
Judy Garland, 103 años después: aún buscamos a Dorothy

Este 10 de junio, el mundo vuelve a mirar hacia el cielo buscando ese “over the rainbow” que Judy Garland convirtió en promesa eterna. Nacida en 1922 bajo el nombre de Frances Ethel Gumm, Judy no fue solo una niña prodigio: fue el corazón palpitante de una generación, una voz que desbordaba anhelo y ternura, una fuerza luminosa que desafió el sistema con su mera existencia.
Judy no interpretó a Dorothy: la encarnó desde sus fibras más profundas. Era ella quien ansiaba volver a casa, aunque la fama la empujara cada vez más lejos. En su canto no había ficción: había deseo, necesidad, un grito suave hacia ese lugar donde los sueños —tal vez— sí se cumplen.
Esa intensidad íntima es la que captura Elizabeth Letts en su novela Buscando a Dorothy, una joya literaria que no sólo homenajea al universo de Oz, sino que pone el foco en la historia real de Maud Gage Baum, la viuda del autor de El mago de Oz. En el libro, Maud conoce a la joven Judy durante el rodaje de la película. No ve una estrella naciente. Ve a una niña que necesita protección, alguien que —como la Dorothy de los libros— quiere regresar a un lugar que ya no existe. Maud la mira y lo sabe con certeza: “Ella es Dorothy. No solo la interpreta… la lleva dentro”.
Buscando a Dorothy no es una novela cualquiera. Es un acto de amor a las mujeres silenciadas, a las voces que marcaron generaciones, a los corazones que siguen preguntándose dónde queda eso que llaman hogar. Y es, también, un retrato honesto y conmovedor de Judy Garland, desde una perspectiva distinta: no como estrella, sino como alma.
Si alguna vez te estremeciste con “Over the Rainbow”, si alguna vez seguiste los ladridos de Toto y el brillo de los zapatos de rubí, este libro es para ti. Porque detrás de cada página hay un eco de lo que nos hace humanos: el deseo de ser vistos, de ser entendidos, de encontrar nuestro lugar en el mundo.
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