Carta Editorial | Barcelona no se acaba

Carta editorial |Barcelona no se acaba
1 de noviembre 2025
Entre cafés, talleres y librerías, Barcelona ha tejido una red de voces que dialogan entre generaciones y lenguas. Desde los poetas de la Nova Cançó hasta las editoriales independientes que hoy impulsan nuevas miradas, la ciudad continúa siendo un espacio de intercambio, un lugar donde la cultura se construye cada día a partir del diálogo y la creación colectiva.
Este año, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara recibe a Barcelona como invitada de honor, y no podría haber mejor homenaje: una celebración que une libros, lenguas, pensamiento y diversidad. Porque si algo define a la ciudad catalana, es su vocación cultural y su espíritu literario. Barcelona ha inspirado a escritores, artistas y cineastas, pero también ha construido una identidad a partir de la lectura, la creación y el intercambio.
Caminar por sus calles es recorrer una historia cultural en movimiento. Desde la arquitectura fantástica de Gaudí, pasando por la modernidad de Domenech i Montaner hasta las construcciones de Norman Foster, Carme Pinós y de Enric Miralles; de los colores de Joan Miró a las sueños de Dalí, sin olvidar a Antoni Tàpies, pasando también por la reinvención de la cocina gourmet de Carme Ruscalleda y Ferrán Adriá, Barcelona, narrada de forma excepcional por Lluís Permanyer, ha sabido reinventarse una y otra vez sin perder su esencia.
Su presencia es igual de constante y rica en la literatura. Está la mirada de Mercè Rodoreda, que retrató los cambios de una ciudad que crecía con sus personajes; los barrios populares y melancólicos que Juan Marsé convirtió en escenarios de memoria; las atmósferas góticas y románticas de Carlos Ruiz Zafón; y las nuevas voces que hoy escriben en catalán y castellano.
Para unirnos a la celebración, en estas páginas hay recorridos por su arte, su arquitectura y sus lugares icónicos; pero también una exploración de su presente, de las propuestas jóvenes que dialogan con la tradición.
Quisimos reunir esas miradas en esta edición: las de los artistas, escritores y lectores que ven en Barcelona un lugar donde el arte, la palabra y la ciudad se entrelazan. Una ciudad que nos recuerda que los espacios también cuentan historias, y que las ciudades —como los libros— son infinitas cuando se leen con atención.
Barcelona no se acaba porque sigue tremendamente viva. Porque cuestiona, pero respeta su historia, porque cambia, como cambia el idioma con el que la nombramos, como cambia el lector que vuelve a recorrerla.
Y quizás esa sea su mayor lección: que toda ciudad, como toda lectura, sólo se agota si dejamos de mirarla.+
















