La Gloria de las feministas

La Gloria de las feministas

3 de marzo 2023

Por Irma Gallo

En pleno auge del movimiento feminista de finales de los sesenta, cuando el aborto todavía era ilegal en todo el mundo, llegó a los quioscos de periódicos en Estados Unidos una revista llamada Ms. En la portada, una mujer inspirada en la diosa india Durga cargaba, en sus múltiples brazos, un teléfono, una plancha, una máquina de escribir, un sartén y un plumero, entre otros objetos que representaban las tareas que debía cumplir la población femenina de la época.

Han pasado un poco más de cinco décadas desde esa primavera de 1972, cuando Gloria Steinem (Toledo, Ohio, 1934), junto con Dorothy Pitman Hughes, fundó esta revista, punta de lanza de las publicaciones feministas no sólo en su país, sino en todo el mundo.

Aunque algunos de los más acérrimos representantes y defensores del patriarcado y sus reglas —las cuales, como bien se sabe, están muy intrincadas con el capitalismo y, por lo tanto, con las leyes del mercado— vaticinaron que la revista no duraría más que unos cuantos números, Ms. no se ha dejado de publicar desde aquel primero, que incluía el polémico artículo-petición “We have had abortions” (“Nos hemos hecho abortos”), en el que las escritoras Anne Sexton, Susan Sontag y Anaïs Nin; la periodista y guionista Nora Ephron; la periodista y activista Susan Brownmiller, y, por supuesto, la propia Steinem, entre otras, invitaban a las mujeres a pronunciarse acerca de los derechos reproductivos, al tiempo que confesaban haberse practicado un aborto.

¿Qué había llevado a esta mujer, nacida en Ohio, un estado industrializado del Medio Oeste, a publicar una revista que provocaría dolores de cabeza a muchos (y también a muchas)?

Sin proponérselo, el detonante para que Gloria Steinem recorriera el mundo con la lucha feminista fue su padre, quien viajaba sin cesar, enarbolando las banderas de la independencia y la libertad, según ella misma escribe en su libro My Life On The Road, publicado por Random House en 2015, y que la editorial española Alpha Decay trajo al mundo de habla hispana el año siguiente, con el título de Mi vida en la carretera:

Había querido huir de mi niñez viajera y, sin embargo, ahora viajaba […] veía que el amor por la independencia y por las posibilidades que me inculcó mi padre hallaba ahora una meta.

Esa meta se volvió más clara cuando Gloria Steinem se encontró a sí misma haciendo lo que en un inicio creyó imposible y que incluso detestaba: hablar en público. Por supuesto, en esos mítines, también se producían espacios de escucha que tendrían un efecto muy grande en ella. En aquellas travesías de costa a costa, se dio cuenta de una cosa:

Fue la escucha lo que me enseñó que habría lectores para una revista feminista a nivel nacional, sin importar lo que opinaran los expertos […] Invité a escritoras y editoras a explorar, iniciar una revista feminista que estuviera dedicada, en palabras de la gran Florynce Kennedy, “a hacer la revolución, no sólo la cena”. Cuando esas mujeres también dijeron que no tenían un espacio para publicar aquello que más les importaba, nació Ms.

Antes de Ms.

Al igual que su madre, Ruth Nuneviller, Gloria Steinem creyó que su vida iba a estar dedicada exclusivamente al periodismo. Había escrito algunos artículos para Esquire, pero uno de sus primeros éxitos apareció en la revista SHOW en 1963: el reportaje “A bunny’s tale” (“Una cola de conejita”), para el cual se empleó como conejita en el Playboy Club bajo el nombre de Marie Catherine Ochs. La intrépida reportera documentó las precarias condiciones laborales y el acoso por parte de los clientes que sufrían las jóvenes en este trabajo.

La mujer rebelde que siempre había sido se despidió pronto de esa revista y contribuyó a fundar New York Magazine, para la cual cubrió una marcha por los derechos reproductivos y comenzó a involucrarse en el tema, que se convirtió en una de sus principales luchas.

Desde mediados de los ochenta, Gloria Steinem decidió dedicarse de lleno al activismo y, aunque ya no es la directora de Ms., permanece como miembro del consejo editorial actual. Además, ha escrito varios libros.

Su madre, Ruth, dejó el periodismo cuando tuvo a su hija mayor, Susanne. Nunca volvió a escribir.

El trabajo en el feminismo y algunos tropiezos

En el trayecto de Gloria Steinem hacia el activismo feminista influyeron dos factores: una estancia de dos años en India, donde convivió con grupos de mujeres y descubrió que la satyagraha (resistencia no violenta) era una estrategia ideal para el movimiento, y la marcha multitudinaria por los derechos civiles en Washington D. C. en 1963, en la que Martin Luther King pronunció el célebre discurso que pasó a la historia por la frase “Yo tengo un sueño”.

Pero fue a partir de los setenta, poco antes de la fundación de Ms., cuando el activismo de Gloria se convirtió en su leitmotiv. Conoció y trabajó codo a codo con otras feministas, como Bella Abzug, Betty Friedan, Dorothy Pitman Hughes, Dolores Huerta ―activista por los derechos de los trabajadores agrícolas― y Shirley Chisholm ―primera mujer afroamericana en presentar su candidatura a la presidencia de Estados Unidos―. Sus viajes al interior de su país y al resto del mundo ya no se detuvieron.

En Mi vida en la carretera describe así aquella época:

Había recorrido poblaciones indias en los cincuenta, convencida de que no tenían ninguna relevancia en mi vida. Pero ahora estaba surgiendo una revolución feminista a partir de círculos de discusión. En mi país yo había estado en todos lados, desde centros de acogida para mujeres maltratadas y clínicas para mujeres sin apoyos hasta centros femeninos en campus y manifestaciones de madres solteras que luchaban por prestaciones sociales.

Sin embargo, en el trayecto para convertirse en una de las figuras más visibles del feminismo de la tercera ola, tuvo que enfrentar alguno que otro obstáculo.

Hagamos un ejercicio: escribe en un buscador el nombre de Gloria Steinem y agrégale el adjetivo joven. Como puedes ver, hay cientos de imágenes de una mujer blanca, delgada, con abundante melena rubia y gafas aviator de Ray Ban. Una mujer bella, de acuerdo con el estándar que ha definido desde hace décadas el patriarcado capitalista a través de sus aliados naturales: los medios hegemónicos de comunicación. Una mujer, sin duda, muy activa políticamente: Gloria encabezando marchas, Gloria en mítines, Gloria hablando por teléfono, sentada en su escritorio de Ms., rodeada de mujeres combativas.

¿Por qué parece necesario mencionar la apariencia de Steinem? Porque esto se convirtió en una fuente de conflictos con otros grupos feministas. Y no resulta difícil entenderlo; las feministas negras afirmaban que el movimiento por la igualdad de derechos de las feministas blancas las excluía, pues, como mujeres negras, las atravesaba una doble discriminación: racista y sexista.

Incluso hoy en día, en algunos círculos persiste la idea de que Gloria Steinem abandonó a Shirley Chisholm para apoyar al senador George McGovern, varón y blanco, en su candidatura por el Partido Demócrata para la presidencia de Estados Unidos en 1972 (que finalmente perdió contra Richard Nixon, pero ésa es otra historia).

En una carta a The New York Times escrita en 2019 como respuesta a un artículo en el que se le acusaba de ello, Gloria Steinem lo niega categóricamente, y añade:

Participé en la boleta electoral de Nueva York como delegada comprometida con la candidatura de la señora Chisholm […] En años posteriores, continuamos trabajando juntas como cofundadoras de la Junta Política Nacional de Mujeres y de la Conferencia Nacional de Mujeres de 1977, celebrada en Houston, en legislación y en sus campañas.

Otro importante revés que enfrentarían Gloria y sus compañeras en el activismo feminista de los sesenta y setenta fue que no lograron la ratificación de la Enmienda por la Igualdad de Derechos (ERA, por sus siglas en inglés). A pesar de su dura lucha de años. Su contraparte conservadora y de derecha, el movimiento Stop ERA, comandado por la abogada Phyllis Schlafly, logró detener la aprobación de la enmienda el 30 de junio de 1982, ya que sólo 35 de 38 estados la ratificaron. Schlafly, que estaba completamente en contra del derecho al aborto y creía que, si era se rafificaba, las mujeres jóvenes serían obligadas a alistarse en el ejército, organizó una fiesta para celebrar lo que llamó “la muerte” de la enmienda.

Sin embargo, a partir del #MeToo de 2016, tres estados ratificaron la enmienda. En 2017 fue Nevada; en 2018, Illinois, y en 2020 Virginia se convirtió en el estado 38 en aprobarla. Sin embargo, el reconocimiento de la enmienda fue bloqueado durante el gobierno de Donald Trump.

A pesar de las controversias, esta historia aún no termina. La revista Ms. publicó una nota el 31 de enero de 2023 en la que la reportera y editora digital Roxy Szal escribe:

El martes, la representante Ayanna Pressley (D-Mass.) y el senador Ben Cardin (D-Md.) presentaron una resolución conjunta para afirmar la ratificación de la Enmienda de Igualdad de Derechos (era), eliminando el plazo arbitrario para la ratificación y reconociendo la enmienda como parte de la Constitución.

Sigue siendo Gloria 

Gloria Steinem tiene aún mucho camino por delante. 

En 2019, recibió el Premio Libertad del Museo Nacional de Derechos Civiles y publicó el libro The Truth Will Set You Free, But First It Will Piss You Off: Thoughts on Love, Life and Rebellion, que todavía no se ha traducido al español.

En abril de 2020, se estrenó la serie de FX Mrs. América, en la que se narra la lucha de Phyllis Schlafly —interpretada por Cate Blanchett— en contra del feminismo de los sesenta y setenta, y en particular en contra de la ratificación de la ERA. Rose Byrne interpreta a Gloria Steinem.

En el otoño del mismo año, se estrenó la biopic de Julie Taymor, The Glorias, en la que Steinem hace un cameo a bordo de un autobús junto a las actrices que la representan: Julianne Moore, Alicia Vikander, Lulu Wilson y la adolescente Ryan Kiera Armstrong.

En 2021, recibió el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Este mes, Gloria Steinem cumple 89 años. En Lee+ quisimos celebrar su vida y su legado, un ejemplo para muchas mujeres (y varones, personas trans y de género fluido) que la admiramos, pues reconocemos la brecha que ha abierto en el reconocimiento de la igualdad de derechos que todos, absolutamente todos los seres humanos, deberíamos disfrutar. +

¿Qué propone la ERA?

La enmienda busca eliminar la distinción constitucional entre los hombres y las mujeres en derechos legales relacionados con el divorcio, la propiedad y el empleo, entre otros.

El texto de la propuesta dice que “la igualdad de derecho bajo la ley no debe ser negada o reducida por Estados Unidos o por cualquier Estado fundamentándose en el sexo”.

Esta enmienda invalidaría las leyes estatales y federales que discriminan a las mujeres.