Itzel Gómez Rodríguez: la palabra como cuerpo, memoria y hallazgo

Itzel Gómez Rodríguez: la palabra como cuerpo, memoria y hallazgo

Con profunda tristeza, nos despedimos de Itzel Gómez Rodríguez, poeta, psicóloga y tallerista, mejor conocida como Itzel Mar, quien dedicó su vida a explorar los territorios íntimos del cuerpo, la emoción y la palabra. Su fallecimiento deja un vacío hondo en la comunidad artística, terapéutica y literaria, pero también una huella luminosa que seguirá acompañando a quienes compartieron su mirada y su voz.

Egresada de Psicología por la UNAM y formada en escritura en la SOGEM, supo construir puentes entre la práctica clínica y la creación literaria. Fue autora de los libros Distancia habitada (Universidad Autónoma del Estado de México), Las horas contadas de la luz (Ediciones y Gráficos Eón) y GarabaGatos (Ediciones Quinto Sol), este último una obra ilustrada por Ricardo Pelaez, que celebra la imaginación y la ternura como formas de memoria emocional. “Un gato es un secreto perseguidor de secretos”, escribió. Y quizás ahí está también una clave de su escritura: la búsqueda constante de lo esencial, de lo que se esconde en lo cotidiano y se revela solo a quien observa con cuidado.

Con más de veinte años de experiencia en la práctica clínica y la enseñanza, Itzel creó espacios de escucha profunda y de acompañamiento a través de la palabra. En su Laboratorio de Escritura Emocional: Las palabras en el cuerpo, invitó a escribir no solo como acto creativo, sino como camino hacia la sanación. “Escribir para desaburrirnos de quienes somos”, decía. Y así, sin solemnidad, abría la puerta a lo vital.

Fue también colaboradora de Violeta Radio, proyecto feminista y comunitario en la Ciudad de México, y columnista en la revista Lee+ con su columna “Infinitivos cuerpos”, donde compartía reflexiones sobre lenguaje, emociones, feminismo y sensibilidad con una voz íntima, directa y profundamente humana.

Además de su labor clínica y creativa, trabajó en el sector editorial y dirigió el proyecto Psicocorporal Espacio, donde integraba cuerpo, mente y emoción como una sola vía de conciencia y transformación.

Textos suyos fueron incluidos en diversas antologías, y su obra se caracterizó por un estilo claro, poético y honesto. Quienes la leyeron, la escucharon o compartieron un espacio con ella, saben que su trabajo no termina con su ausencia. Su escritura permanece: como refugio, como pregunta, como brújula.

Itzel no solo escribía con palabras. Escribía con presencia, con cuerpo, con escucha. Y en cada texto dejó un mapa que nos invita a mirar hacia dentro con más ternura y más verdad.

Hasta siempre, Itzel. Que tus Gatesuras, Aumallos y Gatichizos sigan resonando en quienes te leímos y te llevamos dentro.

Para quienes deseen conocer más de su obra, pueden leer la nota que hicimos en Más Cultura sobre su libro GarabaGatos, donde conversamos con ella sobre gatos, memoria emocional y el poder del juego en la escritura. Disponible aquí: https://mascultura.mx/cabuzio/

También pueden ver la entrevista que le realizamos en nuestro canal de YouTube: