
Púlsares del confinamiento: Tres poemas de Catalina González Restrepo

01 de marzo de 2021
Catalina González Restrepo cultiva una poesía del asombro ante lo cotidiano y la experiencia de vida, en donde surge la revelación que acaso, brinde sentido a la existencia. Es el testimonio verdadero y permanente del hallazgo, que implica el estar atentos a las señales que brillan en el diario vivir y soñar. Señales poderosas, aunque mínimas, ínfimas, de tan cotidianas, sólo perceptibles para la conciencia poética. Signos que en sí concentran la sombra y la iluminación, el ying y el yang. Signos hermosos, en su simpleza de trazo japonés, como una grieta cualquiera, pero que, al descifrarlos, nos otorgan el más hondo testimonio de vida en el soplo del tiempo. Como afirma Restrepo: “La poesía puede ser el vínculo más poderoso con el mundo, la fuerza vital, el cordón umbilical que nos enlaza desde lo más profundo con el afuera. La poesía es tan cotidiana como sagrada, en ella confluyen los contrastes de nuestra existencia”.
La memoria, el pasado, el misterio del ser y del estar, el dolor, los afectos, el erotismo, lo amoroso, son parte de este testimonio de transparencia poética en el lenguaje, y de honestidad. Afirma la poeta: “Las palabras permanecen porque el dolor y el goce las fijan en su propia verdad”. Por otro lado, en esta poesía, el viaje es el espacio existencial y de observación. Dice la autora: “En los últimos años, el viaje ha sido el detonante para mi escritura. (…) es el hilo conductor de mi más reciente libro, Dos veces extranjeros, en el que además reflexiono sobre el origen, el amor, el deseo, el tiempo y la herencia, es decir, mi viaje en esta tierra”.
En esta entrega, el viaje virtual y la memoria del viaje de vida son el escenario de la revelación. La poesía, con su verdad, con su fuerza recóndita, ha sido el refugio ante una realidad adversa, ante la posibilidad de que el cuerpo vuelva a la tierra, acosado por la herida, por las inexplicables grietas del existir, por los fantasmas virales. Sin embargo, para la poeta, las palabras, en su dimensión sagrada, son salvación y cura.
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Pandemia
Catalina González Restrepo
Por esos días,
todos nos volcamos a las pantallas
y a través de ellas
pudimos entrar en las habitaciones
de poetas que admiramos,
recorrimos con nuestros ojos
sus libros desordenados,
fotografías en los estantes,
curiosos objetos cubiertos de polvo,
algún jardín.
Y a pesar del tiempo detenido
y el miedo a la muerte,
las palabras fueron nuestro refugio.
Descenso
Sé bien, oh soldados, que las palabras a nadie infunden valor
“La conjuración de Catilina”,
CAYO SALUSTIO CRISPO.
El cuerpo vuelve a conectarse con la tierra,
sangra, muere,
el agua corre.
Ella acaricia un jaguar, lo abraza
y el jaguar vuelve a la selva.
No existe viaje sin fantasmas,
busquemos un lugar sagrado
para resguardarnos.
Siempre hay que pagar el precio.
Herencia
Hay una grieta entre las baldosas
a la entrada de nuestra casa.
Cuando llegamos ya estaba
y la rellenamos con masilla,
pues ese mármol no se consigue.
Los años y algunos temblores volvieron a abrirla
y se ha extendido,
hasta mostrar el suelo de cemento.
El arreglo es muy grande, dices tú,
habría que cambiar todo el piso.
Yo me he quedado inmóvil,
pensando porqué nos cuesta tanto hacer algo.
Cada día cuando paso por ahí
la grieta me recuerda las heridas
y cicatrices que llevamos,
la costra en mi cara que impido sanar.
A veces las llagas no se curan simplemente,
es necesario destaparlas y llegar al fondo,
reemplazar la piel y empezar de nuevo,
volverlas metáfora.
A veces fantaseo con mudarnos,
así la grieta ya no sería problema nuestro,
otros la heredarían
como nosotros la heredamos
de los que estaban antes.
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Catalina González Restrepo, Medellín, Colombia, 1976, es Licenciada en Español y Literatura por la Universidad de Antioquia y Magistra en Literatura por la Universidad Javeriana de Bogotá. Desde 1995 ha desempeñado diversos cargos en el mundo editorial, en los sectores académico (Universidad de Antioquia), comercial (Intermedio Editores), e institucional (Fondo de Cultura Económica). Actualmente es gerente de Luna Libros, editorial independiente colombiana fundada en 2008.
Ha sido coordinadora del Comité de Editoriales Independientes en la Cámara Colombiana del Libro durante tres ciclos (2013-2014, 2019); en marzo de 2020 empezó un nuevo período. En 2010 recibió el IV Premio Florita Gómez Morata al mejor proyecto editorial dentro del X Curso de Formación de Editores Iberoamericanos (Sociedad Iberoamericana de Amigos del Libro y la Edición, Fundación Carolina, Universidad Complutense de Madrid y Universidad Internacional Menéndez Pelayo, España).
Ha publicado los libros de poesía Afán de fuga (Universidad de Antioquia, 2002); Seis cancioncillas (de agua salada) y otros poemas (Universidad Nacional de Colombia, 2005); La última batalla (Pre-Textos, España, 2010), Una palabra brilla en mitad de la noche (Externado de Colombia, 2012) y Dos veces extranjeros (Pre-Textos, 2019).
Sus poemas han aparecido en revistas y antologías nacionales y extranjeras y han sido traducidos al francés, portugués, italiano, inglés y árabe.
Curaduría y presentación de textos por Claudia Posadas.