Select Page

Volver a las letras

Volver a las letras

10 de febrero de 2022

Miguel Ángel Ángeles

Cuando comenzamos a revisitar listas de música, viejos libros o textos pendientes, al inicio del confinamiento, pensamos poco en la validez de tal ejercicio. Al menos de momento, parecía lo lógico en medio de ese mar de noticias abrumadoras que se sucedían a diario. Las letras que eran un puerto estaban ahí y nosotros volvíamos a ellas. Imposible no pensar en estos tiempos como tiempos de rutas conocidas que nos ayudaron a tener tierra. ¿Habrá alguien que de Joni Mitchell no haya saltado a Patti Smith y de ahí a Cat Power, en cualquier orden posible? ¿Cuántas personas volvimos a PJ Harvey o caímos en alguno o varios discos de Björk? “All is Full of Love”, “This is Love”, nos urgía oírlo y lo hicimos. Igual que saltamos cuando en medio de estos dos años Fiona Apple decidió salir de su letargo y sacarnos del nuestro con su Fetch the Bolt Cutters, álbum en el que, además de todo, agradecía a una mujer de la que hasta ahora no había hablado nunca: Shameika, sin la que tal vez nunca habríamos tenido una Fiona. En una frase nos contó todo: “Shameika said I had potential”. Agradecer: vaya concepto en medio de días como los que vivimos entonces.

Pero las letras acompañan y se hicieron presentes en voces de nuevas propuestas o de figuras más recientes. En 2021, Arlo Parks rompió los listados a nivel mundial con un trabajo que nos recordó a muchas personas la pertinencia de volver a poner atención a las piezas enteras y no sólo a esta vorágine de sencillos a la que nos hemos acostumbrado. Anaïs Oluwatoyin Estelle Marinho, mejor conocida como Arlo Parks, nació en 2000 (exacto: una mujer ya de este siglo) y forma parte de una generación de cantantes que nos ha hecho volcarnos en la lírica y en trabajos que, por mucho, intentan lanzarse más allá de una premisa que dure unos cuantos minutos de música. Se trata de una generación que ―al igual que varias de sus antecesoras― ha hecho de sus letras una de las apuestas de sus proyectos musicales.

Estas apuestas hablan del presente, de uno muy anticipado, con figuras como Greta Thunberg abanderando luchas tan importantes como la que tenemos pendiente con la emergencia climática; con las mareas en todo el mundo alentando movimientos sociales; con un clamor de justicia social que hace tiempo no veíamos, y que hoy muchas personas identifican como una cuarta ola del feminismo. Ahí, en ese coro, está Arlo Parks cantando a la esperanza, luego de dos años en los que pareciera que este sentimiento no fue una constante en nuestro menú diario. En su canción “Hope” (Collapsed in Sunbeams, 2021) dice muy claramente:

 

You’re not alone like you think you are.
You’re not alone like you think you are.
We all have scars, I know it’s hard.
You’re not alone, you’re not alone.

Arlo Parks

Y esto, en un tiempo de abrazos restringidos, se convierte en uno, muy apreciado por la crítica, además de todo. La crítica, por otro lado, ha recibido muy bien a otra mujer cuyas letras ameritan leerse y releerse: Snow Tha Product. Hija de migrantes mexicanos (su padre llegó a Estados Unidos de manera ilegal, su madre no), esta rapera ha hecho de sus letras la base de una carrera en la que lo mismo mezcla español con inglés que la idea de cultura americana a la que le tocó acceder con la de un México con el cual convivía en la sala de su casa. Con más de una década de diferencia entre un disco y otro, no deja de ser relevante un mensaje de ruptura tan necesario: una era post-Trump, pero llena de antivacunas. Snow Tha Product deja claro que nada puede cuestionar su identidad: que eso no es negociable. Lo identitario se encuentra ahí, en sus letras.

Porque yo tengo el yo no sé quoi (ah),
flow que mata (ah).
El que dirá a mí me vale. Critica.
Yo soy la fuckin’ mexicana (¡ah!),
muy honesta la chava (¡juh!).
Yo no ando con pendejadas.
Aquí rifan las barras (crash, crash)

Snow Tha Product

Pero resuenan más nombres. Uno, por ejemplo, que en estos dos años se soltó a hacer algo inesperado para una estrella de quien esperábamos continuidad con la línea de su primer éxito: Rosalía. La cantante española se catapultó al mundo entero como una estrella del más alto calibre con su libro (aunque haya quien sigue llamándole álbum) El mal querer. Rosalía se puso a escribir capítulos al aire de un libro que no terminamos de entender, en colaboración con personajes como el omnipresente Bad Bunny, The Weeknd o Billie Eilish. Esta última cantante, en una de sus más recientes aportaciones líricas, deja muy claro que también atraviesa una temporada de distancia, no necesariamente pensada a partir de las paredes o del encierro, sino a partir de la libertad:

 

When I’m away from you,
I’m happier than ever.
Wish I could explain it better
I wish it wasn’t true, mm-hmm.
Give me a day or two
to think of something clever
to write myself a letter
to tell me what to do, mm-hmm.

Billie Eilish

Y en medio de todo esto, el pop hizo lo suyo. Cabe preguntar: ¿ha dejado de hacerlo alguna vez? La respuesta es no. Una prueba en estos tiempos en los que aprendimos ―o tuvimos que aprender― a improvisar pistas de baile en la sala y en la cocina está en un dupla digna de dejar el alma en el suelo: Jessie Ware y Kylie Minogue nos hicieron mover todo. Como si hablaran entre ellas:

 

The heart of the city is on fire.
Sun on the rise, the highs are gonna fall,
but nothing is different in my arms.
So, darling, remember,
remember where you are.

Jessie Ware

You got me started and nothing on earth can stop it.
It’s crazy, I’m falling.
I don’t know what else to call it.
Boy, do you believe in magic?
Do you, do you, do you
do you believe in magic?
Dancing together
ain’t nothing that could be better.
Tomorrow don’t matter.
We’ll make the night last forever,
so, do you believe in magic?
Do you, do you, do you
do you believe in magic?

Kylie Minogue / Daniel Davidsen / Michelle Buzz
Peter Wallevik / Teemu Brunila

Y en medio de este portal de pop que abrieron Minogue y Ware, llegó un fenómeno musical que nos está haciendo pensar las cosas desde las letras: Taylor Swift vivió uno de los momentos más emblemáticos de su carrera, al menos dentro de lo que podemos decir hasta ahora. Y es que la cantante estadounidense nacida en 1989 y con una carrera meteórica (nos guste o no, un auténtico hito musical) aprovechó el conflicto legal que la llevó a perder los derechos de sus seis primeros discos en manos del sello Big Machine Label Group para darle la vuelta a la situación con un giro de creatividad con doble filo: volvió a grabar la totalidad de su disco Red y, de paso, con la publicación del primero de los sencillos, “All Too Well”, se llevó en el camino a quien fuera su pareja hace años, el actor Jake Gyllenhaal. Regresar a lo escrito nunca fue una acción tan poderosa, y regresar a escuchar de otra forma lo escrito nunca fue un gesto tan grande por parte de sus fanáticos en todo el mundo.

Ya nos lo había dicho, y lo volvió a decir. Y seguimos escuchando:

And maybe we got lost in translation,
maybe I asked for too much,
but maybe this thing was a masterpiece ’til you tore it all up
running scared, I was there
I remember it all too well.

Taylor Swift / Elisabeth Wagner

Lista interminable, sí, pero antes de terminar este recuento imposible de lo que leímos en voces de estas mujeres no sobra una última estridencia en voz de The Linda Lindas y su éxito ultraviral, “Racist Sexist Boy”. En un tiempo políticamente cargado (en este país y en el mundo), cuando los reclamos al sistema patriarcal suenan más fuertemente que nunca:

 You say mean stuff and
you close your mind to things you don’t like.
You turn away from what you don’t wanna see.
Racist, sexist boy.
You are a racist, sexist boy.
And you have racist, sexist joys.
We rebuild what you destroy.
You are a racist, sexist boy.

The Linda Lindas

The Linda Lindas está compuesto por Mila, de 10 años; Lucia, de 14; Eloise, de 13, y Bela, de 16. Con toda es furia, esas letras y esa música, ya nadie las va a callar. Y nosotros no dejaremos de leerlas.+