
Cómo hacer que un niño lea sin que se de cuenta

Algunos niños nacen con un libro bajo el brazo. Otros necesitan encontrarlo escondido detrás del cereal, debajo de la almohada o entre las sábanas de la casa de la abuela. Fomentar la lectura no siempre se trata de dar instrucciones. A veces basta con encender la chispa y apartarse.
No se trata de decir “tienes que leer”, sino de crear las condiciones para que leer parezca el mejor de los planes. Aquí van algunas ideas sencillas (y divertidas) para invitar a la lectura sin imponerla:
1. Libros por accidente
Deja libros en lugares inesperados: el coche, la cocina, el baño. Que parezcan olvidados, disponibles, parte del paisaje. No digas nada, espera. A veces, la curiosidad es el mejor gancho.
2. Leer con la voz equivocada
Lee en voz alta como si fueras un robot, un gato dormido o un ogro con hipo. La risa es una puerta. Si el libro no atrapa, tu voz lo hará.
Prueba con: El libro sin dibujos de B. J. Novak: es imposible leerlo sin reírse (aunque el lector jure que no le gustan los libros).
3. Picnic literario
Una manta, unos jugos, y un libro en el parque o el patio. También sirve debajo de una mesa, con una linterna. Convertir la lectura en ritual la vuelve inolvidable.
4: Cartas a personajes
Después de leer, propón escribirle una carta al personaje favorito. “Querido Greg, me encantó tu diario pero tengo algunos consejos para ti…” Leer y escribir pueden ser parte del mismo juego.
Prueba con: El diario de Greg de Jeff Kiney. Un personaje amado por niños de diferentes generaciones.
5: Los grandes también leen
Leer frente a ellos, hablar de libros, emocionarte con lo que lees: eso contagia más que cualquier discurso. Si tú lo disfrutas, ellos querrán entender por qué.
Al final, leer no debería sentirse como una tarea más, sino como ese momento secreto que uno espera todo el día. Porque cuando un niño se enamora de un libro, ya no necesita que lo empujen: pide otro.