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Ángel tres poemas de Ortuño

Ángel tres poemas de Ortuño

17 de noviembre de 2021

Julio Trujillo

Por supuesto que es terrible la muerte precoz, y cuando se trata de un poeta que nos deja de súbito es doblemente terrible. Ángel Ortuño (1969-2021) vivía su acmé, su momento mejor y más intenso, cuando murió. Fue como si se hiciera un silencio ensordecedor. Fue tan antipoeta que se volvió el más genuino de los poetas, siempre ofreciendo una vuelta de tuerca para mantenernos un poquito incómodos y deslumbrados, siempre inteligente, siempre musical, siempre blandiendo un sentido del humor tan afinado como una Fender Stratocaster. En este número de Lee+, dedicado a la poesía, recordamos al poeta punk y tierno, al cultísimo lector, al vate que vino a refrescar nuestra poesía. Los tres poemas que compartimos son del libro 1331, publicado en 2013 en la colección Práctica Mortal, del entonces Conaculta.

MIL TRESCIENTOS TREINTA Y UNO

No demuestres tu mala educación
y no preguntes:
con este signo vences, con el otro
te acuchillan señores vestidos de levita
y sombrero de copa
mientras que la carroza, a falta de caballos
va tirada
por una tarántula gigante
como se acostumbraba en el Japón
cuando era el año de mil trescientos treinta y uno.

 

ESTE HOTEL ES UNA DE LAS SIETE PUERTAS DEL INFIERNO

Su música distrae. Jamás
advierte: de pronto
en el pasillo de cereales
la voz de las ofertas dice una profecía
o la señora anciana se desnuda
y sonríe.
Las ondas cerebrales de un cadáver
no son una explicación racional.

 

CÓMO SER TU PROPIA MAMÁ

The rest of the film is filled by bad Mexican actors
and strippers wearing granny panties.

Se aplicó un cuestionario a 120 alumnos
para saber qué esperan
de sus profesores. Respondieron a coro
una cita de san Agustín: “La muerte no es nada,
sólo he pasado a la habitación de al lado.
Yo soy yo, vosotros sois vosotros”.
El dios verdadero no pide
sacrificios de esa clase.
¿Quién, entonces, debería señalarnos el camino a seguir?
La respuesta es el cliente.
Yo también hablo así
cuando estoy nervioso: sé
que mienten y no me casaría
con un hombre que tuviera un brillante porvenir: ¿por qué
luego de cerrarme la puerta en la cara
esperan
que les tenga consideraciones?