Lee las primeras páginas de Asesinos seriales en México

Lee las primeras páginas de Asesinos seriales en México

22 de febrero 2023

Filiberto Cruz Monroy

Asesinos seriales en México

Una mirada a su psique criminal

AVISO A LOS LECTORES

Con el fin de proteger la identidad de las víctimas de los crímenes descritos y analizados en esta obra, se modificaron los nombres de cada una de ellas y se recurrió a la estrategia de ponerles nombres ficticios. De ese modo evitamos su revictimización. Al contrario, se exponen con rigor y objetividad periodística los delitos de los asesinos y/o presuntos asesinos descritos en este libro, cuyos nombres sí son reales, de acuerdo con las carpetas de investigación y con la información pública de la que se dispone.

Prólogo

Asesinos seriales en México. Una mirada a su psique criminal, obra de Filiberto Cruz Monroy, recapitula los delitos cometidos por asesinos seriales mexicanos que han sido detenidos desde 1986 hasta el presente. No se trata de una obra jurídica, ni de un análisis con base en la criminología o en la psiquiatría, sino de un desarrollo en forma de crónica que busca interesar al lector en el conocimiento de casos en los que se involucra la muerte de distintas personas ocasionada por quienes son señalados como asesinos seriales.

Los casos analizados se relacionan con los siguientes personajes: a) Ana Villeda y Rodolfo Infante, quienes operaron durante 1991 violando, torturando y estrangulando al menos a ocho mujeres en Matamoros, Tamaulipas, las cuales eran atraídas con falsas promesas de trabajo o con el engaño de con-seguirles papeles para trabajar en Estados Unidos; b) Agustín Salas del Valle, conocido como el Matameretrices, que operó de 1989 a 1993 y fue condenado por asesinar a una mujer en situación de prostitución y de quien se presume violó y asesinó a 20 mujeres más en la misma condición en el centro de la Ciudad de México; c) Jorge Riosse, un hombre travesti, que pintaba, escribía y trabajaba como fotógrafo, que operó de 1991 a 1993, de quien se cree mató a varias prostitutas en la zona de La Merced y murió en un hospital tras ser perseguido por un policía que le propinó un balazo; d) Gilberto Ortega Ortega, identificado como el Caníbal de Chihuahua, diagnosticado con esquizofrenia y condenado por matar con excesiva crueldad a dos menores, habiendo confesado veinte homicidios más. Este hombre dibujó en la cárcel, con sangre de sus dedos, escenas de los homicidios que cometió; e) Ángel Leoncio Reyes Recendis o Ángel Maturino Reséndiz, identificado como el Asesino de las Vías del Tren o el Asesino del Ferrocarril, porque sus víctimas tenían sus domicilios cerca de las vías del tren. Operó durante más de diez años, desde 1986, y provocó la muerte al menos de quince personas, la mayoría mujeres de la tercera edad, por lo cual se entregó a las autoridades de Estados Unidos donde fue procesado, sentenciado y ejecutado; f) Raúl Osiel Marroquín Reyes, identificado como el Sádico, operó en 2005, mató a varios hombres gay, fue acusado de cuatro homicidios y de tirar los cuerpos desmembrados de sus víctimas en zonas céntricas de la Ciudad de México; g) Juana Barraza Samperio, conocida como la Mataviejitas e identificada como la asesina serial más prolífica de México; golpeaba a las mujeres, las estrangulaba y abusaba sexualmente de ellas. Operó en la Ciudad de México de 1999 a 2005, donde fue procesada y sentenciada a setecientos años de cárcel; h) Francisco Galván Ávila, identificado como el Chacal del Bordo de Xochiaca, que operó de 2005 a 2006, según la información conocida, secuestrando y violando al menos a cuatro mujeres de 12 a 29 años de edad en el Estado de México; i) José Luis Calva Zepeda, identificado como el Caníbal de la Guerrero, de quien se afirma que mataba mujeres en la Ciudad de México y en el Estado de México a las que atraía con poemas que él les escribía. Operó en 2007 y levantó revuelo después de conocerse que cometió canibalismo con una de sus víctimas; j) Mario Alberto Sulú Canché, identificado como el Matachavitas, quien operó de 2007 a 2008, violando y matando a tres adolescentes en zonas cercanas a Mérida, Yucatán. Atacaba a sus víctimas en parajes solitarios y les quitaba sus pertenencias; fue encarcelado y se suicidó en prisión.

El autor no se limita sólo a hacer un compendio de la información acerca de estos casos, sino que además retoma algunos momentos de la vida de los homicidas y los recrea. Destaca el dato de que la mayoría de las víctimas de los casos analizados en esta obra fueron mujeres que, por su condición, propiciaron que sus homicidios no se investigaran, o bien que el tiempo que requirieron para resolverse terminara siendo tardío. Otro dato relevante es que los casos descritos aquí demuestran que no fue gracias a las investigaciones ministeriales que se logró la detención de los homicidas, sino más bien a que algún tercero los delató por descuido o por azar. Dichos casos también evidencian que no siempre se trata de la muerte de tres personas o más, separada por un intervalo de tiempo de duración variable, como suele caracterizarse a las estrategias de los asesinos seriales, con lo cual queda abierta la posibilidad de pensar que sus acciones no han sido descubiertas, o al menos no en su totalidad, pero que se trata de actos de potenciales asesinos reiterativos.

La información que ofrece el autor en este libro da lugar a distintas interrogantes: ¿qué son los asesinos seriales? ¿Cómo son? ¿Por qué actúan como lo hacen? ¿Qué características biográficas o físicas poseen? ¿Nacen con esa tendencia o ésta es resultado del ambiente en el que han vivido, el cual sustenta su propensión a matar? ¿Qué los orilla a asesinar? ¿Es fácil detenerlos?

El lector, a través de las páginas de Asesinos seriales en México. Una mirada a su psique criminal, podrá encontrar respuestas a algunas de esas interrogantes, o al menos imaginarlas. Estoy seguro de que la lectura de esta obra contribuirá a entender el fenómeno de los asesinos seriales, el cual ha crecido con nuevos casos durante los años recientes.

Enhorabuena, Filiberto Cruz Monroy.

Rodolfo Félix Cárdenas
Ciudad de México, febrero de 2022