El bordado como extensión del cuerpo

El bordado como extensión del cuerpo

7 de febrero 2023

Por Irma Gallo

Narradora, poeta, investigadora textil, artista del bordado. Aunque Gimena Romero (Ciudad de México, 1985) tiene un currículum espectacular, se asume a sí misma como una bordadora a la que le interesa el proceso, no el resultado.

A mí, de hecho, los bordados me dan mucha flojera. Los bordados terminados no me interesan. Descubrí que hay dos tipos de bordadoras: existen las que hacen bordados y las que bordan. Ninguna es mejor que otra; simplemente se trata de dos diferentes tipos de creadoras. Me parece importante entender desde qué lugar estamos trabajando con el hilo y aguja. Las bordadoras que hacen bordados se interesan por el objeto, por la pieza terminada. Las que bordan se interesan por el proceso y el ejercicio del bordado, así como por las cosas que suceden mientras bordan. Y es sólo entonces cuando nos montamos en la técnica y podemos trabajar con los materiales más abstractos.

En su reciente libro, Bordado pictórico. Los cinco elementos de la técnica, publicado por Editorial GG, Gimena explora la relación de este arte con la tierra, el agua, el fuego, el aire y el alma.

Hoy, más que nunca, resulta vital hablar de bordado. Y precisamente con ello entro al tema ―explica―. De ahí que vengan los cinco elementos en la técnica. Pienso en el bordado como una suerte de alquimia, en la cual la materia no se crea ni se destruye, sino que se transforma. Bordado pictórico es un libro que realmente no habla de bordado, sino de la bordadora. Habla del ejercicio del bordado, de las cosas que pasan mientras bordas. De los materiales más abstractos para quienes trabajan con agujas e hilo, por ejemplo, la luz, el aire y el tiempo. Paso por los cinco elementos porque nosotros, como seres orgánicos, somos los cinco elementos. Al momento de reconocer cada uno de ellos en nuestra propia carne, ocurre un desborde de la propia técnica. Y, por definición, lo único que desaparece cuando se desborda es el bordado. Entonces, lo que queda es la bordadora.

Aunque este libro no es una serie de recetas para bordar, pues Gimena Romero no cree que este arte sea como la cocina, sí hay algunas instrucciones respecto a materiales y técnicas. Para la artista, que fue cofrade aprendiz de bordadora con hilos de oro en Sevilla y una de las pioneras en México en la técnica del bordado con cabello humano, la Tierra representa los materiales que utiliza, si consideramos los cinco elementos.

El elemento tierra es sobre lo que estamos parados. Entonces será diferente, por ejemplo, si quiero cruzar el desierto corriendo o si quiero caminarlo a pasos firmes. Resultaría bastante iluso de mi parte querer irme de tacones de aguja al Sahara. Entonces, considero fundamental entender la tierra sobre la que estamos parados, y la tierra, en el bordado, son los materiales. Así que, del mismo modo, no se trata de un suicidio, pero sí es complicarse la vida intentar bordar una organza de seda con una aguja ciega del número 16. Pero, ¿cómo voy a saber que es una aguja ciega del número 16? Precisamente, ése es el elemento tierra y por eso me parece fundamental hablar acerca de los tipos de hilos y de los tipos de agujas.

En Bordado pictórico. Los cinco elementos de la técnica, Gimena Romero confiesa que desde los diez años no ve bien. Sin embargo, esta característica no ha interferido con su proceso como creadora.

Una no borda con los ojos ―dice, con firmeza―. De hecho, una no sólo borda con las manos, borda con todo el cuerpo. Una borda con la panza, con la entraña, con la piel, cuando te pasas el hilo por la cara, por los dedos; borda con la boca, cuando te metes el hilo a la boca para enhebrar. Una, a veces, incluso sin querer, borda con la sangre.

Y, hablando de la sangre, le preguntamos a Gimena qué opina acerca de los grupos de mujeres con familiares desaparecidos que han encontrado en el bordado una forma de comunión y de resistencia.

Creo que toda práctica artística debería tener, como base, la empatía hacia cualquier ser humano. Más allá de ello, también habría que recordar lo que decía Louise Bourgeois acerca de la aguja, cuyo carácter de objeto punzocortante, en ese ejercicio de romper y atravesar la tela, la fibra y el hilo, a la vez une, remienda. Y yo creo que un sinónimo de remiendo es perdón. En el caso estricto de las desapariciones y de todas estas ausencias, se trata de un modo de remendar esa ausencia. Creo que el remiendo para la gente que ya no está, representa un acto no sólo poderosísimo, sino que un grito desesperado.

Bordado pictórico. Los cinco elementos de la técnica, de Gimena Romero, ya está disponible en Librerías Gandhi.+