El arte de entender de Pablo Lascurain
14 de enero de 2022
Lo primero que he de elogiar de este libro es su sencillez. Pareciera que uno está platicando con un amigo de anécdotas de vida, situaciones familiares y aprendizajes mutuos. Esto nos permite avanzar de manera fluida en él, entresacando, casi sin darnos cuenta, el mensaje profundo que ofrece. Es probable que esta forma tan directa de comunicar sea una de las habilidades principales de Pablo Lascurain como emprendedor. No es de sorprender que al abordar los temas de este libro nos deje muy claro que no pretende darnos una receta, sino estrategias a seguir para llegar a un objetivo. Además, no pretende darnos la solución a todos nuestros problemas o ser un gurú de vida, simplemente nos ayuda a acercarnos a las preguntas correctas que nos harán reflexionar y llegar a nuestras propias conclusiones. Esta humildad con que se presenta a nosotros desde la introducción nos hace escucharlo con más atención.
Pero entonces, ¿entender qué? Creo que lo más importante que plantea es que debemos entendernos a nosotros mismos. Para eso, él nos ofrece un método paso a paso, sencillo y eficaz, para ir identificando aspectos de nosotros mismos que tal vez nunca nos hemos cuestionado o que no tenemos claro de dónde vienen.
Pablo nos lleva desde la comprensión del cerebro reptiliano y de nuestras emociones, hasta enfrentarnos a nuestros demonios, pero todo sin drama ni grandilocuencia. Mucho ayuda que él mismo se abre ante nosotros contándonos sus experiencias y se pone de ejemplo para entender cómo ir realizando esta disección de nuestro carácter y nuestro ser. De hecho, es precisamente la vulnerabilidad una de las características que más elogia y nos invita a ser valientes y abrazar esa vulnerabilidad para volver nos más fuertes.
Otro de los aspectos que me parecieron interesantes de su propuesta es que a emociones como el enojo o la tristeza les quita la carga negativa que suelen tener. Nos plantea que más bien hay que verlas como brújulas y entender que la emoción está ahí porque algo nos quiere decir. Por ejemplo, nos dice que el enojo suele significar que necesito poner límites. Pero, también nos recuerda que las emociones tienen distintos significados para cada persona, según su historia personal, familiar, circunstancias sociales y que dichas emociones están cargadas de relatos inconscientes que nos hemos creado a lo largo de nuestra vida. “Somos las historias que nos contamos y el personaje que decidimos interpretar en ese relato”.
Así que para entendernos primero tenemos que identificar las emociones a las que recurrimos con frecuencia.
Parte del camino que nos sugiere Pablo Lascurain implica entender que solemos tener expectativas poco realistas y que también estamos demasiado al pendiente de lo que los demás esperan de nosotros, lo cual se puede convertir en una prisión. ¿Y cómo liberarse? A través de la justa medida entre humildad y autoconfianza: “Conocer tus miedos y sus orígenes es el mayor acercamiento a entender y desarrollar tu propio proceso de creación de una mejor conciencia. Esta conciencia te llevará a utilizar positivamente tus miedos, en lugar de adoptarlos o rechazarlos”.
Todo esto suena muy bonito, pero también muy abstracto, ¿cierto? Por eso Pablo nos lleva de la mano y nos pone una serie de ejercicios para ir desmenuzando todos estos conceptos y para aplicarlos a nuestra experiencia. Esto nos permite definir nuestras prioridades, encontrar nuestra motivación, tomar mejores decisiones y de manera más rápida y evolucionar. Esto último es clave: evolucionar. “Evolucionar surge como consecuencia positiva de un equilibrio entre construcción y deconstrucción, implica perder el miedo a evitar el cambio y ser audaz a la hora de asumir riesgos”.
Una de las partes que me resultó más reveladora de todo el libro es cuando se habla de la felicidad y la congruencia. No podemos pretender que la felicidad es la misma para todas las personas, por eso Pablo nos invita a reflexionar qué es lo que nos hace felices, para que así podamos encontrar nuestras prioridades y el sentido que queremos darle a nuestra vida. Para esto nos da una gran pregunta: ¿Cómo medirías tu vida? Parece algo sencillo, pero en realidad tiene gran repercusión en todos los aspectos de nuestra vida. ¿Por el dinero que hiciste? ¿Por el legado que dejas? ¿Por las personas a las que influiste? No hay una sola respuesta válida y eso es lo maravilloso.
Para poder contestar esta y otras preguntas que Pablo nos plantea a lo largo de la obra, tenemos que identificar nuestros demonios: nuestros miedos, inseguridades, defectos. Pero no sólo identificarlos, sino entenderlos, llegar a la raíz y después aprender a convivir con ellos.
Después de eso, pareciera que ya todo es de bajada, ya sólo nos queda vivir en congruencia con nuestros valores, con nuestro propósito, dando prioridad a lo que nos hace felices y abrazando nuestros demonios. ¿Fácil? Claro que no. De nuevo, el autor nos ofrece una serie de herramientas para continuar en el camino. Y menciona otro aspecto que es vital para nosotros como seres humanos: encontrar un sentido de pertenencia, “sentir que estamos contribuyendo, y que nuestra aportación, ya sea a un equipo, una familia, una empresa o un proyecto, es relevante y notada”. Esta necesidad de pertenecer y conectar debe tomarse con sus debidas precauciones, ya que, si no hemos hecho todo el trabajo anterior, podemos caer en tratar de complacer a los demás, traicionando nuestros principios y olvidando nuestras prioridades.
Al final, Pablo nos recuerda que aunque hayamos recorrido el camino que él nos sugiere, tendremos que estar siempre abiertos al cambio, a redefinirnos y evolucionar nuevamente, porque difícilmente somos los mismos en todas las etapas de nuestra vida. El cambio es lo que nos define y, por lo tanto, nuestra felicidad también será cambiante. Pero si recordamos que la base de todo está en entendernos a nosotros mismos, en ser vulnerables y congruentes, siempre podremos encontrar nuestro camino a la felicidad. +