Fondo de Cultura Económica. Cuatro autores y una editorial
El Fondo de Cultura Económica cumple 95 años de vida, casi un siglo durante el cual ha marcado la vida de millones de lectores de todos los gustos. Sus obras académicas, de divulgación y literarias se miran en una buena parte de los libreros personales y en los estantes de las bibliotecas. Su impacto en la lectura y la formación de lectores ha sido definitorio en nuestro país y también en Latinoamérica. Así, aunque su importancia está más allá de cualquier duda, era necesario conversar sobre esta casa editorial con algunos de sus autores.
Francisco Hinojosa
Yo me veo como alguien que siente al Fondo como su hogar; las razones de esto tienen sus años. A comienzos de los ochenta, cuando Jaime García Terrés lo dirigía, empecé a trabajar en él. Me dedicaba a la corrección de estilo, a escribir las solapas y las cuartas, a revisar las planas. Era genial estar ahí, sobre todo por los colegas y los autores con los que compartíamos la comida y la amistad, como sucedió con Álvaro Mutis, José Luis Rivas o Francisco Cervantes, entre muchos otros.
En 1987, el Fondo publicó mi primer libro; Informe negro, que nada tenía nada que ver con literatura infantil. No fue sino hasta 1991 cuando se editó mi primera obra en la colección para niños: Aníbal y Melquiades y, al siguiente año, nació La peor señora del mundo. El Fondo es la editorial en la que tengo más libros publicados. Para mí representa un orgullo: su peso y su presencia en México y en Latinoamérica son indudables; pero no sólo esto, el Fondo tiene un catálogo con cerca de diez mil títulos, y cinco mil siguen vigentes. En él no sucede lo que en otras editoriales, que no promueven los libros que publican y, si no se vendieron durante el año, destruyen los ejemplares. Esto es algo que el Fondo jamás haría. Además, sus precios resultan significativamente más bajos que los de otros sellos.
Es difícil pensar en cuál es mi colección preferida: la Popular me parece muy sutil y los Breviarios fueron indispensables mientras estudiaba literatura española en la unam. Sin embargo, no puedo dejar de lado los maravillosos libros infantiles y juveniles que se han publicado. Decidirse por una sola de ellas resulta casi imposible.
Sergio de Régules
Desde hace mucho tiempo he sido un lector de los libros del Fondo. Cuando estudiaba física, eran los que más compraba, especialmente los Breviarios, cuyo tamaño me encanta. Todavía conservo muchos de ellos y aún los observo como objetos maravillosos: no sólo se trataba de libros baratos, sino también muy interesantes; aunque parezca increíble, ninguna otra editorial se aventuraba a publicar obras de este tipo porque no les parecían rentables, aunque muchos de ellos se han reeditado más de una vez. Entre los que conservo están La estructura de las revoluciones cientificas, de Thomas Kuhn, y a este Breviario se suman las obras de historia, ciencia y filosofía que me ayudaron a formarme.
¿Qué significa para mí ser autor del Fondo? Un honor, claro está. El hecho de que El mapa es el mensaje forme parte de la colección La Ciencia para Todos me une con una tradición que tiene más de 30 años. Sus libros son muy importantes y en ella se encuentran grandes autores, indispensables de leer. Además, representa una colección muy conocida y difundida. Para un escritor siempre da tranquilidad el hecho de saber que su libro tendrá la difusión que tienen los del Fondo de Cultura Económica, la editorial que nació hace 95 años y ha mantenido su intención de promover la lectura y hacer que los libros sean accesibles para la gente, no sólo en nuestro país, sino también en Latinoamérica.
Xóchitl Olvera
Formar parte del Fondo de Cultura Económica fue una experiencia muy personal, muy a mi medida. Durante la gestación de Aprovéchate de mí, trabajé de la mano con su editor: él hizo todo lo necesario para guiarme y pulir la novela. Su trabajo era muy detallado, muy minucioso, al grado de que revisamos palabra por palabra. En este sentido, formar parte del Fondo ha sido una oportunidad enorme.
Por aquella causa, considero necesario distinguir entre mi experiencia como lectora y mi experiencia como autora. Yo comencé a leer desde niña, y los libros del Fondo me han acompañado desde aquellos años; sin ellos es posible que mi camino hubiera sido distinto. Como autora —además del proceso de edición— también he vivido una experiencia muy importante: antes de que Aprovéchate de mí llegara a las librerías, me prometieron que haría diez presentaciones durante el primer año y, antes de que se terminara, ya había tenido 35. El Fondo ha permitido que mi libro llegue a otros lugares y a los ojos de la gente. Este hecho —que lo mismo ocurre en nuestro país que en Latinoamérica— no sólo muestra los afanes para promover la lectura, para crear lectores, sino también para llevar el saber a todo el mundo de habla hispana.
Armando Bartra
Ser un autor del Fondo significa lograr algo que desde niño hubiera querido, aunque en ese entonces ni siquiera lo imaginaba. Esta editorial, cuyos libros he estado leyendo desde muy joven, ha sido fundamental en mi vida. Yo me considero una persona ecléctica, dispersa en sus gustos, intereses e inquietudes, por esta razón me han acompañado sus distintas colecciones: los Breviarios, que se encuadernaban con tela, y lo mismo puedo decir de los libros de economía, historia, filosofía, antropología y literatura. Mi bibliografía resultaría imposible sin ellos, desde la traducción más literaría de Wenceslao Roces de El capital de Carlos Marx hasta las obras de Adam Smith, Hegel, Lévi-Strauss y mi primer encuentro con la literatura de Rulfo.
A pesar de estos hechos fundamentales, no sólo puedo pensar al Fondo como un gran esfuerzo para publicar libros a precios razonables y ponerlos a disposición del público, sino también para lograr que personas que no están acostumbradas a leer se animen a adentrarse en su primer libro. Hay una colección que me gusta mucho: Vientos del Pueblo. Sus títulos son increíblemente baratos. Uno ya no tiene que robar los libros, como yo lo hacía cuando era muy joven y no podía pagarlos. Llevarles lecturas a los mexicanos y los latinoamericanos es fundamental.