Estefanía Chávez Barragán es multitud
Echar luz a la sombra simbólica: renombrar un teatro
Aunque ya habíamos tenido noticias del cambio, hace pocas semanas, recorriendo la Facultad de Arquitectura de la unam, notamos que el teatro antes denominado “Carlos Lazo”, ahora se llama “Estefanía Chávez Barragán”. Recordamos, entonces, el paro de la facultad en 2021, llevado a cabo por las estudiantes ante la incidencia de diversas experiencias de violencia y discriminación por cuestiones de género, a pesar de que, desde hace ya varios años, la mitad de la matrícula de arquitectura está compuesta por mujeres.
Entre otras demandas del pliego petitorio, como condición adicional para levantar el paro se incluía el cambio de nombre de al menos un espacio de cada licenciatura por los de mujeres destacadas en la arquitectura, el paisajismo, el urbanismo y el diseño industrial. Así, la atribución del nombre de Estefanía Chávez Barragán al teatro se trata de un acto simbólico que, además de rendir un reconocimiento póstumo a la doctora Chávez Barragán por su notable trayectoria ―no sólo profesional y académica, sino también como activista de género―, representa una manera de dignificar, junto con otras medidas, el paso y la actividad de las mujeres en los campos de la arquitectura, el paisajismo, el urbanismo y el diseño industrial en la unam. En este sentido, el renombramiento del teatro se convierte en el símbolo de una multitud que resiste.
De Carlos Lazo a Estefanía Chávez Barragán
Carlos Lazo Barreiro fue, sin lugar a duda, un arquitecto notable del siglo xx en México. No sólo destacó por su trabajo proyectual, sino también por su labor como funcionario público, sin dejar de lado su gerencia general de la construcción de la Ciudad Universitaria, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Como Estefanía Chávez Barragán, Lazo se especializó en urbanismo y planificación; él fue el artífice de la unión del Colegio de Arquitectos Mexicanos con la Sociedad de Arquitectos Mexicanos (cam-sam). No es necesario decirlo, pero lo mencionaremos: Carlos Lazo Barreiro fue un arquitecto importante y un buen representante de la práctica hegemónica en México.
Entre el contraste y el paralelismo, Estefanía Chávez Barragán nació en el norte del país alrededor de 15 años después que Lazo; ella también se formó como arquitecta. Desde muy temprana edad estuvo en contacto con obras de gran envergadura, en las que su padre, un ingeniero, estaba involucrado. Esta experiencia la signó y despertó su interés por la planificación urbana, en la que se especializaría más tarde.
Chávez Barragán se desarrolló en diversas áreas profesionales: llegó a ser una destacadísima académica, la primera ―y hasta ahora única― profesora emérita de la Facultad de Arquitectura de la unam, e impulsora y fundadora de la carrera de urbanismo en la propia universidad. También se desarrolló como activista: fue responsable de la creación de la Asociación Mexicana de Arquitectas y Urbanistas en 1969, organización que apuntalaría el desarrollo de las profesionistas de estas disciplinas, así como la promoción de su participación en la toma de decisiones públicas. Se desempeñó como una funcionaria pública notable; en este ámbito, destaca por su trabajo como delegada de Xochimilco, donde, a decir de la población, generó una relación y una participación estrechas y respetuosas con ellos, así como por su impulso a la sustentabilidad desde la década de los setenta.
Pero, más allá de nombramientos, premios y distinciones, lo que caracterizó el trabajo de la doctora Estefanía de manera transversal es el enfoque multicultural con perspectiva de género para abordar la planificación, así como una consideración respetuosa y colaborativa que incluía en su visión no sólo a los seres humanos, sino también al medio ambiente.
Ciudades más humanas con perspectiva de género
La perspectiva femenina tiene que ver más con la colaboración, con la interconexión, con la transdisciplina y menos con la competencia, con el agotamiento de los recursos y la sobreexplotación de los territorios y sus habitantes.
Chávez Barragán y González, 2012
Entre otras cuestiones, el nombre de la urbanista resulta sumamente significativo por tratarse de una precursora que luchó muy tempranamente por la incorporación de la perspectiva de género en la planeación, convencida de que “el vínculo entre los asentamientos humanos y las mujeres es muy estrecho”, como señala Isaura González Gottdiener. En este tenor, Chávez Barragán hacía notar la especial facultad histórica de las mujeres para establecer diálogos y colaboraciones, prácticas que ella replicaba con sus equipos de colaboradoras, quienes en diferentes testimonios y homenajes relatan la preocupación y valoración por parte de la arquitecta de la dimensión emocional en las interacciones humanas y, sí, hay que decirlo también: en la planificación urbana.
Una de las ideas fundamentales del trabajo que Estefanía Chávez Barragán expuso en sus diversas publicaciones y que además llevó a la práctica consiste en el reconocimiento de que “la construcción de ciudades es una tarea colectiva cuya herramienta esencial, el diálogo, es la base para ir conformando ‘verdaderos autores conscientes de sus responsabilidades para hacer ciudad, mejorar espacios urbanos y su calidad de vida’”, apunta Alicia Ziccardi. Esta aportación no es menor, porque resalta una aproximación alternativa a la que existe en el mundo de la arquitectura y el urbanismo hegemónicos, en los cuales suele dominar el protagonismo de unos cuantos y la falsa asunción de la pasividad de la mayoría.
Nos hacen falta libros
Llama la atención que, en términos prácticos, casi no existen publicaciones que hagan un recuento de la trayectoria de las mujeres pioneras de la arquitectura en México, si bien existe una huella rastreable de destacadas personalidades femeninas en trabajos de grado de la propia unam, como el de María Eugenia Hurtado Azpeitia (1997).
En el caso de la doctora Chávez Barragán, ella misma realizó diversas publicaciones, como Los autores de la ciudad. Propuestas para mejorar la imagen urbana en un ámbito local (unam, 2013), Tetralogía para la planeación y el ordenamiento territorial y urbano en la alborada del siglo xxi (unam, 2014) y El sentido humano de la historia. Una aportación para la revaloración del patrimonio (unam, 2016), entre otras. Son notablemente escasas las publicaciones que narren la historia de las proyectistas y constructoras mexicanas: arquitectas, paisajistas, urbanistas y diseñadoras industriales, con excepción, quizá, de la diseñadora Clara Porset.
Por otro lado, además del reconocimiento hacia estas figuras, a las que podemos llamar heroínas, también existe un trabajo cotidiano de muchas mujeres igualmente heroicas, que hacen mundo y sostienen comunidades, aunque no cuenten con títulos universitarios ni con premios internacionales. Las acciones de las mujeres que se organizan para mejorar y potenciar sus territorios en diferentes sitios de la república son diversas y profundamente valiosas.
Por suerte, quienes sí cuentan hoy con un merecido reconocimiento son algunas arquitectas de renombre, como Fernanda Canales, Frida Escobedo, Saidee Springall, Gabriela Carrillo, Rozana Montiel, Jimena Hogrebe, Tatiana Bilbao, entre otras. Sin embargo, además de la valoración al trabajo autoral, es preciso generar publicaciones que destaquen otros procesos, que, precisamente, recuperan saberes y prácticas colectivas. Éste es el caso de la arquitecta Isadora Hastings y su labor en la producción social del espacio, o bien, el interesante trabajo de construcción con tierra que la arquitecta Karen Poulain realiza en nuestro país, bajo la inspiración de la renombrada arquitecta Anna Heringer.
Renombrar un teatro para cambiar una cultura
Finalmente, lejos de perseguir la creación de otro gran nombre protagónico para la historia de la arquitectura ―formato inaugurado por Sigfried Giedion―, el renombramiento del teatro antes denominado “Carlos Lazo”, hoy “Estefanía Chávez Barragán”, representa la colocación de una primera piedra para la construcción de relatos alternativos a las grandes narrativas de la arquitectura, fundamentadas en el individualismo del protagonista. Si la doctora Chávez Barragán es recordada, no sólo se debe a su talento personal y su amplio currículum, sino también a su especial forma de trabajo en colaboración y el cuidado prodigado a quienes le rodeaban.
Nadie niega la trascendencia de la labor de Carlos Lazo Barreiro, sin embargo, ¿cuántos recintos, avenidas y demás espacios ya reciben su nombre? Por otro lado, renombrar el Teatro “Estefanía Chávez Barragán” no sólo consiste en cambiar el nombre de un héroe por el de una heroína, sino que se trata de renombrar uno de los principales recintos de la Ciudad Universitaria bajo la luz de una cultura de cuidados e inclusión: el homenaje es para una multitud.+
Malvestida. (28 de abril de 2021). Ser mujer organizada en la unam, una perspectiva desde la Facultad de Arquitectura. <https://malvestida.com/2021/04/paro-en-la-facultad-de-arquitectura-de-la-unam/>.
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Arquitectura. (1 de septiembre de 2021). Diálogo 2021. Consulta la información oficial sobre el paro de actividades académicas. <https://arquitectura.unam.mx/dialogo-2021.html>.