
Mark Frost, cocreador de Twin Peaks, vuelve a la literatura con “La lista de los siete”

Mark Frost, cocreador del enigmático Twin Peaks, regresa a la novela con una obra que entrelaza lo real y lo sobrenatural, tejiendo un tapiz de misterio donde la historia y la imaginación se funden en un Londres envuelto en niebla. La lista de los siete no es solo un relato de intriga; es una exploración del nacimiento de un creador, con un joven Arthur Conan Doyle como protagonista, un médico escocés aún lejos de concebir a Sherlock Holmes, pero cuya curiosidad insaciable lo sumerge en una conspiración que sacude los cimientos de la Inglaterra victoriana.
Frost reimagina a Doyle como un hombre en la encrucijada, no el autor legendario, sino un alma inquieta, vulnerable, enfrentada a un torbellino de espiritismo, sociedades secretas y rituales que desafían la lógica. La atmósfera es un personaje más: calles empedradas al anochecer, farolas que parpadean entre la bruma, susurros que emergen de las sombras. En este Londres, lo fantástico y lo cotidiano se rozan, y la prosa de Frost, oracular y cargada de ecos teatrales, transforma cada página en un sueño febril donde un espectro o una revelación aguardan en el silencio.
El corazón de la novela palpita con una pregunta profunda: ¿qué forja a un narrador? Doyle no solo atraviesa una aventura; vive una iniciación, un rito que lo lleva al borde del abismo. En ese encuentro con lo desconocido, Frost siembra la chispa de Sherlock Holmes, el detective que ordenará el caos con su mente afilada. Pero aquí, Doyle no es el maestro de la lógica; es un hombre que debe abrazar su vulnerabilidad para avanzar, un reflejo de todos nosotros cuando enfrentamos lo que no comprendemos.
Frost no solo construye un misterio; teje una elegía sobre los orígenes de las historias. Cada capítulo resuena con la idea de que nuestras creaciones nacen de heridas, de visiones al límite, de un coraje que nos empuja a mirar dentro del laberinto. La lista de los siete es un recordatorio poético: las grandes obras surgen de saltos al vacío, de pasos audaces hacia la oscuridad, donde la luz de la creación espera ser hallada.
