de 2021

Francisco Solís

Aunque parecería al revés, escribir para niños es mucho más difícil que escribir para adultos. La literatura infantil tiene reglas que la literatura en general no tiene y que siempre hay que tener en cuenta. Resulta difícil encontrar el balance entre una historia fascinante, un lenguaje simple, oraciones cortas, personajes bien definidos, no caer en clichés y no subestimar al lector. Algo que entienden muy bien los autores de literatura infantil es que los niños no son tontos: son niños y su cabeza, todavía indomada, funciona de manera diferente.

Pocos escritores dirigen sus obras tanto a niños como a adultos; algunos de ellos son muy reconocidos, como Oscar Wilde. En todo caso, aquí exploraremos los curiosos casos de algunos autores, afamados por sus ficciones para adultos, que han dedicado una o más obras, poco conocidas, al público infantil. Algunos realmente te sorprenderán.

Umberto Eco

Mejor conocido por trabajos como El nombre de la rosa, el italiano Umberto Eco escribió Los tres cosmonautas, cuya lectura invita a reflexionar sobre aspectos de la discriminación. Se trata de una corta aventura de tres astronautas de tres países diferentes (Estados Unidos, Rusia y África) que viajan al planeta Marte y, al enfrentarse con lo que ahí encuentran, comprenden elementos de la desigualdad. ¿Por qué discriminamos? ¿En qué circunstancias? ¿Cómo lo hacemos? ¿Podemos encontrar cosas que nos unan?

Ernest Hemingway

El autor de Por quién doblan las campanas y El viejo y el mar tiene también dos cuentos infantiles que se han llegado a editar juntos: El buen león y El toro fiel. En ambos, Hemingway reflexiona sobre la mentira, la bondad y el amor como una fuerza que nos impulsa para sobrevivir. Están escritos a manera de fábula y son muy interesantes.

James Joyce

James Joyce es reconocido como poeta, dramaturgo, cuentista y novelista. Pero en una carta del 10 de agosto de 1936, dirigida a su nieto, Stephen, Joyce plantó las semillas de lo que se convirtió en El gato y el diablo, un encantador libro ilustrado para niños sobre un gato y un dilema moral. El cuento narra la historia del puente de Beaugency, antiguo pueblecito situado en una orilla del Loira, el río más largo de Francia. También transmite el amor por los gatos y la importancia de la bondad.

Virginia Wolf

La autora inglesa Virginia Wolf, mejor conocida por sus profundas novelas, entre éstas Orlando y sobre Las olas, también tiene un cuento propiamente infantil: La viuda y el loro. Su personaje principal, una viuda, recibe como herencia de su difunto hermano una casa vieja, donde él vivía. Entre otros bienes, dentro de la casa se encuentra con un loro de mal genio, que al final terminará por ayudar a la anciana a encontrar un tesoro escondido, mientras reconcilian sus diferencias.

Salman Rushdie

El novelista indobritánico Salman Rushdie ha sido tan aclamado como controvertido por sus obras literarias; pero, en 1990, dedicó su talento a la literatura infantil con la publicación de Harún y el Mar de las Historias, una alegoría fantasmagórica de un puñado de problemas sociales y de justicia, especialmente en la India, explorados a través del joven protagonista, Harún, y de la narración de su padre. Una de las sorpresas del libro es el desglose de los significados y el simbolismo del amplio elenco de nombres de los personajes, un intrigante puente lingüístico y semántico con la cultura india.

William Faulkner

William Faulkner, prolífico escritor de novelas y relatos cortos, sólo escribió un libro para niños: El árbol de los deseos, que Maria Popova describió como “una especie de cuento moral sombríamente caprichoso, a medio camino entre Alicia en el país de las maravillas, Don Quijote de la Mancha y Matar a un ruiseñor, sobre una niña que se embarca en una extraña aventura en su cumpleaños, sólo para darse cuenta de la importancia de elegir los propios deseos con consideración y bondad”. Faulkner ilustró y encuadernó con cariño este libro para una niña, conocida suya, que era hija del amor de su vida.

Aldous Huxley

Aldous Huxley es un ejemplo que te toma desprevenido. Además de su clásico distópico, Un mundo feliz, encontramos un vibrante libro ilustrado llamado Los cuervos de Pearblossom, ilustrado por Sophie Blackall y publicado en 2011. Escrita en 1944 para su sobrina Olivia, la historia presenta a una inteligente pareja de cuervos cuyo huevo no deja de desaparecer, hasta que se proponen encontrar al ladrón.

T.S. Eliot

T.S. Eliot suele considerarse el poeta en lengua inglesa más importante del siglo xx. En la década de 1930, Eliot, bajo su seudónimo Old Possum, escribió una serie de cartas a sus ahijados, en las que incluía un puñado de caprichosos poemas sobre psicología y sociología felina. Finalmente, se publicaron en 1939 bajo el título de El libro práctico de los gatos de Old Possum, ilustrado originalmente por el propio autor.

Gertrude Stein

La escritora estadounidense de novelas, poesía y teatro Gertrude Stein es considerada una pionera de la literatura modernista. Su obra generó una nueva forma de narrativa que rompió con las convenciones temporales del siglo XIX. La autora dedicó bastante trabajo a su libro infantil El mundo es redondo, en el cual narra las aventuras de una muchachita llamada Rosa. Es un cuento caprichoso, que deleita al lector con sus juegos de palabras y sonidos, a la vez que explora los conceptos de la identidad y de la propia personalidad. Para la publicación de este libro, Gertrude Stein pidió expresamente que las páginas fueran de color rosa y las ilustraciones, de color azul. Actualmente se pueden encontrar ediciones con este formato.

Sylvia Plath

El interés en esta autora ha estado centrado en su tragedia personal, en el desamor, en la forma en que murió y, para ser justos, en sus buenísimos poemas, pero rara vez se habla del hecho de que también escribió dos libros para niños: No importa el traje, en 1966, y El libro de las camas, así como otro cuento, La cocina de la señora Cherry, que posteriormente se recopiló con los dos primeros. Aunque se publicó después, El libro de las camas fue el primero en escribirse. En éste, la autora describe varias camas que son mucho más interesantes que las camas para dormir, como una cama con propulsión a chorro, una cama para merendar, una cama de bolsillo y una cama que rebota, entre otras.

Podríamos mencionar a algunos autores más, pero en los que aquí se enlistan —a mi parecer— contrasta el estilo con el que los conocemos y su brillo como autores infantiles. Sin duda, uno no termina de conocer a los buenos autores y resulta maravilloso cuando nos sorprenden con historias para niños entretenidas y profundas a la vez. +

 

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